Cosas del día de mi boda que no quiero olvidar




La mañana de mi boda me desperté temprano. Las 07:10 de la mañana y me asomé a esta ventana.



Tras una semana muy calurosa, ese sábado amanecía soleado y fresco, renovado. Me sentí disfrutando de ese momento a solas, viendo amanecer, respirando mi pueblo, saboreando el frescor de la mañana, tranquila, contenta, ilusionada, feliz, mientras veía esto



Pocas veces me he despertado con esa sensación de descanso, de paz interior y de sosiego. Ese día fue así. Dos horas después nos íbamos a desayunar y se me ocurrió hacernos esta foto en el ascensor.



Me notaba distinta. Segura de mí misma, más que nunca en mi vida. Las personas a mi alrededor me hacían ser muy feliz. A una novia se le trata no sé, como con más delicadeza, se le mira de otro modo el día de la boda. O era yo, que irradiaba alegría, y eso es contagioso. Estaba como obnubilada, en ese estado de exaltación en el que adoraba a todo el mundo a mi alrededor. ¡Cuánto me gustaría que la mayoría de mis días mi estado de ánimo fuera ese!

En mi paseo hasta la peluquería tuve que cruzar mi pueblo de arriba a abajo. Llegué a pensar que aquella mañana era un musical y que en cualquier momento todos los invitados con los que me fui cruzando empezarían a cantar y bailar según iba encontrándome con ellos (algunos estaban de paseo, otros comprando detalles de última hora, las había que iban a la peluquería...). Parecía como si ese día mi pueblo estuviese allí puesto para mí. Era tan ideal que recordándolo casi me parece ensoñación. 

Cuando volví de la peluquería mi habitación estaba en plena ebullición. Me esperaba mi hermana y Elena, mi maquilladora; su ayudante y Jorge, su marido, y fotógrafo. 
Ese día nos cambiaron la cestita de frutas por esto




Que disfruté yo, porque en esos momento mi chico ya había sido expulsado a vestirse a otro lugar. Ventajas de la novia. 



Y llegó el momento del vestido de novia




Es un momento especial el de vestirte. No me preguntéis por qué, pero lo es. Ponértelo, de verdad, para andar con él, para pasar el día con él, para vivir. Sentirlo tuyo, ahora sí, tuyo. Tu vestido y tú. 


                         





Y antes de marcharme eché un último vistazo por esa ventana del amanecer. Pensando que ese iba a ser un día único e irrepetible. Dispuesta a vivirlo con todas mis ganas. 




Dispuesta a disfrutar de todos los detalles 



De la gente que me quiere y quiero 


Dispuesta a bailar



Aunque fuera estuviera lloviendo




Porque ese día que disfruté desde su amanecer, por aquella ventana, tuvo otra ventana 



Desde la que se pudo contemplar un atardecer así de maravilloso





Nada de esto hubiese tenido sentido ninguno sin ti. 
















Cosas que no quiero olvidar

Consejos para dar clases como profesora sustituta. SOS

Estoy Acojoná. Así, tal cual suena. 
Voy a hacer esta entrada desde el humor, porque si la hago desde mis sentimientos profundos puedo perder audiencia y la llevo peor que la de de la 2 en horario matinal. 
Necesito ayuda, sobre todo de aquellos profes que me leéis. Apiadaos de mi, os lo suplico. 

El caso es que hay un 98% de posibilidades de que la semana que viene a estas horas yo tenga que estar dando clases en un instituto. La última vez que di clases (que fue también la primera vez en mi vida) como profesora interina, en un instituto, fue en Marzo del año 2012. Y dí clase ¡¡5 días!! posiblemente de los más intensos de mi vida. Entonces me enfrenté a ello con mucha ilusión, desconocimiento total (jamás de los jamases había dado una clase, hice el CAP de último momento y ya sabéis que pagando se tenía/tiene todo) y una candidez que me hicieron acabar en el despacho del director, llorandoconataquedenervios, el segundo día en el que no fui capaz de hacer nada, excepto gritar y desesperarme, en una clase de 6 alumnos. Lo pasé bastante mal. Tan mal que con el paso del tiempo, el chasco de la última oposición y la falta de motivación que provoca el no trabajar durante tanto tiempo, he llegado a dudar y dudo de si esto es de verdad lo que quiero. De si no habré perdido la pasión. Venga, que me pongo seria y no quiero. 

