Es una reflexión. Nada más.

A mi en la vida me pasan todos los días cosas muy buenas, una de ellas es acabar viva y sana todos y cada uno de los días desde el 7 de enero de 1973. Ya es, ¿no?
Evidentemente en estos casi 41 años, ya largos, me han pasado cosas desagradables. Pero sinceramente, me quejaría de vicio si dijera malas, horribles. La vida ha sido, hasta ahora, buena, benevolente conmigo. 

Es cierto que no me han ocurrido cosas maravillosas de la maravilla. No soy millonaria, ni reconocida socialmente, ni he descubierto nada extraodinario, ni soy una atleta acojonante, no he escrito Harry Potter, ni siquiera he tenido un trabajo donde mi responsabilidad fuera algo importante, no se...soy anodina. Vivo, lo mejor que puedo, o lo intento, según mis posibilidades y con eso no solo me conformo, aunque procuro mejorar, sino que soy feliz. Si tuviera más cosas, creo que seguiría siendo feliz, pero también puedo serlo sin ellas.

Sin embargo, si me fallara esa benevolencia con la que la vida me ha tratado hasta ahora, no sería feliz, o me costaría mucho serlo. 

Por eso, ¿por qué a veces nos empeñamos en valorarnos por lo que nos falta, en vez de por lo que hemos logrado? 
Quizá lo que hemos logrado no sea digno de ninguna mención especial, ni nos den el Príncipe de Asturias por ello. Pero vamos a parar a pensar: ¿qué pasaría si nos quitaran eso poco, minúsculo, anodino y simple que hemos logrado? 
¿qué pasaría si alguien nos quitara la capacidad de saber leer o escribir? ¿y si no supiesemos cantar? Imagina que mañana no eres capaz de andar, o que tus manos se han paralizado. Qué pasa si dejas de recordar a todos los que te rodean? Si te quitarán aquel sobresaliente? Si tus amigos desaparecieran o no tuvieras una casa en la que pasar la noche. Qué pasa si no hubieras dado ese consejo a tiempo a un desconocido? Y si no hubieras escuchado los que te dieron a tí? Tu trabajo igual no es el mejor del mundo, pero ¿que ocurriría si no lo tuvieras?

Es una reflexión. Nada más. 

New York, New York...



Lo primero, la promesa. 



New York era mi sueño. Y creedme si os digo que aún no soy consciente del todo de haber estado allí. Una esperaba llegar y que el corazón se le pusiera a mil por hora por estar viendo, con sus propios ojos, todo lo que de la tele, de los libros, de las canciones, de las fotos... ya conocía. Y sí, alguna lágrima de emoción se me escapó nada más aterrizar en el JFK, la falta de costumbre de estar a 6000 km de distancia de casa, en otro continente, al otro lado de un océano, es lo que tiene, que a mí me emociona. Pero mi corazón estaba tranquilo. No me podía creer que aquello que veía a lo lejos, desde el taxi, fuera Manhattan. ¿Ese rascacielos que se intuye es el Empire State? ¿Es el Sky Line neoyorkino, tantas y tantas veces visto? Y por eso, porque todo, absolutamente todo, a primera vista es reconocible, no sabía si era verdad, era película, o simplemente ya había estada allí antes, muchas veces. Pero esta sensación parece ser que la tenemos todos. New York la sientes tuya enseguida. Sí, es verdad. Pero también la sientes ajena enseguida, ¡¡porque es tan diferente!!

Incendio en Harlem
Antes de ir  tenía un especie de ansiedad, quería ver todo aquello que había visto en las pelis: todos los rascacielos, los taxis amarillos, los autobuses amarillos del cole, los bomberos, la policía, las lavanderías, las alcantarillas con humo, los villancicos por las calles, el derroche de decoración y ambientación navideña ... pero pensaba que igual no veía a ninguno de los iconos ¡ja! New York está plagado, plagado de autobuses escolares, de taxis, de bomberos, plagado de todos los tópicos porque simplemente es que es así. Imposible no verlos.  A los bomberos los ves sí o sí. En Madrid ya puedes pasarte un mes que igual no ves jamás un coche de bomberos a toda leche por la cuidad, en New York lo raro es que no los veas en plena acción. Incluso nosotros llegamos a ver una salida de bomberos, policía y sanitarios sofocando un incendio en Harlem. De verdad que igual que las series de televisión. Sólo que los bomberos no son tan cachas, ni guapos, ni fenómenos y los médicos tampoco. ;-) Los polis es que en las series tampoco se esmeran mucho en sacarlos favorecidos. Ves las alcantarillas echando humo, o mejor dicho, los tubos naranjas en medio de la calle echando humo, ves los mendigos, las casas con sus escaleras de incendios...las ratas, también las ves. Yo tenía el miedo de perderme algo, de no reconocer todos los tópicos. Pero creo que no me faltó ninguno, y no hace falta buscarlos, porque salen a tu paso.

