Diario de verano: La madre aburrida que comía pipas

El pasado domingo por la tarde me bajé a la playa, cuando empezaba a caer el sol, a leer un rato tranquila con el rumor del mar de fondo. Tengo  al lado de casa una  playita, suficiente para darse un baño y relajarse un poco, al ser pequeña no tienes esa sensación de mogollón que sí se da en las grandes.

Había una mujer, comiendo pipas. Tirando las cáscaras a la arena. Sentada, a la sombra, con muchos cachivaches a su alrededor. Toallas, una nevera, una sombrilla y aparejos varios de niños: gafas, palas, tabla...

La mujer comía pipas mirando al infinito, las cáscaras de las pipas a la arena. El montoncito se iba formado entre sus piernas. Cerca jugaban dos niños, un chico y una chica. Sus hijos. Jugaban al balón, pero estaban aburridos, tan aburridos como su madre que de vez en cuando les gritaba, no hagáis esto...no hagáis aquello...no levantar arena con los pies...Aunque la niña no hacía caso y cada vez que pasaba por mi lado mi toalla se tragaba un poco de la arena que ella salpicaba. La madre seguía con sus pipas. Era domingo por la tarde. La señora estaba allí aburrida, muy aburrida. Destilaba un hastío espeso de vida, de hijos, de domingo, de playa, de pipas.
Luego irá a casa y le tocará hacer la cena, pensé. Seguro que unos filetes de lomo a la plancha, o un huevo frito. Dos platos que son el colmo del aburrimiento estival. La playa muchas veces huele a lomo.
Me agobiaba la vida desconocida de esa mujer. Me estaban agobiando sus hijos y me estaban agobiando esas cáscaras de pipas tiradas en la arena. La gente es muy cochina. Aburrida y maleducada.

Yo había ido a la playa a leer y a relajarme. Así que me levanté y me fui a casa. Saqué una tumbona, me puse a la sombra, disfrute de mi libro y cuando se metió el sol me fui a correr. Estiré en la playita, allí estaban las cáscaras  de la madre aburrida. Supongo que le dolerían los labios y la lengua de comer tanta pipa, espero que le escociesen tanto como me escocía a mí su basura.

Donde no hay Varón manda Ana Mato

Mientras Mariano nos niega la mayor y en las teles que le chupan el final de su nombre, convencen a sus acólitos de que ha sido engañado por un tal Bárcenas (solo les falta decir: pero si con esa cara de tonto-mutonto que tiene Mariano cómo va a haber sido capaz de trincar sin parar ) los españoles estamos de vacaciones, (merecidas unos y obligadas otros: los vagos parados que nos jodan), en este tiempo de relax y calor la ministra Mato, yo creía que esta señora ya no era ministra...pero resulta que sigue siendo mandando en nuestra salud, y ella por nuestra salud, MA-TO, o sea que se la suda en lenguaje soez y barriobajero de patio de congreso de diputados, saca la patita de debajo del altar y dice que las mujeres solteras y las lesbianas no pueden acogerse a la reproducción asistida pública y gratuita, en las clínicas privadas podemos hacer lo que queramos: desde abortar hasta engendrar, pero pagandillo que es gerundillo.
Y dice la señora, digo la tipa esta, que es porque es necesario recortar ¿?¿?¿? y yo le contestó: que se meta la moral de pacotilla, la suya, la de corrupta, la de divorciada que solo reniega de su marido en ocasiones en las que la imputación la sobrevuela, la de pija estúpida y católica de misa de domingo, por donde le queda, o por el ya nombrado final del nombre del presidente del gobierno, pero que no insulte más nuestra inteligencia. Que si es por recortar, meta usted en el saco a los HETEROSEXUALES, incluidos los que tienen un matrimonio de cara a la galería y luego se lo pasan pipa en las saunas de Chueca, en los locales de intercambio y en conventos varios repartidos por la geografía ibérica. Vamos que sí, que para recortar, para que la FAMILIA DE COLÓN Y ROUCO, no sufra más.

Sinceramente, una servidora, tiene la duda razonable de si la reproducción asistida debería, en su totalidad parejil, formar parte de la Sanidad Pública (léase la reflexión de Bettie). No lo tengo claro. Lo que sí tengo claro es que si sacamos de la norma a las mujeres, hacemos lo mismo con las parejas heteros. Si no hay, no hay para NADIE.

La paradoja es que al final las MUJERES, tenemos que parir y tener hijos, cuando NO lo deseamos (Ley del aborto Gallaradoniana) y tenemos que jodernos y no tenerlos cuando SÍ los queremos (Ana Mato dixit)

Y todavía ¿no hemos explotado?, pues lo malo no es que no lo hayamos hecho ya, lo malo es que cuando lo hagamos, va a ser tanta la carga, la presión y el odio que llevamos dentro, que lo vamos a volver a hacer de la PEOR MANERA que sabemos.

Diario de verano: La vida sin hijos también es maravillosa

Hoy, a mis 40, adoro el verano.
Ahora mismo  escribo desde la terraza de la casa de la playa de mis suegros. Una casa construida allá por los 60, nada moderno ni espectacular, pero sí lo suficientemente espaciosa y agradable; el mar está a 100 metros y está en un pueblo de mar, sin bloques de hormigón, con panadero que pasa por la calle, con cine de verano de asientos super incómodos, un lugar tranquilo, sobre todo a estas horas, y aquí y ahora, que estoy pasando tres días sola en la casa (mi novio viene después de currar), me siento feliz, relajada, reconfortada conmigo misma. No tengo más obligación que mi propio antojo de pasarlo bien, de estar a gusto. Nadie depende de mí y en estos momentos reflexiono sobre el hecho de no haber sido madre y llamadme egoísta, pero me siento encantada de no tener chiquillos a mi cargo, de no tener que estar pendiente de sus necesidades a cambio de dejar de lado las mías, me encanta no tener que ir a la playa por obligación a rebozarme en la arena, a bañarme porque ellos lo quieran, a salir del agua cuando ellos se aburran, a pensar en qué comemos, qué cenamos, qué dejo de hacer...De verdad, me siento genial tal y como estoy.
 
