Jejejejeje...
Hola vengo a plastear un poco con la boda del año, que no es otra que la mía.
Veamos, os voy a contar algo que conociendo a quienes pasáis por aquí no os va a extrañar nada de nada...
El mundo de las bodas es una especie de, como lo diría yo para que me entendáis, una especie de atontamiento supremo, es como si te metieras dentro de una planta de marihuana y de repente lo vieras todo diferente. Es una alucinanción, pasajera, pero que se sufre.
Yo la sufrí cuando me fui a probar vestidos. En mi independencia perrimeisonera pues yo me fui sola y un lunes por la mañana. ¡Tomaya! Había cogido cita en Pronovias, por coger en algún sitio y mi intención era probarme vestidos de fiesta. La razón ilusa que yo tenía es que los vestidos de fiesta no valen un riñón + un higado + un testículo + un busto bien puesto + un corazón latente. Quitadle el testículo, y os da aproximadamente lo que vale un vestido de fiesta, que te pones 1 día de una vida (que con suerte vives 90 años y esos son 32850 días, así que NO COMPENSA, es un dinero muy mal gastado, de verdad os lo digo). Bueno el caso es que mi sinceridad ante las mujeres de pronovias, absolutamente encantadoras...(Venga Perri a tirar tópicos por tierra, hijas mías, yo no se cómo esperáis que os traten a vosotras en una tienda de vestidos de novia, pero a mí me trataron genial) y eso que les dije que yo más de xxx euros no me gastaba (hablar de dinero está muy feo pero pongamos que empieza por 5 y acaba por 0). Pues eso que podría haber mentido y haberme probado Roma con Santiago pero no me apetecía perder el tiempo. Y me fui. Y las chicas tan majas. Pero....yo empecé a desanimarme...era lunes, me veía fea...y ya sabía yo que no iba a atreverme, dada mi gran capacidad para no solo ser, sino además parecer, una pava.
Total que... (le doy al botón de pasar rápido) que me entré en varias tiendas...de vestidos de fiesta, ¡¡na, cutreces!! parecía un pavo con gonorrea. Y en Rosa Clará me probé un vestido de fiesta que superaba los milqui euros, ¡¡¡impensable para mí!!! y me quedaba que parecía Rocio Jurado operada de pecho varias veces seguidas. O sea estaba FEA REMATÁ. Bueno de espaldas me quedaba muy chulo, pero no me veía yo el día de la boda andando hacia atrás todo el rato. Así que dije, ¡adios muy buenas! y me fui.
Yo veía que no iba a encontrar nada a mi gusto (estilo y $$) así que hablé con mi suegra, que habló con su modista (Gracias al tiempo entre costuras que accedí yo al tema modista, porque de pequeña el afán de mi madre por llevarnos a la modista, para ir mi hermana y yo vestidas iguales, fue tan grande que yo pensé que nunca superaría ese trauma modistil, pero mira, la tele a veces tiene estas cosas). La modista me encantó. Una señora que nos recibió en bata de estar en casa, una mañana de viernes y era supersencilla y maja.
Encima el vestido que yo llevaba como el modelo top mega para hacerme le pareció chachi. Lo que no sabíamos es si la tela iba a ser tan chachi $$.
Ese día por la tarde me fui, con suegra y cuñáaa a probar vestidos. Decidí que para ciertas cosas mejor acompañada. Fue muy divertido porque las tres sabíamos que yo no pensaba comprarme un vestido de novia en una tienda de novias al uso, porque no pensaba pagar lo que vale un vestido. Como veís tenía muy claro que yo no me gastaba una fortuna en el vestido de novia, pero tenía igual de claro que quería ir bien guapa. Imposible is nothing, palabra de Perri. De todos modos no quería dejar la ocasión de probarme y también de esa manera saber un poco qué estilo me iba bien.
Así que allí fuimos las tres dispuestas a decir:
" uy, no, este vestido no le favorece nada"
" ohh, qué horror! este vestido le hace muy gorda"
"cielo santo, este vestido para quién lo hicieron ¿para Pedro Picapiedra?"
Y cosas de esas que dicen las guays, pero a nosotras no nos salió bien porque no lo somos, y porque
¡¡chicas!! a mi me gustaron todos los que me probaron. TODOS. Y eso que se ve que soy talla no standar, porque todos me quedaban pequeños, pero la muchacha, tambien majísima me lo abrochaba con afán. Yo no podía respirar y debajo del vestido llevaba calcetines rojos y unos zapatos de tacón negros que te dejan allí, pero aún así, me veía guapa. (Lección de Perrinovia: los viernes son un día genial para probarse vestidos, los lunes ¡puaj!)
!Ah No! No me impresionó nada verme de novia. La verdad. Me parecía normal. ¿Qué queréis que os diga? No me dio por emocionarme ni nada, pero sí me dio un pequeño atisbo de locura transitoria...porque a pesar de saber que yo no me quiero gastar un dineral en el vestido, me lo hubiera gastado en ese momento y me habría llevado todos los vestidos que me probé.
Oye, a mi me dejaron hacerme fotos y todo...ahora veo las fotos y me veo...¡¡¡jorribol, jorribol!! con mis michelines ahí cual anuncio de salchichón de EL Pozo, pero en el momento y en el espejo del probador yo me ví entre guapa y estrella de Jolivu. ;-)
Y nada, hasta aquí este tema apasionante de como la locura te invade al ir a probarte vestidos.
¡¡Vale!! no os dejo así.
Esa misma tarde cuando llegué a casa le conté a mi novio mi experiencia, lo chulos que eran los vestidos y lo desorbitadamente fuera de mi presupuesto que estaban. Pero también le dije:
" de todos modos yo confío en mi buena suerte en este tema, porque siempre me ha pasado que en la búsqueda de ropa para acontecimientos he encontrado por sorpresa algo estupendo en todos los sentidos. Así que confío"
Esa misma tarde cuando llegué a casa le conté a mi novio mi experiencia, lo chulos que eran los vestidos y lo desorbitadamente fuera de mi presupuesto que estaban. Pero también le dije:
" de todos modos yo confío en mi buena suerte en este tema, porque siempre me ha pasado que en la búsqueda de ropa para acontecimientos he encontrado por sorpresa algo estupendo en todos los sentidos. Así que confío"
Al día siguiente me fui con mi novio, sí, con mi novio, a mirar vestidos a un sitio que yo me sabía. Y allí, casi sin querer, me probé por probar, uno, que parecía anodino, cansado, triste...Pero lo único que le pasaba es que ¡¡me estaba esperando!!!
No me lo compré en el instante, porque era tan perfecto, había sido tan fácil, tan pronto...que me parecía que no podía ser. Pero el vestido no se iba de mi cabeza. Y de la de mi novio tampoco. Me dejaron hacerle foto...y me lie a mandar a guasap: a mi hermana (que en ese momento se recorría Madrid buscándome un vestido chollo), a mi suegra, a mi cuñá y a mi madre. Todas dijeron: ES.
Y tras una comida, un par de copas y no dejar de pensar en él, llamé a la tienda y dije: RESERVADMELO, ME LO QUEDO.
Y ya lo tengo. Si ya sabía yo que iba a tener suerte. ¡¡Pero tanta......!!