Lo que me sorprendió de New York: los olores. Huele diferente. Muy diferente. Muchas veces a comida.
Me sorprendió lo extraordinariamente multiracial que es. Es increíble. Es alucinante la cantidad y cantidad de gente de diferentes razas y orígenes  que puedes llegar a ver al cabo del día y que vive y convive: blanca, negra, mulata, latina, china, india...


Vale que New york es un tablero de los barquitos, la 5ª avenida con la calle 52, pero aún así, es fácil despistarse, perderse, desorientarse. Es mucho más sencillo situarse sobre el mapa, que in situ. sobre todo yo, que soy el terror del GPS.


Mires donde mires es puro espectáculo


Hemos hecho de todo, hemos pateado la cuidad todo lo que nuestros pies nos han permitido. El calzado cómodo es una recomendación que escucharéis mucho y creedme: tal vez sea la única a la que debáis hacer caso 110%. Calzado cómodo, para andar.  Hemos subido a los dos rascacielos: al Empire y al Top Rock.

Vista desde el Empire State


 Hemos sobrevolado New York en helicóptero, hemos cogido el ferry gratuito a Staten Island para ver la estatua de la Libertad  y nos hemos encontrado con una panorámica nocturna preciosa, impagable, de Lower Manhattan. Hemos ido al Radio City Music Hall a ver a las Rockettes y meternos en vena una dosis de americanismo navideño de extrema pureza. Hemos ido a Washington en el día. Hemos paseado por el High Line de buena mañana y por el Batery Park a media tarde, hemos comido muchas hamburguesas, hemos bebido cervezas a precio de oro. Hemos estado en el desfile de Macys de acción de gracias.


Globo gigante del desfile de Macys


 Hemos visitado la Biblioteca Pública y comprado algunos regalos en su espectacular tienda, ¡me lo hubiera llevado todo! Hemos regateado en Chinatown para no comprar nada. Hemos ido a una misa Gospel y tomado un brunch en Harlem. Hemos hecho el tour de contrastes para ver Queens, el Bronx y a los judíos ortodoxos de Brooklyn, hemos flipado con éstos últimos, mucho. Muchísimo. Mi nivel de racionalidad no llega a comprender semejantes fanatismos. Hemos paseado el puente Brooklyn al anochecer para ver desde el parque Dumbo a la New York espectacular, luminosa, que todos hemos visto en las pelis de Woody Allen, hemos comido pizza en Juliannes, hamburguesas en Burger Joint, sobrevalorado, en J.G Melon, en PJ Clarkes, el falso, pero con unas vistas del Batery Park y la estatua de la libertad que bien merecieron el precio de la comida, hemos cenado en una hamburguesería, Bills bar burguer, muy recomendable, con amigos en acción de gracias. Hemos ido a Katz´s a comer pastrami.
Sandwich de pastrami de Katz´s


 Hemos paseado por Central Park, hemos estado en Bryan Park, un parquecito precioso, con una pista de patinaje tan especial como la del Rockefeller center, pero más grande. No hemos patinado, el riesgo de partirnos las piernas u otros miembros de nuestro cuerpo muy necesarios en la vida en general y mucho más si eres turista en New York era muy elevado y no quisimos tentar a la suerte. Hemos visto el árbol de navidad del Rockefeller, ese que se ha encendido hace pocos días y sale siempre en las noticias. Hemos disfrutado de la iluminación y el ambiente prenavideño. Hemos comido  perritos y hemos ido bebiendo café por la calle. Hemos ido a comprar al supermercado, toda una odisea, ¿qué elegir? ¿qué será esto? ¿probamos esto otro? ¿cómo se pedirá aquello?   Nos hemos apañado "bien" con el inglés, en New York se habla español, pero si hablas inglés: mejor. Hemos ido de bares americanos, nos han encantado todos, sus precios no, pero era nuestra luna de miel y tiramos por lo alto. Los bares son acogedores, casi, casi mullidos. Te atrapan, es un gusto sentarte en sus barras,  de frente, apoyándote y mirando hacia los camareros. Hemos tomado una copa-cerveza en un lugar llamado 230th, con unas vistas impresionantes del Empire State y de casi todo New York y que yo recomeindo para aquellos presupuestos ajustados, que no puedan subir al Empire o al Top Rock, aquí, por 8-9 euros que te costará una cerveza, tienes las vistas, el lugar el chulísimo y no es nada exclusivo, a pesar de lo bonito que es. También se puede comer, cenar o tomar el brunch. Hemos pasado muuuucho frío y bastante calor. New York es una cuidad de contrastes incluso en el tiempo, un día te hielas y al otro te sobra toda la ropa. Nos hemos dado algun caprichín de Black Friday, nada del otro mundo, porque no somos muy de shopping. Estuvimos en Grand Central, la estación, la víspera de acción de gracias, fantástica la estación y el trasiego de gente. No dejéis de ir y mucho menos de pasaros por el pasaje de los susurros y bajar a lo que llaman Dining Concourse, vais a flipar y si vais con hambre: pecaréis.