Total que ando dándole vueltas a muchas cosas. Entre otras: 
¿Qué demonios tengo que hacer el próximo día que vaya a clase? ¿Cómo se afronta una clase, en la recta final del curso, por dónde empiezo? Eso de presentarme y contarles cómo doy yo las clases me resulta absurdo. Ni siquiera sé si el día que empiece sabré cuántos días les voy a dar clase...
¿Qué actitud adopto para que no me pase como la otra vez, que no era capaz de llevar el control? 
Ni que decir que de tema papeleo administrativo no tengo ni la más remota idea. Vamos que si viene Rodrigo Rato a decirme que le haga la declaración de la renta incluyendo paraíso fiscal me quedo igual de flipada que si tengo que saber qué tipo de trámites administrativos docentes tengo qué hacer. 

A mis nervios de ¿seré capaz yo de dar una clase en condiciones? Por cierto, ¿cómo se dan las clases? ¿qué dinámica seguís? Explicáis todo mascadito o que se apañen ellos haciendo ejercicios... Esa es otra, no sé los medios de los que dispondré, si hay tecnología o no (en el instituto que estuve no la había, sólo una clase con proyector...triste...)
No quiero agobiarme, si la verdad es que aquí la  que va a aprender voy a ser yo, está claro que a estas alturas de curso poco puedo hacer y más así de repente, novata y sin red. Pero me agobio de pensar en los "pobres" chicos que tienen ganas de estudiar ¿Existe este especímen?

Otro agobio, no menos importante, pero en el que no quiero pensar(ahora mismo) es: CONDUCIR. Esto llevo poniéndolo en marcha un tiempo. Cogiendo el coche, con mi marido al lado, siempre que no se me ocurre una excusa tipo: La siesta me ha sentado mal o parece que caen chuzos de punta por Albacete igual llegan aquí. Si me toca lejos, o cerca, pero sitios sin posibilidad de transporte público, cosa que en Murcia es lo lógico y normal, a lo mejor el primer día, no, y el segundo...¡duele! pero el tercero ya no me va a quedar más remedio que: irme a vivir allí donde de clases (y gastarme el sueldo en hoteles, si es que hay....) o conducir y ser feliz (lo de ser feliz lo digo por eso de positivizar y reforzar conducta y tal...pero me hago cakita de pensarlo). 

Total que llevo una semana que vivo sin vivir en mi. Dudando de todo, desde mi capacidad, hasta mi aptitud, pasando por mi motivación y llegando hasta desear, casi rezar, que el destino me dé una semanita más para hacerme a la idea. Pero creo que no va a ser así y que el miércoles que viene hay profe nueva, pero nueva, nueva, en algún lugar de Murcia de cuyo nombre nada puedo decir....

Por favor, echadme una mano. ¿Cómo afrontarías vosotros este primer día salvaje? 

Doce cositas que me dan mucha rabia...Arggg

1. Los comentarios a las entradas de Anónimos. Joo... ¿Pero tanto cuesta poner un nombre? aunque sea ficticio.

2. No quitar los plásticos protectores de móviles, relojes, calculadoras, cachivaches varios que llevan ese plastiquillo que los protege pero que queda horrible. La gente no lo quita para que el aparato no se estropee pero al final lo llevan viejuno, así con un plástico hecho añicos y ¡¡guarrispi!!

3.  Ainss, qué rabia, que se me peguen las tortillas, sobre todo la de patata. Tanto mimo, tanto esmero para al final darle la vuelta y que se quede ahí, entre la sartén y el plato, hecho una guarrerida que luego hay que arreglar y se derrame el huevo por el plato, por la encimera. Tengo una sartén que sólo uso para esto, pero hay días que la tortilla está rebelde y no hay manera.

4. Darme golpes, porrazos tontos a mí misma. Que si con la persiana, que en la esquina de la mesa, en el dedo gordo del pie contra la pata de la cama, contra alguna puerta porque creo que voy a pasar y no paso, morderme la lengua... Me da muchísima rabia cuando me autoaraño...¡¡¡arggg!!!

5. Ir a ponerme un calcetín y que tenga un agujero. ¡¡Argg!!¿ por qué lo guardé en el cajón? -pienso mientras lo doblo junto a su pareja y lo vuelvo a guardar en el mismo cajón.

6. Ponerme barreras para hacer cosas que ya he sido capaz de hacer. Decirme que no puedo. Boicotearme.

7. Que se me caigan los pantalones y tener que estar subiéndomelos todo el rato tirando de las trabillas.  Poner un cinturón para evitarlo y que el cinturón me apriete y estar molesta.

