Hace un año, New York II

Hoy es víspera de Acción de Gracias. 
El año pasado este día lo estaba viviendo en pleno centro del mundo Yankee, tenía mucha curiosidad por ver, sentir, averiguar cómo se vive Thanksgiving en pleno centro, pero eso lo dejo para mañana. Hoy era la víspera. 

El día no podía ser más horrible, lluvia, frío, nublado, niebla. Todo en uno. Elmurciano, fiel a su tradición diaria de bajar al supermercado que teníamos a los pies del apartamento, fue a por el pan para el desayuno. Cada día, Elmurciano subía del super con un producto diferente que había llamado su atención: cervezas raras, zumos de 3 litros, bollos...Lo que se pusiera por su camino y fuera comestible. Le encantaba ese paseo matutino, decía, y dice, que le hacía sentirse viviendo allí, pero yo creo que le hacía sentirse protagonista de una película o una serie de esas con New York como un personaje más. El caso es que ese día subió feliz porque se había comprado un paragüas. ¡Tal vez el primero que se compraba en su vida! Estaba encantado con su adquisición. Además es que ese día era totalmente necesario. 



¡Vaya día más malo! pero si estás en New York pones al mal tiempo buena cara y te lanzas a la calle. Y eso hicimos. Al contrario de lo que están recomendado hoy mismo, por la amenaza de terrorismo yihadista, nosotros decidimos ir a la Grand Central Terminal y a la New York Public Library. Bajo techo y muy cerca una de otra. 

Grand Central: ayer y hoy
Algunos de los "manjares". No pude resistirme a la tarta.
Pues sí, la estación estaba a tope. Como era víspera de Acción de Gracias me imaginaba que casi toda la gente que estaba allí se iba a sus casas, a sus pueblos, a pasar el día siguiente en familia. La sorpresa de la estación nos la llevamos cuando bajamos a una zona llamada Dining Concourse. Una zona para el descanso, para la espera y...¡PARA PONERTE MORADO A COMER! Eso es como un centro comercial de la comida. Hay de todo. Un espacio enorme con un montón de lugares para comer: hamburguesas, hot dogs, zumos y batidos, tartas y pasteles, comida japonesa, italiana, vegetariana, todo lo que se os pase por la cabeza está ahí. Y todo tipo de gente: familias enteras, soldados (vestidos de soldados), estudiantes muy cools, gente muy rara y muy normal pululando por ese dining concourse esperando la salida de su tren. Yo no pude resistirme a probar la famosa tarta Cheesecake. Queríamos probar los perritos pero aún no estaban listos y tocaba esperar, así que finalmente almorzamos japonés. 

Zona de tartas. Nivelazo.


Entrada Biblioteca. La calle se ve al fondo.
En la Biblioteca pasé un rato maravilloso en su tienda de souvenirs. Todo lo relacionado con libretas, cuadernillos, post it, imanes eran geniales y no me resistí a gastarme unos dólares allí. Pocos para lo que me hubiese gustado. Me quedé con ganas de un paragüas con el dibujo del plano del metro, pero me parecía un poco friki para llevarlo luego aquí.  







El árbol de Navidad de la Library










Nos apuntamos a la visita guiada a pesar de que era en inglés, enseguida nos aburrimos de no entender nada y nos fuimos a explorar por nuestra cuenta. Se puede entrar en las salas en las que está la gente "estudiando", no me parece muy bien, pero aún así yo me hice una foto. No pude remediar ser así de paletilla y molestona. ;-(


Yo molestona ;-()


El miércoles teníamos planeado ir a comer a Katz´s, ese sitio mítico que sale en la archiconocida escena del orgasmo fingido de la peli Cuando Harry encontró a Sally. Queríamos probar el famoso sandwich de Pastrami. Nos perdimos. Anduvimos más de 20 minutos en dirección contraria, con frío, viento y lluvia calándonos. Cuando llegamos a Katz´s eran ya casi las 5 de la tarde. Pensamos que a esa hora no habría mucha gente comiendo, pero en New York SIEMPRE HAY GENTE. 

Un poco de Katz´s con salamis colgados a la derecha.
 La verdad es que tanto el pastrami como el local nos decepcionaron un poco. Más el pastrami, que era un sandwich tan enorme que costaba comérselo. El pastrami me resultó insípido. Yo lo esperaba más sabroso y Katz´s es demasiado decadente. O al menos lo era en un día tan gris y lluvioso como el que fuimos. Le falta la calidez (real y figurada) de los bares newyorkinos. Eso sí las paredes están atiborradas de fotos. Es un poco lío pedir, porque intuyes que hay demasiadas cosas que desconoces. Hay personal cortando pastrami sin parar y casi todos son hispanos, así que nos entendieron, pero yo tuve la sensación de que pedimos un poco al tun tun y nos perdimos algo mejor.   Creo que  la próxima vez que vaya probaré el salami. El local estaba lleno de salamis colgados. Katz´s es también tienda y vi a bastantes personas que entraban a comprarse un salami entero. Para el día siguiente, seguro.


Sandwich de pastrami


Y para terminar la tarde nuestro plan era ir a ver el inflado de globos del Desfile de Acción de Gracias. Había leído que se pueden ver muy bien los globos gigantes de cerca porque hay menos aglomeración esa tarde de vísperas que al día siguiente, en el propio desfile, y con el tiempo tan desapacible que hacía ¿quién iba a querer ir hasta allí? Pues es falso. Estaba a tope. Vimos los globos, pero a duras penas, siguiendo una fila de la que no te podías salir, rodeados de policías, padres, madres, niños, muchos niños, agua y paragüas. Había paragüas por todos los lados, pero sobre todo en las papeleras. Hacía viento y los paragüas no aguantaban, se daban la vuelta, se enganchaban, se rompían, te mojabas más si lo llevabas abierto. Era agobiante, la verdad. A estas alturas, serían las 8 de la tarde, nosotros ya estábamos cansados, así que en cuanto nos hicimos la foto de rigor y pudimos dar la vuelta a la fila nos fuimos de allí. A descansar. 


Al día siguiente era el desfile de Macys,  Macy's Thanksgiving Day Parade, y aunque no pensáramos madrugar para coger sitio (eso de estar en primera fila desde las 6 de la mañana no va con nosotros) teníamos claro que iríamos a verlo. 
Era Acción de Gracias y queríamos disfrutar al máximo del espíritu yankee. 
Para eso estábamos allí. 

Hace un año, New York I

Cuando sólo quedaban unos minutos para aterrizar en JFK Airport mi emoción no podía ser más grande.



Desde el taxi que nos llevaba a Manhattan, creía que estaba viendo una película. Esta vista me impresionó y emocionó a partes iguales. ¡Estaba en New York! Era real. 









Paseando por New York todo es reconocible y aparentemente familiar, como esta lavandería en la que te da la sensación de llevar toda la vida lavando tu ropa. 


Su Majestad, el Empire. 


No pensábamos irnos de New York sin comernos un Hot Dog en plena calle. 


 ¿Hay algo más navideño que la pista de patinaje del Rockefeller center?




Un incendio en pleno Harlem y un despliegue tal y como lo vemos en las series de TV.






Unas vistas desde Central Park.




El edificio Dakota, ¡qué interesante sería poder verlo por dentro!



Y un buen baño de Navidad a tope con las Rockettes en el Radio City. Otro lugar que merece la pena ver. Gigante teatro. 






La Navidad en New York es tal y como te la imaginas. 



To be continued