Manhattan desde Brooklyn

New york, en general, es caro. Supongo que como todo, según planifiques tu viaje te saldrá mejor o peor de precio, pero si te dejas llevar por el consumismo, que es fácil porque es brutal la manera de consumir que tienen, se te va el dinero sin querer. En mi caso era entrar en un Duane Reade y gastarme, en chuminadas campestres 30 dólares: tiritas, bálsamo labial, pomada para cold sore (calenturas) descubrí una tan buena que volví a por más, Tums...unos antiácidos con los que tengo una historia personal maravillosa y que fue lo que más loca me volvió cuando los encontré, chicles varios, cosas de higiene personal en mini tallas...en fin, que me volvía loca en esas tiendas-droguerías-farmacias que también abundan en la cuidad. 

Vista del puente de Brooklyn

Mi gran consejo si vais a ir a New York es que planifiquéis el viaje, desde luego. Como ir a cualquier sitio, llevar unas referencias siempre se agradece y creo que se aprovecha mejor el tiempo, pero también os invito a improvisar. Sobre todo con lo de comer. En New York la oferta es tan variada que cerrarse o condicionarse un día por ir a comer o cenar a tal o cual sitio es una autentica chorrada, a no ser que seáis los magos de la cuadratura y seáis capaces de cuadrar vuestra visita, con las horas de comer y los lugares perfectos. En New York, y ya lo dice Elvira Lindo (leedla), todos los sitios tienen las mejores hamburguesas del mundo, los mejores perritos, etc...etc...Así que vayáis donde vayáis acertaréis seguro. A mi me encantaron los Delis, que cuando estéis allí los comprenderéis. Los que tienen comida estilo buffet, pero que es al peso, son una maravilla y la variedad de platos extraordinaria. Yo llevaba muchos sitios de comer apuntados y fuimos a casi todos, pero no recomendaría ninguno especialmente: Burger Joint (que lo he visto en todas partes, incluida mi guía lonely planet) es enano, comes rápido y a disgusto mientras miradas de personas en la cola se te clavan esperando que acabes y les dejes tu sitio, por no hablar de tu desesperación de coger una mesa antes de que te den la comida para luego estar apretado, codo con codo, comiendo con la gente.  Comida rápida en estado puro. JG Melon...pues nos pareció descortés. Katz´s decadente (también fuimos el día que más frío hizo, lluvia, viento, nos perdimos y tardamos una hora y media en encontrarlo con lo que empezamos a comer casi a las 17:00 horas) y el pastrami...ni fu ni fa, eso sí las patatas especiales.


Lavabos del Radio City Music Hall

Dejaos llevar, hay mucho borreguismo turístico. Todos estábamos en los mismos sitios. Las colas en determinados sitios como Ellen Stardust (no fuimos pero lo vimos), o en Silvias en Harlem (sí fuimos, como era temprano no había cola pero cuando nos marchamos era flipante)  eran impresionantes. Teniendo la enorme oferta que tienes a tu alrededor me resulta absurdo perder el tiempo en esperas. Nosotros no hicimos cola en ningún lugar. Tuvimos suerte quizá, ni siquiera para subir al Empire, y eso que fuimos el día de acción de gracias a mediodía.

Desde el Top Rock

New York no es peligroso. No tengáis miedos tontos y dejéis de ir a lugares porque os penséis que os va a pasar algo. Harlem es precioso, recorrer el bulevard Malcon X os lo recomiendo. Es una maravilla. Nosotros hemos andado por la calle y por el metro a horas intempestivas, 2-3 de la madrugada y sin ningún problema, simplemente que veréis alguna rata que otra. 

Harlem

Nos alojamos en un apartamento, en el Upper East Side, calle 103. Lo busqué en la web AIRBNB os la recomiendo, cansada de ver malísimas críticas de hoteles, cosas muy absurdas como camas sin hacer, camas sin sábanas, otros huéspedes en la misma habitación además de cucarachas, falta de personal, falta de limpieza, ruidos...y todo a precio de hotel de 5 estrellas  y que a mis 41 ya no soy, ni estoy para Hostels o albergues, buscamos apartamentos y creo que es la solución ideal. Si vais mas de dos personas, sin duda os saldrá genial de precio y por lo general, al menos nuestra experiencia ha sido 100% positiva, están de maravilla. Id a alguno que tenga buenas y muchas referencias, no os dejéis llevar por fotos muy bonitas que luego no se ajustan a la realidad. Unos amigos íntimos que fueron en octubre lo buscaron en la web La casa de mis primos y también vinieron muy contentos. 