El sábado la madre de una amiga me preguntaba mirándome la barriga cuando iba a tener hijos y cuando respondí un suavizado no (no suelo responder con un no rotundo, supongo que por qué no soy persona de cerrar ninguna puerta herméticamente), un "no creo que los tenga ya" me miraron con pena. Me dijeron ese cómo que no...que sí, que hay tenerlos. Y yo segura de mi misma, no, no creo que haya tenerlos, no me apasionan los niños, me canso enseguida de ellos, no tengo paciencia y sería una madre demasiado gritona. No me apetece levantarme de la cama y tener esa obligación. No me apetece nada sufrir, no, no tengo ganas de pensar si estarán bien, si serán felices, si serán además buenas personas. No me apetece en absoluto tener que enfrentarme a otros padres, a otros modos de educar, a otras modas. No me gusta como se está educando, en general, a los niños actualmente y para evitarme toso ese estress prefiero no tenerlos. Sí, que mis hijos serían mios lo tengo claro, pero al final, los niños conviven con otros niños y a ti no te quedas más remedio que convivir por ellos.
 
Solo hay una razón por la que me da penita no tener hijos, por mis padres, porque a ellos si les gustan, porque yo se que en su plan de vida seguramente alguna vez se imaginaron abuelos. Pensar en ellos es lo único que hace que se me encoja el corazón por no ser madre.


Ridículo en el gimnasio

Está la actualidad tan revuelta, en plan vomito asqueroso, aliento pestilente, olor a meado de bar, pies con uñas negruzcas y pelotillas, mocos colganderos...(esto es lo que mi mente evoca cada vez que Carlos Flor y ano, Cospinochedal, Rajoyman me hablan desde la pantalla de plasma) que hoy voy a ser generosa, pasar de ellos, porque me importa CERO lo que digan mientras sigan queriendo llamarme GILIPOLLAS (si me dicen gilipollas usaré el argumento político con olor a queso podrido: Y TÚ MÁS), y voy a escribir algo divertente.
 
O eso espero.
 
Una noche de verano la pasamos en una terracita de Perripueblo, cosa rara porque en Perripueblo el verano suele ser fresco...bueno pues estábamos en una terracita y nos dio por contar momentos de vergüenza personal, momentos ridículos que habíamos vivido y ya de paso echarnos unas risas entre todos.
 
El mío se titula: GIMNASIA A TOPE.
 
En viviendo en Madrid me apunté a un gimnasio que pusieron cerquita de casa. Era un gimnasio de esos grandes, chulis con DETODO, cristaleras enormes, teles delante de las cintas de correr, sala de multi actividades: pilates, bodypump, aerobic, pimpampumjump, petecan pump, grasasoutdoorya...en fin, que hacían de tó. Y todo incluido en la cuota. Que era cara.
 
Yo en el gimnasio
Yo en el gimnasio, como un pulpo en un garaje. De verdad, no es mi sitio. No lo es.
Me siento rara, perdida, troll...me siento Troll,  sí, los de moco colgando y persigue gnomos.


Hay chicas, mujeres, que están en el gimnasio y van perfectas. Estiradas, limpias, peinadas, maquilladas, guapas, rubiasdebote, siliconTeta... están en su entorno natural. Algunas incluso se permiten el lujo de apuntarse al Gimnasio para ligar!! ¡y oye! que es que encima ligan. En el baño hay tías que se duchan, se echan cremas de esas que huelen fenomenal, se secan el pelo y salen perfectas y con un glamour que para qué. Que les ves poniéndose la braga y parece que están rodando un anuncio de Gimnasios Lapava, recupera tu yo.

Yo en las duchas/aseo del  gimnasio soy de todo menos mujer. Soy pato mareado: o me dejo la toalla de cuerpo fuera, o me dejo la de la cabeza y salgo con la melena chorreando y calándome entera, o me resbalo con las chanclas, o al final piso el suelo mojado con los calcetines puestos. Soy belleza  del paleolítico medio: me seco el pelo y parezco Georgie Dann disfrazado del  Puma. Y desde luego ni me doy cremas, ni me pongo ropa interior de encaje, ni me quedo allí sentada hablando por mi IPhone. No, yo allí me siento Paco Martínez Soria en Madrid.



Georgie Dann
El Puma
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Pues aún siendo una tortura para mí este mundo deportivoCool, me apunté al  gimnasio porque algo había que hacer con el cuerpín. Aunque luego iba y solo usaba la cinta andadora, vamos que pagaba 50 euros al mes para irme a ¡andar!,  ¡¡encima de una cinta!!....¡Eh! pero veía la tele mientras, sin sonido y Telemadrid, pero la veía.
 
Una amiga me animaba a que entrase en las clases colectivas, pero yo sabiendo que soy muy negada para el tema "baile" en todas sus versiones, incluida la deportiva, me negaba. Un día me lancé a entrar a aerobic, con ella, y en fin al minuto y medio ya tenía una pierna encima de la cabeza, el culo en el hombro, la nariz en el tobillo, los brazos en las rodillas....quiero decir, que en esa clase no me enteré de nada. Creo que incluso los buenos días los días los dí a destiempo.
 
Yo, con bigote.

 
Otro día me fui a spining (a estas alturas de mi vida recuerdo que yo, en la actualidad,  llevo más de 2 años practicando spining), mi segundo intento*, y el monitor se cebó tanto conmigo, sin explicarme nada más que VENGA QUE HAY QUE MOVER EL TRASERO, que acabé hasta los cojones  del spining. Vamos que me resultó una tortura chinaJaponesaTailandesaNormandaPeruanaRusa.
 
Y es que señores de los gimnasios hinchados clembuterolizados, el primer día de gimnasio no es CHULO, ni GUAY, ni DIVERTIDO, es duro, es complejo, es sudor y lágrimas. Es el punto de inflexión entre NO VUELVO en mi vida o PUEDO CONSEGUIRLO. Pero si el primer día que uno va al gimnasio le sacan los higadillos...o eres Clembuteronil Martínez (y quieres músculo al precio que sea) o no vuelves. ¿Pagar para pasarlo mal? Ni hablar. De ahí, al bar de la esquina a tomar cerveza y re-autoafirmarte en que el deporte no es sano no va nada. Téngalo en cuen.
 
