Con el paso de los años, ese tiempo empleado en amar a alguien que no nos ama, pesa.

Con el paso de los años, ese tiempo empleado en amar a alguien que no nos ama, pesa

Es el mejor consejo de vida amorosa que a mis 41 años puedo dar. 

Yo tuve un gran amor en mi vida. Curiosamente es la persona con la que peor lo he pasado a nivel emocional. Mi primer amor. Un torbellino. Alguien que no era de medias tintas. O me adoraba y no podía vivir sin mí o pasaba completamente de mi existencia. No había aviso para pasar de un extremo al otro. No había nada, aparentemente, yo al menos nunca lo supe, que motivara su amor o su desamor. Un día era mío sin condiciones y al siguiente no me quería ni ver. 
El ritmo de nuestro amor lo marcaba él. Y yo me dejaba llevar. Él decidía cuando éramos las dos personas mas enamoradas del planeta y cuando nos estábamos estorbando. Yo mientras pasaba de tocar el cielo con mis dedos a estar en la más absoluta miseria emocional. A veces intentaba marcar, yo, el ritmo, pero él ponía un muro tan grande entre los dos que ya podíamos estar a menos de un metro él uno del otro que sabía muy bien cómo hacerme entender que yo era un estorbo en su vida. Por poneros un ejemplo, y solo contarlo me sigue doliendo aunque haga 20 años de todo esto, en las fiestas del pueblo jamás estuvimos juntos. Podíamos estar antes o después, pero en plenas fiestas...jamás. Pero teníamos los mismos amigos, aunque cada vez que él decidía poner tierra de por medio se buscaba nuevas compañías aunque manteníamos amigos comunes y era inevitable pasar momentos cerca, no juntos, pero sí en pandilla. Su manera de decirme que le dejara en paz, que no intentase nada con él, que pasara, no era otra que ponerse zalamero con mis amigas, con la desgracia para mí de que casi todas le seguían el juego. No se porqué. No solo se puso zalamero, no solo era atento y a mis ojos, ligaba con ellas, también llegó a tener relaciones sexuales con alguna y a enrollarse con otras. Que yo sepa esto pasó con tres de mis amigas. Rollos  de una noche, de un día de fiesta...pero lo hizo. No habría más mujeres en todo el pueblo...No habría más tíos...
Me sigue doliendo y escociendo tanto...

Y ahí estaba yo. Y si un día tocaba ser la princesa de sus sueños, me olvidaba de todo. Y cuando tocaba quedarme en la oscuridad me aguantaba y lloraba en casa. No solo fue un amor de adolescente. Viviendo en Madrid, trabajando allí y con mi nuevo novio esperándome en casa, él aparecía por mi trabajo. Iba a buscarme, algo que jamás hacía. Me llevaba regalos, me esperaba en la estación de autobús cuando yo venía de pasar un fin de semana con mi chico...Y él sabía que era mi punto débil. Lo sabía. Y al final me derribaba. Yo lo dejaba todo por él. Hice daño, mucho daño a otros por causa de estar ciega por él. Y tal y como os lo cuento, en el momento que yo me rendía: él desaparecía. 

Todo esto duró mucho más de lo que debía hacer durado. Casi 15 años de ida y vuelta. El año que más tiempo pasamos juntos, lo tengo contado, no llegaron a 70  los días en los que nos vimos, fue un año en el que él estaba fuera, viajando por el mundo, de militar, en la marina. Y me temo que lo que le ocurrió fue que se encontraba muy solo y se agarró a mi amor como tabla de salvación, como ancla en tierra. 

Quince años, entre los cuales están prácticamente todos los de mi veintena, pesan mucho, mucho, mucho. Ahora se que perdí el tiempo queriéndole. Y que además pensé que enamorarme era sentir eso que yo sentía por él y eso me hizo tener relaciones sin sentido, amar mal y sobre todo, por encima de todo, infravalorarme como persona. Nunca me he creído que yo me merezca nada excelente. Siempre he pensado que yo debía ganarme el amor de alguien. Que si a mi me gustaba alguien era yo quien debía pelear, luchar y aguantar...sí, aguantar, esperar a que esa persona se diera cuenta de lo maravillosa que soy. 
No he sabido querer y no se si ahora se querer. Mi futuro marido me quiere sin condiciones y a veces me descubro siendo prepotente, a veces creo que tengo tan seguro su amor que no soy capaz de dar todo lo que antes dí a quien no se lo merecía, y sufro. Porque todo el cariño de más que le dí a él lo malgasté. Lo tiré a la basura. Tiré el cariño, tiré el tiempo, tiré mi dignidad. 