8. Tener el día de guapo subido, ir a comprar ropa y pensar que todo me queda bien. Ir a estrenar esa ropa el sábado para salir y descubrir que ni me sienta bien, ni me hace delgada, ni es tan mona y chic, ni nada de nada. Terminar poniéndome lo de siempre.

9. Tener mucho hambre y no ser capaz de saber qué quiero comer. Pensar tanto y darle tantas vueltas que al final se me pasa el hambre.

10. Despertar un domingo pensando en el buen rato que voy a pasar leyendo toda la tarde tirada en el sofá. Terminar pasando la tarde navegando por la E-biblio, leyendo reseñas de libros, uno tras otro y sin terminar de decidirme por ninguno. Que llegue la noche y no haya sido capaz de escoger uno. Cuando entro en esta espiral de "ir de librerías digitales" no paro y suelo tardar días en encontrar uno que me enganche.

11. Escribir un comentario de esos largos, reflexivos en un blog, foro, opinión a una noticia... Darle a enviar y que salga un mensaje de ERROR, no poder recuperar el comentario y tener que volver a escribirlo.

12. Que los días que no voy a ir a ningún sitio me lave el pelo y me quedé de maravilla y los días que quiero ponerme "mona" el pelo viva su vida loca.


El tufo del post patrocinado. ¿Marketing elaborado o de a granel?

No sabemos hasta dónde ni cuándo ni cuánto durará esta moda de los bloguers publicitarios, pero lo que soy yo suelo huir de post que tienen ese tufillo a patrocinio. Y es que el tufo suele ser evidente.
Por ejemplo, en los blogs de "famosos" como Paula Echevarría. Ella, en su blog, de vez en cuando publica un post en el que comenta productos que le han ido "fenomenal chica" y ahí te casca de tó. Desde cremas, potingues varios, maquillajes, medias, colchones, cositas para la niña, zapatos, artilugios varios...en fin, de todo mezclado cual ensalada primavera de Mercadona. No dice nada acerca del producto que no puedas leer en cualquier web, revista "femenina" o parte de atrás del producto en sí. Algunos simplemente los nombra y pone foto, uno tras otro, como si los hubiera probado todos. Cuando hace este tipo de post me suelen interesar más los comentarios, por si veo alguno crítico que diga algo como: pero chica, ¿tú tienes vida o te dedicas a probar cosas sin parar? porque si realmente lo prueba todo creo que Paula terminará teniendo una suite de honor en la famosa clínica del Doctor López Ibor. Lo curioso es que no, no suele haber crítica ninguna, al contrario, hay muchas contestaciones diciendo: que guay estos posts me ayudan mogollonsss a la hora de comprarme cositas. Que pienso yo si habrá gente que tenga la vida tan...asín, que se dedique a comprar sin ton ni son y encima ni siquiera tenga claro qué comprar hasta que una tía tan fina como Paula se lo dice.

No sólo la it girl Paula hace este tipo de post. Hay otras mucho menos famosas que hacen lo mismo. Bloguers de maquillaje, de moda, de dieta, de vida sana...de bebés, de blogs de nada en concreto (como este mío por ejemplo) escriben de repente un post alabando un producto que tú sabes-notas que ni de coña usan.
Hace poco en un post de un blog de moda aparecía un reportaje chulo, bien montado, y de repente...:

"Y no me fui de viaje sin mis lentillas de Vision direct"


Vamos que la idea no estaba mal, introducirlo como algo personal, pero el pegote al final se nota. Curiosamente en los comentarios nadie hizo alusion a las lentillas. No es un blog de lentillas, la verdad, y encima las lentillas no dan ni una pizca de glamour con lo que a las bloguersmodadictas no les debió interesar. Este blog concretamente lleva ya varios post publicitarias. Muy bien hechas, pero que no son otra cosa más que publireportajes.  Por lo general la creatividad en este tipo de entradas publicitarias suelen tenerla mucho más en aquellos blogs digamos anónimos, es decir de personas que no son famosas por hechos externos al blog. Supongo que porque la gente que lo escribe no desdeña (y me parece muy bien, no estoy hablando de eso) la retribución económica que conlleva pero por otro lado no quieren convertir su blog en La tienda en casa. 