Total que viendo que a mi el esfuerzo físico me sentaba fatal, que la cinta andadora me mareaba (porque además yo allí no corría, andaba), que nadie me explicaba la sala de musculación (esto seguro que era a causa de mi estilo chica-pato, porque las chicas-tetabomba, siempre tenían a alguien explicándoles todo, aunque ellas sabían muy bien cómo funcionaba aquello) y que el aerobic me causaba locura transitoria aguda y ridiculitis A, decidí probar el Pilates.
 
Primero lo pensaba en casa:
Voy a ir.
Luego lo pensaba en el trabajo:
Hoy voy a pilates.
Luego lo pensaba en la calle:
Tengo que ir a pilates.
 
Y un día, miré mi horario de gimnasio y ví que la clase empezaba en 20 minutillos así que rauda y veloz me fui. Eran las 2 de la tarde, supuse que no iba a haber muchas personas, cosa que me gusta porque entre multitudes me siento incómoda.
Llegué y como la sala era toda acristalada vi que la gente ya estaba tumbada en el suelo con sus colchonetas empezando a estirar...
- ¡¡vaya para un día que me decido al final llego tarde!! pues nada ya que me he lanzado entro en clase.
 
Entré, fui corriendo a coger  mi colchoneta, busqué un sitio discreto, me tiré al suelo y estiré lo que mandaba el monitor, que fue algo así como:
-  Venga ahora estiramos los gemelos...muy bien. ¡Hemos terminado!
 
¿¿Ya?? pues si que es sencillo esto del pilates, ¡¡¡yujuuuu!!! y de verdad ¿esto da resultado?? que fuerte, ¿no?]
 
Vale. Me quedé sentada en la colchoneta mirando al monitor con cara de hámster abandonado y le dije...
- ¿Ya se ha acabado?
-  ¿a qué clase vienes?
- Pilates
- Esto es la clase anterior, aerobic, pilates empieza ahora.
 
Miró a la cristalera y allí había un  montón de gente mirándome, riendo y esperando a la próxima clase. Había llegado pronto, tan pronto que me colé en los estiramientos de la clase anterior.
Pero pensad, estáis en clase, acabando, y de repente entra una loca, yo, va corriendo a coger una colchoneta, se busca un sitio, se tira al suelo y se pone a estirar, hace un estiramiento y... ¡¡se acabó la clase!!...¡¡RI DÍ CU LO!!
 
Me quería morir, en serio. Me quedé allí tirada en el suelo. No me moví. Luego hice la clase de pilates y cómo se ve que no había tenido suficiente bochorno según salí, ví que estaban empezando spining (*esto fue antes de lo que os he contado antes), y pensé...pues ya que estoy, voy a hacer spining. Pero amigos....spining conlleva ponerte la bici a tu medida, y yo de eso ni idea tenía, pero al subirme a la bici y ver que no me llegaban los pies a los pedales, pues me bajé y empecé a darle a una manivela. Tanto que el sillín acabó en el suelo ¡¡!!, el señor de la bici de al lado se bajó de la suya para ayudarme y yo allí dando el follón en medio de la música y los gritos del profesor. Al final apareció una monitora del gimnasio, a la que expliqué que era mi primera vez de spining y terminó echándome la bronca porque el primer día hay que ir con tiempo a la clase para que te enteres un poco de como va la cosa. Me colocó el sillín, pero para entonces a mí se me habían pasado las ganas de montar en bici, así que me fui cabizbaja a mi cinta andadora...a hacer penitencia por mi ridículo continuado. La monitora vino a hablar conmigo y tranquilizarme, en plan "no te preocupes que todos hemos hecho el ridículo alguna vez" y  yo no paraba de decirle que esa era mi último día de gimnasio.
 
Ahora voy a un  gimnasio muy pequeño, en el que no me ducho, pero donde desde el primer día me dijeron que fuera poquito a poco, cada día un poco más, en el que me explicaron la bici: ese complejo aparato movilizador de michelines, y en el que las mujeres que vamos somos normales, no vamos moviendo pelo al mismo tiempo que hacemos caída de ojos, llevamos camisetas de publicidad y mallas de decathlon. Voy, hago la clase, me echo unas risas y los jueves tomamos café con tarta casera. Y me he dejado de tanta tontería de gimnasios chachis que a mí me sientan muy mal.

El móvil de Rajoy y mis dotes como pitonisa.

Es curioso, en marzo o abril, en el taller de narrativa nos pusieron un  ejercicio de escritura que consistía en que debíamos escribir un relato partiendo de la premisa de que nos habíamos encontrado el móvil de una persona famosa.
Al final, teníamos que contarle a alguien nuestro hallazgo, usando sólo los caracteres para escribir 1 sms. O sea en 120 caracteres, si no me equivoco.

Os dejo lo que yo escribí. Jamás me hubiese atrevido a publicar esta tontería que se me ocurrió, porque me da cierta vergüenza, pero es que....con todo lo que está saliendo ahora en la prensa, con la actualidad como está...ayer casi me muero de la risa pensando: ESO YA LO IMAGINÉ YO.

Os dejo el relato, sin correcciones. Está en bruto.


Iphone 5, te cambiará la vida

Los domingos por la mañana suelo levantarme temprano y salir a correr. Es el único día de la semana en el que me gusta hacer algo de deporte, sin las prisas de cenas, duchas, lavadoras y demás menesteres domésticos. Voy  al Retiro porque cuando termino me siento a desayunar en el kiosco que está a un lado del estanque mientras leo mi lista  de blogs y comento los más interesantes, todo a través de mi móvil.

 

 Este domingo, durante la carrera, me encontré un móvil. Un Iphone 5. Nuevo.  Estaba encendido, sin embargo tuve la seguridad de que no me lo quedaría porque recordé el mal rato que pasé  una  noche del pasado verano en la que perdí mi móvil y lo agradecida que estuve al chico que lo encontró y me lo devolvió.

Decidí  llamar a alguien de la lista de contactos para informarle de que me había encontrado ese Iphone y de que deseaba devolvérselo a su dueño.