No hay frase que me parezca más absurda que aquel consuelo que dice que: sufrir en el amor es mejor que no haberlo experimentado jamás. Por favor...¡¡qué necedad!! Ni pisar una mierda trae suerte, lo único que trae es olor espantoso y asco horrible, ni sufrir por amor es positivo. Sufrir por amor, quizá sea inevitable, pero es igual que pisar una mierda: huele mal y da asco y no hace falta arrastrar ese hedor mucho tiempo. Si sufres, es que no tienes lo que te mereces. Así que mejor dejarlo que llegar a los 41 y darte cuenta de que malgastaste un tiempo precioso. 

Si te has sentido identificad@ al leer esto: HUYE de dónde quiera que estés. 


Caer mal a primera vista

El otro día, el sábado, estuve en Alicante. Por primera vez en mi vida. ¡Toma! Y escuché una mascletá, de las de flipar, pelos de punta, ganas de gritar...¡¡fuera el estres!!

Ese mismo día, por la tarde conocí a un chaval. Un chico. Me cayó fatal de los fatales desde el mismo instante en que le ví. Sería química o física o su manera de hablar que era mezcla: madrileño de "imito el madrileño" + me he fumao 8 porros: "¿Sabesh kolegitaaaa, coomo te digoo?..,puesj eso, ¡¡chachi!!" (Pero el chico en cuestión era estilo pijo, no era un perroflauta, para que nos entendamos)

Aprovechando que mi "futuro" estaba en su 3ª despedida yo me fui a pasar el sábado a Alicante, con unas amiguísimas de Madrid que estaban por allí de fin de semana. Con ellas estaba una pareja; y el chico de la pareja, al que no conocía, es el tipo éste. 

Creo que el "mal caer" fue mutuo. Eso se nota. Yo lo noté. Fue mutuo e instantáneo. En mi es raro; es raro tanto que alguien me caiga mal de primeras, a no ser por cosas muy evidentes...que diría yo, un ultra de fútbol me cae mal sin conocerlo siquiera...o un maltratador...o un terrorista...o Esperanza Aguirre...bueno a ésta  la conozco en cierto modo; pero es raro que alguien me caiga mal sin haber cruzado más palabras que un saludo cordial y también es raro que yo caiga mal a alguien. Porque por lo general, mientras no tengo confianza, soy más bien tímida y bastante prudente. Suelo mantenerme en un discreto segundo plano.  Pero juraría que  este chico y yo ya nos caímos mal mutuamente desde el segundo cero.

Luego llegó la confirmación. No tolero mucho a personas que se creen superiores y este chico por alguna extraña razón se creía superior, o mejor, o mas chachi que la vecina de enfrente que salió a limpiar su ventana. Algo que al chaval le debió chocar sobremanera, porque desde que la vio limpiando empezó a llamarla: "Aida" y a reírse un poco de su manía por limpiar. Parece ser que lo que no comprendía era que una persona se fuera a la casa de la playa y se pusiera a limpiar, eran las 9 de la noche, (a mi lo que no me cabía en la cabeza era el desorden que él y su chica tenían en su cuarto leonera). Se mofaba de lo que blanqueaban las persianas de "Aida" con respecto a las del resto del vecindario. Y por otro lado, no dudo en calificar de cotilla a la vecina, cuando allí el único que estaba cotilleando sobre vida ajena era él. No quise sacar a mi buldog interior, pero sin cortarme un pelo me marqué un: 
"Pues yo el primer día que voy a la casa de la playa de mis suegros, me dedico a limpiar y dejarlo todo como los chorros del oro, a mi me gusta sentir la casa limpia, que quieres que te diga"
A lo que su respuesta fue que su padre y sus hermanos contratan a una mujer que les haga la limpieza porque a ellos eso...pues como que no. 
Bueno, ya supe algo más del chico. 
Más tarde empezó a alardear, en ese tono suyo insoportable de hablar, sobre lo bien que cocinaba, cualquier cosa, bueno no cualquier cosa, porque él para hacer unos macarrones con chorizo no se mete a la cocina, claro. Habló de brochetas de rape con gambón rojo...y no se qué más. Aunque termino cenando una pizza precocinada de Mercadona. No digo más.