Lo me termina fastidiando es ese marketing a cascoporro, que ellos dirán que muy estudiado y tal y cual, de las marcas, que buscan una bloguera de moda, o simplemente alguien que tenga más de X seguidores y mandan muestras, ofrecen su producto, en uno y mil blogs, y eso se nota. Se nota porque hay personas que tú sabes que por mucho que te cuenten que usan tal o cual tú piensas que ni de coña! Que no cuela que la tía que lleva un tren de vida megacool use eso. Que no, que lo del marketing bloguero es desesperante. Aunque la verdad, lees los comentarios de la gente y alucinas, porque la gente siempre agradece que le guíen por la senda del consumismo.

Cuando vivía en Madrid me sacaba unas perrillas de sobresueldo, para caprichos, acudiendo a reuniones de marketing. Eran reuniones de presentaciones de productos en las que los que acudíamos opinábamos sobre el producto en sí, el envase, el nombre, otros productos..en fin estudios de mercado. Se suponía que eso estaba medido al milímetro, por ejemplo se debía convocar a personas que tuvieran una edad concreta, nivel estudios concreto, a veces se buscaba solteros, otras casados, otras padres de familia, en ningún caso podías ser una persona que hubiese estudiado o se dedicase a la publicidad o medios de comunicación. Unas mujeres eran el enlace con las agencias de marketing, ellas tenían agenda con multitud de personas y cuando había alguna "reunión" te llamaban, y te hacían las preguntas de rigor para saber si dabas el perfil que se buscaba. Era muy difícil tener ese perfil concreto por lo que se mentía. A veces mentía yo, otras la propia reclutadora me decía lo que tenía que ser. Por supuesto yo soy licenciada en Ciencias de la Información, con lo que mi profesión estaba vetada, así que decidí que para aquellas reuniones sería ¡¡profesora!! jejejeje, no mentía tanto.  Esto lo hacía yo e imagino que el resto de contertulios no eran abogados (siempre había abogadas), doctores, pilotos, consultores, ingenieros varios. Por supuesto el producto que ibas a probar, analizar, valorar, en algunas ocasiones tenías que conocerlo. Yo llegué a ir a una de Canal + y no he tenido jamás el Plus. Pero como trabajaba para Vía Digital sabía un poco de qué iba el tema. La propina era buena, había reuniones de 20 euros, pero también he llegado a cobrar 50 o 60 euros por pasar una tarde o una mañana de charleta, que al final las reuniones eran muy entretenidas y en casi todas nos ponían un piscolabis, o un café con galletitas. Casi siempre te pagaban en metálico y alguna vez en cheques del Corte Inglés. Total que un dinero que a mí me venía de maravilla. Una vez incluso tuve la suerte de ir a una reunión, de las de 50 euros, en la que convocaron a más personas de las que necesitaban, hicieron un sorteo y me tocó a mí irme, no acudir a la reunión, pero sí cobrar los 50 euros, porque yo había acudido y había gastado mi tiempo.
Sé que ahora existen empresas así por internet, de hecho estaba dada de alta en una de ellas, estas te mandan productos para probarlos. Pero no es lo mismo que aquello que os cuento yo. Desconozco si se sigue haciendo. Imagino que la crisis habrá mermado mucho este tipo de cosas. Lo que siempre me he preguntado es para qué sirven todos esos parámetros que se ponían a la hora de seleccionar a la gente, se supone que es porque el producto lo quieren testar en el público objetivo al que va destinado, pero es todo falso y mentira. Yo jamás opine en contra de lo que pensaba, eso es cierto, siempre fui yo (siendo maestra, a veces casada con hijos, a veces sin, otras con pareja...otras sin...) pero siempre mi opinión era verdadera. Creo que no he sido consumidora de ninguno de esos productos, pero la verdad, es que había reuniones que salías con muchas ganas de consumirlos de tanto hablar de ellos. Y eso es lo que creo que pasa con los post patrocinados, que la gente, consumista a tope, oye hablar tanto de algo que al final pica y compra. Eso y que necesitamos líderes para todo. Que nos gusta mucho más de lo que somos capaces de reconocer que nos marquen el camino.

Los productos para el pelo, ¿timo?