            Me trajeron mi chocolate con porras, la verdad es que la carrera de los domingos era gratuita, lo que quemaba corriendo lo ganaba con el desayuno, e inmediatamente me puse a trastear el móvil. Llevaba el típico salvapantallas de un paisaje ideal, un mar enfurecido bajo un cielo azul perfecto, siempre he pensado que esas vistas son tan de photoshop como la cara de Kate Moss en el Vogue. Instintivamente y como con mi smartphone siempre estoy con el guasap, busqué la aplicación, todos los nombres me resultaban tan familiares como si ese fuera mi propio móvil:   PPMaría Dolores, PPRuiz Gallardón, PPFederico Trillo, PPR. Rato, PPE. Aguirre, PPJosé María A., PPSoraya, Bertín Osborne, PPWertiño, el comando G y en primer lugar Artur. La verdad es que ahora que lo pienso el móvil podría haber sido de cualquier político, pero en aquel momento, desde el principio, tuve claro que pertenecía a alguien del Partido Popular. La persona con la que más hablaba el dueño de aquel Smartphone era Artur, ¿sería Artur Mas?, miré sus conversaciones, eran tan subiditas de tono que me ruboricé llegando a tener  la sensación de estar espiando tras una cortina, sentí que me había colado en plena intimidad de una pareja y me dio apuro. Pero… es que Artur, ¿Mas?, y alguien del PP en aquel tono tan pornográfico… me resultó de los más novelesco. Dejé el tórrido intercambio de mensajes para ojear el chat con PPSoraya intuyendo que el móvil sería de alguna mujer importante del partido popular a tenor de su lista de conversaciones picantes, si fuera Ana Botella, ¡menudo escándalo!, pensé deleitándome. Casi me tiro la taza de chocolate encima cuando leí el mensaje almacenado de PPSoraya:

- Mariano, atiéndeme, estamos acorralados, pero la consigna sigue siendo negar la mayor. No nos da tiempo a preparar ninguna réplica ni argumentación falsa,  cuando llegues a España te estarán esperando muchos periodistas en el aeropuerto, e incluso en la sede del partido. No digas nada. Mantente en silencio, o diles alguna respuesta tipo: No me consta. Nada comprometido. No sabemos cuánto saben del asunto pero es posible que entre hoy y mañana podamos taparlo todo y echarle la culpa al SOE.

¿MARIANO?, volví al guasap de Artur, por si aquellos mensajes tan cargados de morbo hubieran sido una alucinación mía, no, no lo era. ¡Mariano tenía un amante que se llamaba Artur! Empecé a temblar, apenas podía respirar, en mis manos tenía la prueba que podía hundir al presidente de España mucho más rápido que toda la corrupción del mundo.

Esas conversaciones obscenas eran mucho más infalibles para acabar con un gobierno de recortes y de imposiciones que todas las falsas promesas y corruptelas, incluido el explícito mensaje de Soraya, esos mensajes eran un arma de destrucción y los tenía yo.

Miré las fotos, con la esperanza de encontrar algo más y lo hallé,  entonces pensé que aquel Mariano al que Soraya le decía que negara la mayor era más tonto de lo que creíamos, allí, en su maldito móvil, tenía guardadas fotos más que  comprometedoras con un hombre, quizá llamado Artur, pero que no era Artur Mas, fotos realmente escandalosas en las que aparecía él solo, con Artur, supongo,  y con otros hombres.

Desde luego se lo pasaba bien Mariano, me reí, viendo aquello pensé que era imposible que pensara con claridad con tal cantidad de sangre concentrándose en el mismo lugar de su cuerpo. Si entregaba aquellas fotos la batalla estaría ganada, con las peores armas: las de  la vileza humana y el chantaje, pero ¿acaso el fin no justifica los medios? Tenía la certeza de que nunca se publicarían si bien eso sería lo de menos porque Mariano quedaría descalificado totalmente y además en aquel móvil había conversaciones muy jugosas y clarividentes con otros miembros del partido, era una mina lo que tenía en mis manos, era una verdadera bomba.

Entonces sonó el móvil.

Contesté a duras penas,  estaba tan agitada que hasta me tembló la voz,  logré disimular diciendo que fue precisamente el  sonido de la llamada el que me había alertado de que estaba caído en el camino. Cortésmente me rogaron que fuese tan amable de depositar el móvil en la recepción del Hotel Palace donde ya estaban avisados de que lo llevaría.  Apelaron a mi, seguro, carácter digno e intachable, sin vacilación dije que no se preocupasen por nada, que su teléfono estaba en las mejores manos. Me agradecieron el gesto y confiando en mi palabra y en mi compromiso se despidieron.

Durante el desayuno me dediqué a borrar aquellas fotos comprometedoras, eliminé el historial del chat con Artur  e incluso el contacto de la lista. Limpié el Iphone de todo lo privado, pero dejé las conversaciones políticas, los mensajes con Soraya, los insultos con Esperanza, los tejemanejes con el grupo de Francisco, Luis y Eduardo Z a los que tenía como el Comando G. Terminé de desayunar, me fui a casa, me duché y mandé un guasap a mi director:

PARA LAS ROTATIVAS DE LA EDICIÓN DE MAÑANA, ME HE ENCONTRADO EL MÓVIL DE RAJOY Y TENGO TODAS LAS PRUEBAS DE QUE ESTAN METIDOS DE LLENO EN LO DE BÁRCENAS.

Me gusta: EL PAN

Me encanta el pan.
Comer pan recién hecho es uno de esos pequeños placeres, al alcance de casi todos, al que apenas damos importancia. Hasta que lo estamos saboreando. O...hasta cuando hace mucho que no lo saboreamos.

Me encanta el pan.
Es una de mis golosinas preferidas y si por mi fuera me alimentaría a base de este compuesto de harina, sal, levadura y agua.

El pan además de sabor, tiene olor. El olor a pan recién hecho es incomparable. Tengo la suerte de tener una panadería, de esas en la que hacen pan rico, rico,  debajo de mi casa. En ocasiones el olor a pan se cuela y me dan ganas de gritar de felicidad. ¿Es un orgasmo? Sí, es un orgasmo.

Todas las mañanas desayuno un bollito de pan recién hecho. Muchos días recién sacado del horno. Mi chico con aceite y sal y yo con mantequilla y mermelada, veces con tomate, de la huerta, que  me pilla muy a mano, y aceite de la tierra. La verdad es que mis desayunos son una explosión de sabor murciano.