La guinda al pastel fue cuando hablamos de correr. Jejejeje, yo (para explicarles porqué mis amigas me vistieron de pollo en la despedida) conté mi perrisilvestre: que llegué la ultima, que eran 2,5 km, que fui toda la carrera como pollo sin cabeza...Y claro, aquí hay machitos alfa que no se pueden contener, se ríen de mí. No conciben que alguien sufra con una carrera de 2,5 km, aunque normalmente una corra 5. Creo que el chaval no corre, habitualmente, pero claro tuvo que decir que su media sería de unos 3 min/km y yo con todo mi descaro y la fuerza que me da de vez en cuando la edad, dije que yo voy a 7 min/km, como muy rápido, pero que no pasa nada, que yo soy feliz así. 

El chico no me cayó bien, una lástima porque la pareja, la chica, me pareció una tía fascinante. Y por ella creo que me corté de ser más incisiva. Además a ella la conocía un poco y es amiga  íntima de las amigas que me invitaron a pasar el finde en Alicante.

¿Os ha pasado alguna vez? ¿Habéis notado desde el minuto cero la falta de sintonía con alguna persona?

Fajas reductoras

¿Os habéis comprado alguna vez una faja de estas que "se supone moldean el cuerpo"? 
Yo tengo 2 y ayer me compré la tercera. La he comprado on line, lo que significa que he estado mirando tallas, opiniones, precios y me he encontrado muchas fotos, claro. Y algún que otro video. Para mi disgusto. Porque tú ves las fotos de las modelos con las fajas puestas y te parece que quedan de maravilla y no te explicas porqué una prenda tan increíblemente sexy tenga tan mala prensa. ¡Si queda genial¡ así con un estilo años 50 y curvas de mujer que alucinas. Eso pasa hasta que te llega la prenda en cuestión a tí y te la pones. Y entonces: baño de realidad. Lo que te reduce = aplasta de un lado, te lo lleva al otro. Y si no te mueve el michelín cual masa de churro, la sensación es de compresión máxima, como si fueras una almohada de esas que venden ahora que la sacarlas de la funda aumentan su tamaño 10 veces. 
Mi problema con este tipo de fajas es el siguiente: A mi me aprietan la barriga, que no me reducen talla ni nada que se parezca, es más yo diría que añaden centímetros, los propios del tejido de la prenda, pero sí que ajustan la tripa, el michelín tripero que sin faja se mueve como un globo medio lleno de agua, con la faja se queda paralizado, quieto, contenido y da la sensación de tersura y definición. Pero a la atura de los muslos, en la zona llamada cartuchera...¡¡puaj!! ahí me saca unas lorzas "muslares" que son como un volante de muslo, me hace el llamado muslo faralae. Comprime mucho, pero luego eso rebosa por debajo. Nada de una misma línea, hay casi hay un precipicio de muslo y eso queda feo-horrible. Y debajo de la ropa se intuye, se ve: 
¡SE NOTA, SE SIENTE LA FAJA-BRAGA ESTÁ PRESENTE! 
A nivel de cintura, es decir, en donde empieza la braga reductora se me suele doblar. No hay manera de que eso quede estirado. Se mete en el propio hueco que la propia faja provoca para comprimir y las costuras invisibles, dicen, se vuelven visibles y algo molestas, porque suele coincidir la presión "costuril" con una parte del estómago que yendo apretada incomoda mucho, al menos a mí. Me da sensación de mareo, angustia, leve dolor abdominal. No voy cómoda. Para ir agusto la faja tiene que tener una costura ancha, que no se doble con facilidad. Y en ese caso la invisibilidad se reduce. 
También tienen el inconveniente del calor. Yo es que soy mucho de no sentir calor y estas prendas suelen ser más llevadas en verano, con vestidos finos, que en invierno, donde la propia ropa ya te sujeta lo suficiente. Aún así en invierno tampoco soy muy amiga de sentir más calor del necesario.
Ir a un baño público ataviada con una de éstas suele ser complejo, no se si os habrá pasado, a mi sí, pero van tan apretás que cuando te la bajas para hacer pis, se enrollan en sí mismas, con una rapidez pasmosa, no puedes hacer nada, es ir bajándotela y la braga se enrolla como si fuera un rollo de papel que ya ha adquirido la forma de tanto estar enrollado. Y eso cuesta luego un montón desliarlo. Porque va prieto, el tejido manda y el baño público no es tu casa, las posturas son imposibles, a veces sales del baño y parece que vienes de una sesión del gimnasio del esfuerzo muscular.  
En mi caso la mayor parte de las veces después de mucha prueba termino quitándome el aparato de tortura corsetera y yendo a michelín suelto. Otras aguanto el tirón, pero me paso el dia pensando en quitármela y echarla al bolso (lo he llegado a hacer, quitarme la faja ya fuera de casa, lo que conlleva  llevar braga "vive la vida" de recambio en el bolso). Pero otras veces, como ayer, voy y tiento a la suerte y decido comprarme una nueva, una que no oprima en exceso, porque la quiero para el Día B, el 19J, y paso de ir embutida a "tope", una que me ajuste y que haga que el vestido marque más las curvas. Veremos cuando me llegue si he acertado o no. De momento lo que tengo más que claro es que como a Patricia Conde en la publi donde las anuncia no me va a quedar. Me he gastado solo 14,45 euros. Así que tampoco pierdo mucho. 
No prometo foto, tengo una reputación que mantener.