A grandes, enormes rasgos esta es mi visión de New York. Pero iré poco a poco contando alguna cosa más, porque necesito revivirla. 

Detalles de Navidad por las calles newyorkinas

A pesar de todo, lo único que pretendo es transmitir que a veces vamos un pelín encorsetados a los lugares y que parece que si no haces lo que han hecho otros, si nos vas donde van todos te estás perdiendo algo. No lo creo. Hay cosas en New York que hay que ver, las verás sin querer, incluso. Hay otras que no tienen por qué interesarte, a nosotros por ejemplo todo lo relacionado con compras, outlets varios, incluido el century 21 y la tienda de Apple, nos traía sin cuidado. Pero hay gente que le encanta. Con los lugares de comer, pues he disfrutado más en un bar plagado de neoyorkinos, comiendo lentejas y sopa, que en alguno de los sitios recomendados. Los bares tienen encanto, os lo digo. Y el sandwich de pastrami me dejó fría, me comí uno de jamón, comprado en la estación de autobus de Washington que me gustó muchísimo más. Y al Magnolia Bakery ni entré. Tanta magdalena de colores me satura.


Mi sensación es la de que hemos aprovechado el tiempo y que además algún día que otro nos hemos dejado llevar. No llevábamos todo planificado a tope. Estoy segura de que nos falta, nos habremos dejado muchas no, muchísimas cosas en el tintero. Pero en diez días no se puede pretender abarcarlo todo. Y hay que disfrutar, que batantes estímulos te llevas a la cama. Yo creo que han sido los diez días más intensos de mi vida. Pero es que cumplir sueños es lo que tiene, que agota. Pero engancha. 


Edificio Rockefeller con árbol de navidad cubierto



Todas las fotos son hechas por mí, of course. 

Que dejéis de llamarnos gilipollas

Hace poco hemos asistido al nuevo nombramiento de un ministro en España debido a la dimisión forzosa de una ministra. [Leasé forzosa con todo el énfasis que se requiere: forzosa...forzosa...forzosa...]
El señor Alfonso Alonso es el nuevo ministro de sanidad. Nada más ser conocido su nombre como nuevo ministro se empezó a hablar de sus cualidades y aptitudes para estar al frente de tan importante, aunque tan denostada y degradada cartera gracias a las últimas ministras que han estado a su frente, en especial la última, para quién la sanidad publica es tan importante como para mí lo son los pendientes de Tous. 
Fue un calificativo general y común el de alabar del nuevo ministro su marcado y gran carácter político. "Es un gran político" repetían, insistían, compartían, consensuaban sus compañeros de partido y algunos periodistas. Tiene un gran carácter político, es un político de los pies a la cabeza, es un hombre con talante político...y un sin fin de expresiones más en esta línea. 

NO SE ENTERAN USTEDES DE NADA. 

Decir de alguien, hoy por hoy, que es un gran político, que tiene carácter político, que la política esta en sus venas es poco menos que decir que es un completo y absoluto sinvergüenza. Eso es lo que para nosotros, los cuidadanos, significa SER POLÍTICO. 

Hubiera sido mucho mejor que hubiesen dicho cosas como: 
Es un hombre con un marcado carácter de carninero. Es un gran taxista. Lucha mucho por las zapaterías. Su vida es la panadería. Le encanta la contabilidad. Siempre quiso ser maestro. Le importa mucho la moda....Pero decir que es un estupendo político y pensar que en nuestras mentes va a crearse una imagen positivia de alguien es seguir a años luz de la realidad. 

No nos interesan los despotas, chorizos, mentirosos, sinvergüenzas, caraduras, engreídos, ignorantes, absurdos, chafarderos. No nos interesan los políticos. Queremos personas HONRADAS, comprometidas y con los pies en el suelo. Que escuchen, que atiendan, que NO MIENTAN TANNNNNNNN DESCARADAMANTE. QUE NO ROBENNNNNN TANNNNNNN DESCARADAMENTE. 

En definitiva:
 ¡¡¡¡QUE DEJÉIS DE LLAMARNOS GILIPOLLAS A LA CARA!!!!

Por cierto, eso que dicen ahora de la recuperación económica lo habrán notado 8. Una cosa es que no haya recesión otra COSA MUY DIFERENTE que para ello algunos estén viviendo una PUTA MIERDA DE VIDA. Eso no es recuperación. Punto.