Una de las mejores cosas que tiene esta fea ciudad en la que vivo son sus panaderías.
 Yo soy de pueblo, de pueblo pequeño. De un pueblo en el que hace años daba gusto comprar pan. Hacían unas tortas que ahora hacen las delicias de nuestras mentes cuando nos da por recordar nuestra infancia. Nadie en mi pueblo se ha quedado sin merendar esas tortas. A mi me encantaban con chorizo pamplonica. Estaban superdeliciosas con pralin o nocilla. Mejor pralin.  Lamentablemente en mi pueblo, ahora, el pan no vale nada. Es malo. No se lo curran. Es mucho mejor comprarte una baguette precocida que el pan de allí y me da una pena enorme que se haya perdido esa esencia panadera.

Me encanta el pan.
Sobre todo me pierde el pan sobado. De miga compacta muy blanca y corteza dura, aunque poco cocida.

Prefiero el pan poco cocido, blanquito.
Si empiezo una barra de pan seguramente me la terminaré de una tacada. Como me conozco suelo guardar el pan, tengo para ello una cestita de mimbre y una bolsita de tela, aunque si paso por la cocina y miro la cesta, casi como sin querer que yo misma me entere de lo que hago, le doy  un pellizquillo al pan. Y luego otro, y otro. Y me marcho. Y al rato vuelvo y ataco de nuevo.

El pan es adictivo.

Esas panaderías en las que tienen mil tipos de pan me chiflan, aunque me pongo muy nerviosa ante tanta variedad, porque desearía probarlo todo y eso es imposible.
Tienen un atractivo especial las panaderías antiguas, las añejas, las que se ve que están ahí de toda la vida. Las de mostrador de pan de  mármol. Las de armarios de madera repletos de pan de diferentes texturas y tamaños.

Hoy iba por la calle y he pasado por una panadería, desde fuera he visto unos panecillos blancos, blancos y he pasado de largo para terminar dándome la vuelta y comprando media docena. Luego los he congelado, para tenerlos en esas ocasiones en las que me falte. Aunque antes he pellizcado uno de ellos.

Cuando nos vamos a perripueblo nos gusta el viaje de ida porque nos comemos un bocata de jamón, o de salchichón, que nos llevamos hecho de casa, con una bollo de nuestra panadería de abajo. Yo devoro el bocadillo, no tardo nada en comérmelo y siempre me quedo con ganas de más. A la vuelta nos lo hacemos con torta de aceite de perripueblo, el único pan que aún merece la pena, y de nuevo el viaje tiene esa magia que le da la hora de comer el bocata. 

Si visitamos algún pueblo buscamos la panadería y compramos pan. Este año hemos decidido irnos 3 días a los Pirineos y ya estoy deseando ir en busca de la panadería para hacer unos buenos bocadillos y echarnos a andar por la naturaleza.
Pan de pueblo y naturaleza, con eso tendré unas vacaciones más que maravillosas.
 
Me encanta el pan.
Cuando era niña me tocaba ir a comprarlo y era raro el día en el que la barra llegaba entera a casa. Me atrevería a decir que la mayor parte de las personas que íbamos con pan por las calles de perripueblo, lo llevábamos pellizcado.


Me encanta el pan.
 Para acompañar platos, me gusta mucho solo, me chifla para bocadillos. Me gusta comerlo en cualquier momento. Unos huevos fritos untados con buen pan es una manjar. 
Adoro esos restaurantes en los que te ponen panecillos riquísimos antes de servirte la comida. Suelo comerme uno antes de empezar a comer. No lo puedo, ni lo quiero evitar.

Investigar, conocer el pan. Disfrutar de los diferentes tipos de pan. Hacer pan. Valorar a esos panaderos que se lo curran mucho, que hacen panes deliciosos, es una obligación.
Disfrutar del pan es un derecho.
 


Viva el PAN


Via www.lacanasta.es



Foto de Camila Román



 
Vía Lazyblog





 
 
 
 
 
 
Via www.lacanasta.es







Via www.lacanasta.es


 

Foto de José Hidalgo


 

Vía La cocina de Lechuza






 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
Vía Mis recetas favoritas


 

 

Erupción playera: entre 13TV y el ABC

En verano paso parte de mis vacaciones en un ambiente un poco hostil. Es lo que tiene que la casa de la playa sea de tus suegros y que a ellos les guste ir allí.
No tengo nada en contra de los padres de mi chico, que me tratan de maravilla y me quieren a partes iguales. Pero como en todas las familias, incluida la mía, los roces o los ambientes hostiles a veces surgen. Y yo, siendo como soy alguien que erupciona con facilidad pues no disfruto.
 
De entrada diré que si me voy a la playa los findes es, básicamente, porque no tengo posibilidad de hacer otra cosa. Y allí pues disfruto de las vistas...a primera hora, porque a partir de las 12 del mediodía a mi la playa me parece el lugar más inapetecible del mundo. Gente, gente, niños gritando, calor, arena pegada al cuerpo y alguna medusa que hace que tu baño sea una experiencia desagradable, logran espantarme y desear estar en la piscina de mi pueblo. Eso si que es calidad de vida. (La foto del blog es la piscina de perripueblo)
 
A lo que iba, al ambiente hostil. Mi suegra no oye bien. Bueno, están entre que no oyen bien y que no sabe poner el volumen de la tele. Lo sube tanto del mando del TDT que satura de mala manera, se oye a tope y fatal. TORTURA.
Este año, además, como viene el verano fresquito, o sea MARAVILLOSO DEL VERBO ¡ESTO ES UNA MARAVILLA DE VERANO EN MURCIA!, pues ¡tienen frío!, si a esto le añadimos que les molesta la luz para ver la tele, obtenemos un salón de una casa de veraneo, (en la que su principal encanto reside en la luz, puertas abiertas y brisa marina recorriéndola),  cerrado, oscuro, con olor rancio y calor acumulado. El viernes creí que me iba a dar algo. Sobre todo, porque mi suegra tenía puesto a tope 13 TV. ¡¡¡Y YO NO LO PUEDO SOPORTAR!!!!
 
Me indigno, erupciono, me pongo mala con esos periodistas y ese periodismo indigno hasta la médula.
 