EDITADO MARTES 24 DE JUNIO.
Pues acabo de recibir mi pedido, de la web Calzzas.com, totalmente recomendable. Rápidos, efectivos y ta mandan la prenda en una bolsita muy mona. Bueno, parece ser que esta vez he acertado con la braga moldeadora. Es el modelo que veís arriba, pincha aquí, y queda bastante bien, todo lo bien que una prenda así puede quedar, pero sobre todo es ¡¡cómodo!! y barato.
Este post NO ESTÁ PATROCINADO. Por si hay alguna duda en el aire. 

19 de junio de 2014

Es historia y hay que verlo como tal. No voy a hacer un análisis ni del discurso del Rey, ni del traje de la Reina. No pretendo hacer una valoración personal, que la tengo y desde luego podría resultar sorprendente a muchos. Solo que hoy es un día histórico. Nos guste esta parte de la historia o no.
Y yo quería que en mi blog quedase reflejado este momento. Por si cuando sea viejecita me da por leer este blog.
Hoy queda un mes exacto para que yo me case. Y hoy hemos proclamado a un nuevo Rey. Ayer la selección española fracasó estrepitosamente en el mundial de Brasil, mundial y país con los que yo, personalmente, no congenio nada de nada. Me saca de quicio Brasil.
En una hora tengo la prueba definitiva de mi vestido de novia.
La semana pasada me aclaré el pelo. Dejé de ser morena, pelo negro a morena chocolate, con tonos rojizos.
Tengo que acordarme de llevar los zapatos de la boda a que les pongan tapas....que las tengo gastadas.



¿Qué título pongo yo a este post?

Despedida de soltera

Este fin de semana ha sido mi despedida de soltera. 

Me llevaron a una ciudad que me encanta y ahora mucho más: SEGOVIA
 Hay que ir a Segovia. 

Mis amigas me contrataron una charanga que venía con nosotras animando el vermuth. 

Yo iba vestida de pollo. Encantada de la vida. 
El disfraz tiene su explicación en que el día que corrí la perrisilvestre y llegué la última, les mandé un guasap en el que les decía que había ido corriendo como pollo sin cabeza. Y ahí quedó la expresión, para la posteridad. 

Segovia estaba llena de gente. Muchos me saludaban, otros me hacían fotos, alguien me cantó una canción y oímos como un niño le decía a su madre: - ¡Mira "la chica pollo"!

Pasamos la tarde de copeteo en un pub, con jardín y con karaoke. El karaoke para nosotras solas. Qué vicio.

Al caer la tarde de vuelta al hotel para cambiarnos y salir a cenar nos topamos con un escenario bajo el acueducto donde cantaban unos mariachis. No se cómo pero Perriamiga y Chica pollo, o sea yo, acabamos subidas en el escenario cantando "El Rey". Abajo había muuuucha gente. 

Mis amigas me regalaron la 2ª camiseta, hecha para la ocasión, y todas uniformadas de vaqueros y camiseta negra nos fuimos a cenar. Primero cervecita en la plaza mayor y después cena de lujo en El Narizotas. Decir rico es decir poco. Cenamos genial. Tan bien y tan agusto que la primera copa nos la tomamos en el restaurante. Estábamos charlando, riendo mogollón, entre buenas amigas que es cómo mejor se está muchas veces.
Tras la cena una copa en un pub un poco escaso de gente y con una música que no conocíamos de nada. 