Hay determinados productos para el pelo que yo diría que lo que los diferencia es el envase, pero que en realidad estás comprando lo mismo.
Este otoño en la peluquería me dijeron que me iban a poner una nueva mascarilla, con partículas de oro, muy buena que me iba a encantar y yo, que mucho genio y mucho carácter para unas cosas, pero corderita en matadero en otras, pues dije un - Vale, mientras me  maldecía de nuevo porque vas a la pelu solo a lo esencial, que ni me peino para que no se me dispare el presupuesto y al final, ¡zasca!, te cascan la mascarilla, (lease también Más Carilla), que va a ser una mascarilla más y que no te vas a enterar de si es mejor o peor que la que tienes en casa o que la que te ponían antes. Ese día la cuenta al final se salió de lo que yo tenía pensado, claro, y me volví a casa con un sabor agridulce y un poco cabreada conmigo misma por no ser capaz de decir NO. Sin embargo esta vez no me engañaron y fue cierto que la mascarilla me encantó. Que me quedó el pelo suave y con un olor fantástico. Que tras varios lavados seguía notando el pelo suave y sedoso (esto fue en octubre y la verdad es que tenía el pelo un poco seco tras el verano). Me gustó tanto que decidí que me la compraría. Había un inconveniente, el precio: 40 euros (hace honor al nombre "mas carilla... que ninguna otra ;) ) pues no es un precio para gastar alegremente. Así que decidí ser paciente y pedírmela para Reyes. Así lo hice.

Ahora la línea de esta marca de productos me encanta, me refiero a que cada vez que voy a la pelu, voy una vez cada mes y medio por el tinte, salgo encantada. A no ser que tenga algo especial, o me corte, yo no suelo peinarme, bajo, me pongo el tinte y listo. Pero vuelvo con el pelo que da gusto, suave que no puedo dejar de tocármelo y con un olor que me emboba y me relaja. Claro que en la pelu me ponen el tinte, la mascarilla, el champú y luego me suelen echar un poco de serum (esto no me lo cobran, va en el precio) todo de la misma marca y eso me deja como nueva. En casa, al principio, no me echaba la mascarilla cada lavado, pero ahora como el pelo me dura limpio casi una semana, sí me la pongo. Muy poquita cantidad porque cunde muchísimo, con lo cual al final está amortizado el precio. 

Pero... a lo que iba. Este producto me encanta, tanto que la semana pasada me apetecía dejarme el pelo rizado, sacar mi rizo natural  y no alisarlo como suelo hacer  y me planteé bajar a la peluquería  y comprarme el producto de la línea para los rizos. Pero me dio pereza y sobre todo que mi cartera no puede tirar esos cohetes alegremente, así que hice un experimento. Me lavé el pelo y no me eché mascarilla y aclaré. Me la puse después, sin aclarar , y me sequé el pelo con el difusor. Me quedó un rizo precioso. Perfecto. Nada de suciedad en el pelo, nada de que se note el producto, ese rizo que es efecto mojado pero que en realidad deja el pelo apelmazado, no puedes pasarte los dedos  y de un día para otro es engrudo puro. Me quedó el pelo suelto, con movimiento natural, con un olor ¡humm! muy rico. Me ha durado así, perfecto ,casi 5 días. Mi conclusión es que sí, que mi mascarilla es buena ¡coño! que valen la pena los 40 euros gastados, pero ¿no creéis que a veces con esto del pelo nos engañan un poco? No sé qué tendrá el producto de los rizos de especial para los rizos, no lo voy a comprar, yo con esta mascarilla voy más que feliz. De hecho es el mejor producto para rizos que he probado.

Editado 14 abril. Creo que he explicado bien lo que quería decir. Me explicoteo. 
Me refería más que a una diferencia entre mismos productos de diferente precio, la "supuesta" diferencia que hay entre los distintos productos: mascarilla para pelo rizado, mascarilla para pelo liso, mascarilla para volumen,  mascarilla hidratante, mascarilla nutritiva, espuma para rizos, para fijar, para pelo liso, para volumen, champú para pelo liso, para pelo rizado...que yo me pregunto ¿hasta que punto no es siempre el mismo producto pero en diferentes envases? 


Un post de este tipo se queda incompleto sin poner una foto del resultado.  ;)


Y sin decir el producto, que sin ser patrocinado ni nada que se le parezca os lo voy a decir: Mascarilla Icon India 24K. Eso sí, aviso, parece ser que esta mascarilla no es para todo tipo de pelo. Es muyyy hidratante. No lo vendo. Simplemente os lo cuento.


El viernes  la próxima entrada, muy relacionada con esta: El tufo del post patrocinado. 