En el baño me encuentro con La Verdad, diario local, y el ABC, que te lo dan de regalo...jajajajaja...Siempre me ha parecido cutre eso de "este periódico de regalo" porque, a mi personalmente, me causa una sensación de eso, de cutre. Pero lo cierto es que lo regalan y la gente lo lee, y ya, ¡zas! a decir tonterías.
 
Por ponerme a prueba, y por castigarme un poco, parece que estoy muy contenta está mañana voy a cabrearme un poco, lo cojo y leo algo al azar. Un artículo de opinión en el que hablaba un tipo sobre los abucheos a la Reina Sofía en el Auditorio Nacional. Y decía:
                           
                             Un pueblo que no respeta a las instituciones, no se respeta a sí mismo.
 
 Y dejé de leer.
 
Porque sólo con esa frase de mierda, ya me cabreó el ABC hasta el siglo XXX.
 
 
Un pueblo que no respeta a una monarquía corrupta, decadente, que le está dejando a la altura de la mierda, que le está robando en su propia cara, que se está riendo de él sin tapujos, que no es capaz de hacer autocrítica, resulta ¿qué es un pueblo que no se respeta a sí mismo?
 
Pues miren, yo les digo lo que he dicho siempre a estos gilipollas (es mi blog, insulto si me da la gana...coño) que dicen que ¡ojala volviera Franco! Que sí, que ójala volviera Franco, Jose Antonio y sus putas madres, pero para gobernar y mandar SÓLO  a aquellos que quieren que vuelvan. Solo a ellos.
 
Pues en este caso, lo mismo. Que al que le guste que le traten como a un imbécil integral, el que crea que alguien en este maldito mundo tiene más derechos que los demás por haber nacido en una familia "tal", quién trague con lo que sea porque es un lameculos de aquinotemenees, que lo haga. Porque para mí, lo indigno es algo muy diferente. Y si yo tengo que abuchear a mi propio padre, porque mi padre es presidente de un banco y es un ladrón hijo de la gran puta, lo haré. Y si el Rey y la Reina y toda su absurda, corrupta y chupoptera familia se ríen en mi cara, yo les grito, les abucheo y lo que haga falta. Y si el ministro Wert sigue demostrándome que es un déspota, un clasista y además un imbécil integral, se merece que yo, premio extraodinario de bachillerato le niegue el saludo y así hasta el infinito y con todas las instituciones de todos los colores. (Pero resulta que ahora, y no es partidismo, el PP (institución gobierno) y la monarquía tienen los cojones pillados por TODAS PARTES).
 
Ustedes, los lameculos, cómprense vaselina de la buena, porque parece que la sodomización, les mola.
 
Y claro, al final opté por volvernos ayer sábado tarde de la playa, porque ya veía yo que estaba empezando a agobiarme y de qué manera.
 
No se cómo componérmelas para compaginar: mi familia, su familia, escaso poder adquisitivo, verano, amigos que van a la playa, calor sofocante murciano (que llegará)...
 

Nota FINAL. (Mi chico no lee nunca mi blog....pues ahora va, se levanta y me dice: ¿qué escribes? y yo, jander....¡a que me manda pa perripueblo!...ainsss, menos mal que no ha pasado de la primera línea y que no me toma muy en serio. Seguid su postura y vosotros tampoco me toméis muy en serio)

Perrilecturas: LAS VOCES DEL PAMANO

Un maestro y su esposa llegan a un pueblo perdido en el pirineo catalán. Acaba de terminar la guerra civil y los dos bandos, vencedores y vencidos, tienen que convivir, si es que se puede usar la palabra vivir para describir el período de postguerra. Sin darle tiempo a decir "esta boca es mía", el alcalde, falangista, decide que el maestro está de su lado y junto a él vivirá situaciones comprometidas, desagradables, horribles que llevarán al maestro a ser odiado por muchos vecinos y despreciado por su propia mujer.
En medio de todo esto, otra mujer. Elisenda Villabrú. Rica, bella, poderosa, falangista, hipócrita, beata y puta.
 
Años después, ya en una época en la que existe Ikea, otra maestra, descubre unas cartas que el maestro dejó escondidas tras la pizarra de su clase. Allí él cuenta cómo fueron aquellos años que vivió entre el miedo y la cobardía.
 
Y unas cuantas intrigas más.
 
 
 
 
Esto es lo que ofrece Jaume Cabré en su novela LAS VOCES DEL PAMANO.
Un libro al que tenía muchas ganas desde que leí su Yo confieso y que no me ha decepcionado en ningún sentido.
 
El estilo es Cabré cien por cien, aunque un poco más suave que en Yo confieso. Pensamientos, diálogos, acciones, épocas, momentos se superponen sin avisar. No hay linealidad ninguna, sin embargo no es complicado seguir la trama. No hay ninguna dificultad para saber en qué momento y en qué personaje estamos. El hilo conductor del libro son las reflexiones, las explicaciones, la historia que narra  el maestro y que nos llega a través de esas cartas que escribió (nadie huya, Cabré no utiliza el estilo directo para mostrarnos las cartas. No hay comillas, interlineado, cursiva y carta al canto. Cabré lo introduce en la narración sin más, como una reflexión más y de esa manera el maestro cobra vida de nuevo. No leemos sus cartas sino que escuchamos sus pensamientos). Pero no sólo es el maestro quién nos cuenta esta novela. Todos los personajes hablan, todos tienen voz, todos cuentan parte de la historia y con las perspectivas de unos y otros somos nosotros los que vamos añadiendo datos a  esta historia de amor, dolor, guerra, ambición y sobre todo de cobardías personales que al final una no sabe si son tales o si en el fondo estamos ante valentías extremas. 
 
No se trata de recomponer la historia a través de los diferentes puntos de vista, la historia la podríamos comprender perfectamente sólo con lo que cuenta el maestro, Oriol. Se trata más bien de saber más cosas, de añadir circunstancias, sentimientos, motivos...Las voces del Pamano no es una reconstrucción de unos hechos, es como ese bote lleno de piedras que ya de por sí está lleno, pero al que se le puede seguir echando piedras más pequeñas, arena, agua para llenarlo de verdad. Para tapar todos los huecos, para no dejar nada de espacio vacío.
 