Eran las 3:30 de la mañana y casi todas estábamos cansadas. Casi todas menos tres, que son incombustibles y llegaron al hotel a las 8 de la mañana, casi casi cuando las demás amanecíamos. 

El domingo, las que nos acostamos antes, salimos a desayunar y a pasear por Segovia. Lujo. No nos dio tiempo de tomar el aperitivo. La cervecita y un pincho de tortilla en la estación, esperando el tren. La estación está lejos de Segovia, pero merece la pena esa calma, esa sensación de paz, naturaleza y bienestar que se respira. 

Anoche cuando llegué a Murcia, estaba agotada, pero feliz. Con mil recuerdos, mil historias y una aventura más vivida con mis más mejores amigas del mundo que se han pasado 2 meses pensando en mí, preparándome una fiesta estupenda. No las puedo querer más. Aunque este blog sea mi secreto. 

Pd. Si has estado este finde en Segovia, o eres de Segovia quizá me hayas visto. ,-) Era inconfundible.













Emociones contenidas

Me pasa algo con la boda y es que estoy conteniendo la emoción. No por nervios, no porque no le de importancia, no porque esté agobiada. No. Estoy conteniendo al emoción por si pasa algo. Malo. Antes de la boda. 
Mi madre me llama muy temprano esta mañana, ayer hablamos por teléfono. Humm, me mosqueo antes de descolgar. A mi primo, casi mi hermano, le ha dado esta noche una angina de pecho. Está bien, ingresado, en la UCI, pero bien. Fuera de peligro y bien. Pero le ha dado una angina de pecho. 
Me he dado cuenta de que estoy conteniendo mis emociones de cara a la boda por si acaso...¿Cuándo me volví así? Cuándo decidí que la vida es hoy y que mañana, pues no existe. 
No se si contener mis emociones es ser negativa o si por lo contrario denota un positivismo extremo: vivo el presente.
 Si fuera así: Carpe Diem...
Pero me temo que tampoco se trata de eso. 
En el fondo lo que me pasa es que tengo miedo. Tengo miedo a que ocurra algo que me suma en la tristeza. No me da miedo tener que anular la boda, si la tuviera que anular, ¡que se yo!, por una inundación catastrófica (sin víctimas) en perripueblo...pues ser anula y se deja para otro día. No. Lo que me da miedo es que ocurra algo que me robe la felicidad. Que pase algo que me duela. Que no me permita ser feliz. 
Y por eso estoy contenida. Y creo que quiero dejar de estarlo. Porque así no se puede vivir. 
Mira que yo no soy supersticiosa, pero soy neuras, como comentaba Bettie. Y me da por pensar que todo va muy bien, que llevamos x años muy tranquilos, que ayer noté a mi madre emocionada con la boda, que mi padre ha tirado la casa por la ventana y le ha regalado a mi madre un vestido, zapatos y bolso bodil que va a ir hecha un pincel....Y tengo miedo a que ese castillo se desmorone. Estoy acojonada. 
Decidme que os pasa, a veces. 
Decidme que no es una intuición, que no soy gafe, que mi pensamiento no puede atraer el mal fario. 

Igual si estoy un poco nerviosa. No sé.

La buena reputación (libro)