Está claro a mí me he encantado. Me gusta Jaume Cabré. Lo tengo más que claro.  
 
 
El libro original está escrito en catalán. Lo digo porque supongo que merecerá mucho la pena leerlo en su lengua y quien pueda, debe.  

Como curiosidad contar que existe también la miniserie de esta novela, justamente la han emitido en TVE mientras yo me estaba leyendo el libro. Creo que también la veré.



Mi verano de prácticas en la radio.

Es época de becarios y esto, en la radio, se nota un montón.
De repente empezamos a convivir con voces diferentes, titubeantes e inseguras. Me recuerdan casi siempre al momento ese de cambio de la voz, ese paso de la pubertad a la adolescencia se refleja perfectamente en la voz de los becarios.
Yo se que tienen que aprender y que nadie nace hablando bien por la radio...o sí. Hay becarios que da pena escucharlos, yo he llegado  a quitar la radio en alguna ocasión porque no podía soportar escuchar a alguien que no sabe leer. Son los nervios, me diréis.
Pues los nervios se controlan. Haces lo que sea, lo que haga falta, te lees tu noticia mil veces, lees en público en tu barrio, en tu comunidad de vecinos, con tus amigos, en medio de la calle cual músico callejero; pero al micrófono se ha de llegar sabiendo leer. Lo demás, para mí, no es correcto.
Soy dura, lo sé. Y super exigente en este aspecto. Lo asumo. Pero es que no puedo con la gente que lee a trompicones. Me supera y mucho más si esa gente habla por la radio.
 
Luego están los tonos de voz,  esos que parece que se proponen  dormir hasta a las plantas con su tono de voz monótono, monocorde, soso, como sermón rancio de misa de diario.
La gente debería escucharse tras hablar por la radio. Hay que escucharse mucho, mucho...Sí, ya se que cuesta, ya se que da vergüenza y hay que superar esa barrera de madremiamadremia, pero hay que hacerlo por el bien de los oyentes, o escuchantes que diría mi gran Pepa Fernández. Hay que superarse a uno mismo.
 
Yo fui becaria, en radio, allá por el año 1997. En una emisora provincial de Onda Cero. Fue un verano absolutamente genial. Y ahora os voy a aclarar en qué consistió mi becariedad....¿existe? y cómo lo logré.
 
En la facultad de Ciencias de la Información, donde yo estudiaba, publicaban becas, OFICIALES, en medios de comunicación. Eran pocas plazas en cada una de las emisoras de radio más importantes de España o sea en MADRID. Se conseguían por nota. Con lo cual para mí eran plazas inaccesibles porque yo llevaba unas notas muy corrientes. Pero...lo que Salamanca non da, natura SI presta y yo me dediqué a mandar mi currículum a las emisoras de la capital de provincia de perripueblo para solicitar hacer prácticas en verano.
 
Ni siquiera sabía si eso se hacía así, pero como escribir una carta y mandar el currículum no me costaba nada, pues lo hice. Mi sorpresón fue que me llamaron de Onda Cero (que a partir de mi paso por allí pasó a llamarse Onda Cerito Sexualrrrr) y me ofrecieron pasarme los meses de julio, agosto y septiembre de prácticas en el control técnico. ¡¡¡¡DIJE SÍ!!!!!!!
 
Y aunque no os lo creáis, tuve una movida de las gordas con mi madre por haber decidido pasar el verano en perripueblo o cerca de perripueblo y no en Madrid, con mi hermana...Esto es harina de otro costal. Porque mi madre se pensaba que yo lo único que quería era juerga, verbena y ¡¡fiesta!! Discutí mucho, mucho con mi madre el día que me confirmaron mis prácticas. Pero en esta ocasión yo tenía muy claro que ESO ERA LO QUE YO QUERÍA HACER y nada ni nadie me iba a hacer cambiar de idea. Y es que a  veces los padres no saben de qué va todo esto. De verdad. Para mi madre esto era un capricho mío que solo tenía la finalidad de estar de fiesta todo el verano. Cambió muy pronto de opinión. Sobre todo el día que oyó por la radio mi nombre. Pero ante todo, cuando se dio cuenta de que yo estaba currando en serio, sin cobrar un chavo, pero currando de lunes a viernes, sin parar y desde luego sin salir.
 
El día que yo entré, 1 de julio de 1997 liberaron a Ortega Lara. Flipa. La emisora en la que yo estaba era el centro neurálgico de la noticia e nivel NACIONAL ese día. Yo iba  a hacer las prácticas en el control de radio. Junto a mí, otros 7 compañeros empezaban como becarios-redactores ese mismo día.
Ese primer día yo sólo aluciné y flipé viendo al técnico, un chico mas joven que yo por cierto, moverse en la radio de acá para allá, mandar señales a Madrid, recibir señal, conectar, desconectar con nacional, dar entradas, salidas...en fin, que apunto estuve de no volver al día siguiente porque pensé que yo era incapaz de hacer eso. IN CA PAZ. Bonita palabra que sólo sirve para una cosa:
ponernos la zancadilla a nosotros mismos.
 
No me voy a extender, resumo resumidísimo. No sólo fui capaz, sino que bajo el nombre PRÁCTICAS DE VERANO, lo que se escondía fue una forma de cubrir la falta de personal de la emisora y que éste pueda irse de vacaciones. En mi caso, así fue. El técnico se fue de vacaciones, por primera vez en su vida, (hasta entonces no podía porque no tenían con quién cubrir su puesto), el mes de agosto y ese mes me quedé yo solita, sola, super sola, al mando del control técnico de Onda Cerito Sexuarlll. Repito: YO SOLA. Yo mandaba en el control técnico. Y esto seguro que habrá personas que dirán ¡pues vaya tontería! pero para mí fue una PASADA. Y, aún con alguna metedura de gamba, más graciosa que negligente, salí muy airosa de la prueba. Tanto que en noviembre, el técnico de la emisora dejó el trabajo y me llamaron a mí para contratarme. Pero no lo cogí. (Y esto es otra cosa de la que, con los años, he llegado a arrepentirme. Pero en aquella época, volverme a mi pueblo, con una contrato  50.000 pesetas  por jornada completa, teniendo que vivir en perricapital, me parecía un paso atrás. Y me equivoqué. Uff, no lo quiero pensar. En mi defensa diré que mi propio jefe me dijo que no me merecía la pena dejar el trabajo que ya tenía en Madrid...¡¡pero si era de teleoperadora!! para irme allí, que me tenía que llamar y ofrecérmelo a mí la primera pero que su consejo era que me quedara en Madrid...Mal consejo, muy malo. Pero es que a veces erramos. Jooo, no lo quiero pensar más. A lo hecho, pecho)
 
Bueno, mis prácticas fueron una pasada. Aprendí TODO. Iba a decir un montón, pero es que es TODO. Porque yo de control de radio no sabía nada de nada de nada. En aquella época yo colaboraba en una emisora de radio local que habíamos montado en perripueblo. Me encanta la radio, sí. Y allí hacía de todo, pero siempre delante del micro. Ese verano compaginaba mis prácticas en el control durante semana, con la emisora de perripueblo los findes. Radio a tope.
 
En las prácticas conocí a personas maravillosas. Alguna de ellas están hoy currando en otras emisoras, allí en mi tierra, al frente de los informativos locales. Me encanta escucharlas por la radio cuando voy a perripueblo.
Mis prácticas fueron trabajo. Es experiencia laboral pura y dura. Yo trabajé. No ayudé. Y el día de la cena de final de las prácticas, el director de la emisora me dijo que se acordaba perfectamente de mi primer día cuando le dije que yo era incapaz de hacer eso y él me contestó: no te preocupes que lo terminarás haciendo.
 
Fue genial. Volvería a vivir ese verano de radio una y mil veces.
 
Aún desayuno en mi taza Ondaceritosexuarlll, tengo una aquí y otra en perripueblo.
 
 
 
Unas cuantas tazas, algunos pines y mucha felicidad, fue todo lo gané ese verano.
Y me doy por más que satisfecha.
 

Orden y ansiedad

Orden.

Tengo una amiga que es una de esas personas organizadas, ordenadas a tope, quizá rayando con la obsesión del orden (esto lo dice ella, yo simplemente creo que es muy ordenada y que además lo sabe hacer). Porque sí, yo me considero ordenada. Me gusta tener las cosas limpias, más que sucias y muchas veces necesito orden en las casa, en mis cosas, para tener orden mental y personal. ¿Eso os pasa?
 
Ahora mismo tengo el armario con la ropa de invierno-verano todojunto (di que yo ropa tengo la justa, por desgracia para mí) pero bueno, lo que son los jerseys de invierno pues están ahí, ocupando sitio junto a ropa que llevo mucho tiempo sin ponerme y que ni me gusta, ni vale la pena guardar porque no es ropa buena, ni chula, ni nada...es ropa de tirar después de usar. Y eso, aunque está dentro del armario y no se ve, me causa una especie de desequilibrio, saber que tengo eso ahí sin sentido. Y tengo que ponerme a ello. Pero me da pereza.
 
Mi amiga es super ordenada y además le queda bonito lo que ordena. Cuando nos vamos de casa rural una de las atracciones principales es pasarnos por su dormitorio y ver cómo le ha quedado todo, en media hora se ha ordenado todas sus cosas y las de sus dos hijos. De verdad, que lo deja todo que parece listo para una foto de revista. Es genial. Y cuando vamos a su casa le miramos los cajones de la ropa de los peques porque lo tiene todo ordenado: por colores, por estilos, por prendas...el orden que sea, pero siempre sigue uno o dos combinados: por prendas y por colores. De verdad que es increíble. Debería escribir un blog sobre ello, seguro que tendría éxito.
 
Alguna vez he intentado imitarla, ordenar algo mío siguiendo un canon o simplemente intentar dejarlo bonito, como le queda a ella, pero no hay manera, me queda un churro.
No tengo ese "toque", el "estilo", no se que es...es glamour, es gracia, es...un algo que no tengo. Igual que pasa con la ropa, hay gente que tiene elegancia natural, se ponga lo que se ponga, les ves y hay algo que deslumbra, es como si les quedara de una forma especial y otros por mucho que un estilista venga y nos coloque lo que mejor nos va no somos capaces de desprender ese glamour. Esto se nota mucho más en las bodas, vamos vestidas y peinadas que parecemos ortopédicas. Miras una foto de una boda y hay un "algo" que no cuadra, demasiada impostación. Es como un pastel azucarado y luego asacarinado y luego con azúcar glasseé y envuelto en fondant...Demasiado recargado todo el mundo. Pero, a veces, hay alguien que está PERFECTA. Que parece cómoda hasta con los tacones de 45 cm. Que se la ve fresca, a gusto y encima GUAPA. Hay gente que incluso si se pusiera una mierda en la cabeza, le quedaría bien.
 
Pues a mí con el orden me pasa eso. Soy capaz de ordenar, pero no me queda bonito como a mi amiga. Yo recojo, guardo, limpio y en dos días, está todo de nuevo... !patasarriba¡

Igual que el orden físico, el mental también me cuesta mucho tenerlo.
Hacerme un horario es para mí el mismo suplicio que ordenar el armario. LLevo, y no es exageración, desde enero intentando hacer ese horario. O sea diciendmoe a mí misma que tengo que ponerme a hacerlo. Ahora mismo que lo estoy pensando siento una sensación totalmente física muy desagradable. Es como nervios y agobio a la vez. Un algo que me impide incluso pensar se apodera de mi, me paraliza. Me paraliza el tener que hacerme un horario porque me cuesta mucho organizarme, o quizá sea porque no se que quiero hacer...O porque no quiero saber que tengo cosas que hacer. Es que no lo sé, pero aunque parezca estúpido me hace sentir una ansiedad tremenda.

Me he hecho horarios, me los he currado, y luego nunca los he seguido. Eso me frustra muchísimo. No los he seguido porque me despisto con el vuelo de una mosca. Porque me disperso. Porque si me propongo hacer un curso on line, termino buscando cualquier cosa en intenet.
Ahora mismo tendría que esar estudiando...y estoy aquí con medio ataque de ansiedad porque no he hecho nada en toda la mañana, porque no se que hacer de comer, porque tengo que salir a comprar, porque no soy capaz de centrarme...

Ansiedad