No termino de ser capaz de leer e-books. Parece que me falta algo: vida.
Así que, a pesar de tener algunos de los mejores títulos del año en mi tablet, un día escuché una entrevista  a Ignacio Martínez de Pisón en el programa No es un día cualquiera, de RNE y antes de que terminara de hablar el autor, ya me había comprado on-line el libro. De papel. 
Cuando lo recibí sentí ese placer de coger en tus manos algo valioso, encima es grande, un libro de muchas páginas, que me encantan. Es como tener ante mí un manjar, un plato exquisito y me carga las pilas en esto del leer, pilas que se me suelen descargar últimamente con mucha facilidad. No es politicamente correcto decir esto pero creo que ahora mismo hay demasiados "escritores de pacotilla" en el panorama libril, digo libril, porque decir literario me parece demasiado fuerte. No sé la de libros que he dejado a medias desde que empezó 2014. Creo que todos los que he empezado. No citaré a sus autores, porque tampoco quiero hacer sangre pero en mi modesta opinión: todo el mundo no puede ser escritor. No todo el mundo sabe transmitir ni contar historias. 
Contar historias me parece algo complicadísimo. Leer un libro y sentir que hay un fondo: que no está hueco; que los personajes están vivos: que nos maniquíes necesarios para contar una historia; sentir que el libro te deja sumergirte entre sus páginas, que es espeso, no en el sentido de denso, sino como una buena sopa de pescado: con sus trozos de pescado o marisco bien cortados, frescos, los justos y además de lo que a tí más te gusta y que te saben a gloria y un caldo contundente, trabajado, con cuerpo, que no sea agua líquida. 
Escribir con esa categoría, no está al alcance de todos. Y por otro lado, tampoco hace falta ser premio Nobel para lograrlo. 
Ignacio Martínez Pisón escribe así, al menos la novela La buena reputación a mi me ha sabido a sopa de pescado exquisita (y he de decir que no me gusta la sopa de pescado, sólo ésta, la que os he contado antes). 
La narrativa es precisa, fluida, justa, equilibrada. 
La historia es de esas que a mí me enganchan desde antes de empezar la novela, una historia con muchos personajes, que nos van contando su experiencia de vida, pero no de forma aislada. Aunque cada personaje cuenta una parte de la historia está todo perfectamente ensamblado, fusionado de manera que incluso el lector termina sabiendo cosas que el propio personaje desconoce. 
Es una historia de familia, de tres generaciones de una misma familia. Tres generaciones que conviven,  no son tres generaciones por separado. Una historia en la que hay varios personajes femeninos con una fuerza impresionante. Como la madre, por ejemplo.
La historia de fondo es la de la comunidad judía en la  Melilla de la época del final del protectorado español. La familia es judía, por parte de padre. Con una madre capaz de hacer grandes maldades, pero a la que llegas a entender y coger cariño. ¿Y es que en la vida real somos buenos o malos? No, tenemos matices...algo perfectamente reflejado en la novela. 

Leed a Ignacio, de verdad, es una lectura recomendable 100%. 
Os dejo la entrevista. Pinchad aquí

Yo voy directa a comprarme otra de sus novelas. Para mí, un narrador imprescindible. 

Y lo siento, pero ahí se quedan en la estantería todos esos libros empezados, insufribles...otro día hablaré más en profundidad de ésto, del: Mamá, quiero ser escritor. Y voy a ser muy ácida y seguro que muy categórica...jejejejeje, para no variar. 



SOIS LOS MEJORES COMPAÑEROS DE BLOG DEL MUNDO.

Mi profesora de lengua y literatura del instituto, Pilar, {tuve más: Mª Jesús que sustituyó a Pilar cuando dio a luz y todo se complicó con la meningitis y lo pasaron tan mal con la sordera de la niña; Beatriz en 1º de BUP, una niña, ahora calculo que no tendría más de 25 años y con la que coincidí poco, pues durante el primer trismestre de 1º de BUP yo tuve hepatitis y antes con esta enfermedad el tratamiento era reposo total y absoluto, lo que significa que me pasé casi un mes en la cama}, me puso en un corrección de un trabajo que le entregué sobre Machado: 

CUIDADO CON LAS AFIRMACIONES CATEGÓRICAS

He de reconocer que en su momento no entendí muy bien qué quería decirme. Pero jamás se me olvidó aquella corrección, si ella lo supiera jejejeje, y con el paso de los años me viene a la mente muchas veces, en muchas ocasiones, porque es verdad que sigo siendo persona de afirmaciones categóricas. 

En aquel trabajo, supongo, que llevada por el entusiasmo o por puro peloteo absurdo al escritor (absurdo porque ni que fuera a leerlo Machado) pues pondría algo así como que Machado había sido el mayor representante de la Generación del 98...que su obra Campos de Castilla era la mayor exposición en verso acerca de la sabiduría popular....o algo así grandilocuente y categórico. Y Pilar, con buen criterio, me aviso de que tuviera cuidado al hablar o decir esas cosas porque la vida no es blanca o negra. 

Sigo siendo así, de afirmaciones categóricas, no hace falta más que darse una vuelta por alguna de las entradas de este blog. Hoy, alguien me ha escrito un comentario en mi otro blog, alguien que llegó allí a través de éste y me ha hecho recordar que últimamente gente, personas muy agradables, se han acercado hasta mí dejándome comentarios en algunas de las entradas, personas que yo no se que están ahí detrás, leyéndome. Personas que, no lo saben, pero me han animado parte del día cuando he leído sus opiniones y sus "piropos" hacía mi y hacía el blog. Y cuando me doy cuenta de que ahí detrás, leyendo estas letras, hay más gente de la que me imagino, me da cierto corte. Porque pienso: Tú y tus afirmaciones categóricas, algún día esa gente te va a odiar por ser tan perri. 

En fin, que solo quería daros las gracias por pasaros por aquí. A los visibles y a los invisibles. Y que me perdonéis mi arrogancia, que en ocasiones la gasto, es verdad, pero soy Perro Ladrador...

GRACIAS. 
SOIS LOS MEJORES COMPAÑEROS DE BLOG DEL MUNDO. 
Y esto no es categórico...es VERDAD ;-)

Pedir favores, trabajar en equipo, conocer gente

Soy una persona a la que no le gusta pedir favores. 
Más que no gustarme, no sé pedir favores. Es verdad. Creo que molesto. 
No me gusta tampoco trabajar en equipo, si puedo, prefiero hacer las cosas sola. A mi aire, a mi manera y a mi ritmo. Trabajar con otros, excepto si son trabajos mecánicos, me estresa mucho por el hecho de  tener que pensar o decidir cosas en un momento concreto.  Yo soy más de dejar fluir o del último instante, se me ocurren las cosas de golpe.

Pedir favores es algo superior a mi. Ahora con la boda lo paso mal. Porque no saber pedir favores en ocasiones conlleva parecer una arrogante. Pero no es eso, es que no quiero comprometer a la gente. Leo cosas de bodas y siempre pone que los novios contaron con la ayuda de amigos para hacer esto o aquello, para decorar aquí o allí y yo pienso que jamás sería capaz de pedir a mis amigos que se involucrasen tanto porque pensaría que les estoy molestando.

Pero también se me da fatal pedir ayuda, por ejemplo: para encontrar un trabajo. Eso del networking para mí es un sufrimiento. Los contactos, conocer gente, darse a conocer...ufff, me dan sudores. 

He pasado malos momentos, por temas sentimentales, y me lo he tragado sola. Durante el tiempo que tuve a mi más mejor amiga, pues no, con ella tenía confianza total y absoluta, pero cuando nuestra relación hizo aguas, pues me quedé en un vacío total y absoluto. Y dejé de contar mis malos momentos, me los tragaba sola y a veces me metía en aventuras que no me aportaron nada y de las que hoy reniego. 

Trabajar en equipo me impide ser yo misma. Mi potencial no sale del todo. No es que tenga mucho, pero me quedo siempre corta. Soy capaz de liderar un grupo, de hecho tiendo a hacerlo, sin embargo creo que no soy buena líder. Me cuesta delegar y creo que termino imponiendo un poco o mucho mi criterio, porque creo que nadie como yo sabe resolver las cosas. Es posible que esté exagerando un poco, he trabajado en equipo muchas veces y siempre he tenido una relación magnífica con mis compañeros de trabajo, pero yo se, que podría ser mejor.

Cuando hago algún curso, odio el momento: recreo...Puff, me sobra, porque no suelo tener ganas de interactúar con la gente, me cuesta, no es que sea antisocial, más bien es timidez y pereza de conocer personas. Lo mismo me pasa si en los cursos tienes que interactuar con los compañeros. En cursos de idiomas por ejemplo, me parece  horrible de repente tener que ponerme de pie e ir por la clase interrogando al personal. Soy de las que se quedan ante alguien, intentando ser prudente, no avasallar y nunca logro preguntar nada, porque siempre hay alguien maleducado que se me adelanta, que se pone a hablar con la persona que iba a hacerlo yo, simplemente porque yo no voy lanzada, o agresiva, no lo se. O tal vez sea un poco invisible. Y ahí me quedo, con cara de tonta, como empezando a decir una palabra, pero quedándome con ella en la boca y disimulando, girándome, mirando a otro lado, buscando otro compañero y deseando que se acabe la clase. No suelo durar en estos tipos de cursos, me suelo ir antes de que acaben, porque lo paso mal. 

Con 41 años he corregido muchas cosas de mi carácter, pero estos rasgos los tengo demasiado marcados. Sin embargo, creo que no me equivoco si digo que quienes me conocen  nunca dirían que soy así. La imagen que al parecer proyecto es la de una mujer muy segura de sí misma, extrovertida, agradable y buena compañera. No se quién seré en realidad, tal vez un término medio o unos días una y otros otra.