Lunes gruñón

He dormido mal: poco y a trompicones. La siesta demasiado larga de ayer domingo, un día sedentario, casero en el que ni hice nada ni hubiese podido gracias a que mi cuerpo estaba  descompuesto después de un sábado que al final me resultó un rollo patatero. Ni un sábado más sin planificar algo qué hacer. Ni una excusa más para no conducir. 
Total, que no he dormido bien, como viene siendo habitual en los domingos. Y eso y otras vicisitudes asociadas a mi condición de mujer y que es lunes, me han hecho levantarme gruñona. 
Mi ritual es desayunar escuchando la radio, leyendo noticias, chismes desde el móvil, dando los buenos días a las amigas. Leyendo el twitter me encuentro lo de los antiniños. Un local de Asturias, creo, que señala expresamente que no está permitida la entrada de menores y la gente se subleva. No cualquier persona, es un escritor admirado quién reprime un comentario pero subraya que cría a cuatro hijos que son quienes sostendrán esto. Una madre le responde no sé qué de que los que no tienen hijos se deberían hacer un plan de pensiones privado. ¿Acaso nos hemos contagiado todos de la gilipollez argumental de Azúa? Hay mucha suspicacia y orgullo herido de padre con esto de los niños. Que haya lugares, restaurantes, eventos, hoteles en los que no se quiera que los niños sean su público no creo que signifique que nadie está en contra de los niños cual Herodes actual. No creo que sea cuestión de fobias, ni de desprecios, es simplemente una opción, una decisión empresarial, un nicho de mercado, un gusto personal que no tiene nada que ver con el orgullo de la paternidad. Si me dan a elegir yo prefiero ir a lugares en los que no haya niños. No odio a los niños. Pero tirando de sentido del humor, y no de tanta indignación, recuerdo aquello de los pedos y los niños: sólo se aguantan los propios. No voy a entrar, aunque podría, en lo molestos que son muchas veces, no sé si porque deben ser así o porque como me dijo mi amiga (acerca de sus hijos) estas vacaciones: Yo ya no me doy cuenta de que están molestando. 
Pero me hace gracia la tontería de las pensiones, de que los niños son el futuro...etc, etc, como si la gente tuviera hijos por el hecho altruista de que el país tire hacia delante. ¡Venga ya! mira que conozco razones por las que procrear, pero jamás nadie me ha dicho: Quiero ser madre porque sino las pensiones no se van  poder seguir pagando. Me parto. 
En serio, no se trata de odio hacia vuestros hijos. De hecho se trata de indiferencia. Y de ahorrarse líos, porque probad a decirle a un padre que su hijo está molestando. Probad y salid corriendo. 
Por cierto, aquí en Murcia somos tan proniños que incumplimos la ley antitabaco metiendo a los menores en esas horribles carpas cerradas a cal y canto, entre el humo, a que respiren aire puro. No sé quién es más antiniños. 

En la radio siguen con la política, con los pactos no pactados, con las rupturas, con los machaques. Escucho a algunos miembros del PP decir que Pedro Sánchez debe respetar a los votantes del Partido Popular y me meo de la risa. Digo yo que a los votantes del PP el primero que tendría que haberlos respetado es Rajoy. Es que parece que ahora es Pedro Sánchez el que no deja a Rajoy formar gobierno, pero vamos que es que ni siquiera es su turno, ¿no? ¿O cómo coño va esto? Cuando le tocaba intentarlo pasó de todo y decidió que ni lo intentaba y ahora que no le toca, quiere hacerlo. No veo mucha diferencia entre esta actitud estúpida y la de los de Podemos, que no sé si es cosa de uno o de varios o de todos los de Podemos. Podemos se columpió mucho al principio. A Iglesias se le subieron los votos a la cabeza y lejos de mantenerla fría se pensó que había ganado las elecciones. Dejó de pisar el suelo demasiado pronto. Y empezó a mostrarse absurdo. Y ahí sigue. Habla Garzón de no sé qué pactos ni líos, y de que ellos, IU, son los que no han movido ni un centímetro de lo que prometieron en elecciones, claro, como siempre, pero es que es muy fácil llevar un programa y no moverlo cuando no negocias, cuando no lo pones en marcha, cuando te quedas ahí. Me fastidia un poco que en ningún momento sea crítico con Iglesias, Garzón digo, al fin y al cabo él fue el primero que pasó por la intransigencia de la no negociación con el líder de Podemos. También Iglesias estaba de acuerdo en ir juntos a las elecciones con la condición de fagocitar  IU. Y todos intuimos que la fuerza de ambos partidos hubiera sido decisiva a nivel electoral si hubieran ido juntos, pero...fue imposible pactar, Garzón. Igual que entiendo que lo es ahora. 

La gente está cansada. Es verdad. 

Estoy gruñona esta mañana, así que voy a ponerme a hacer cosas, entre otras a pensar en el próximo fin de semana, en hacer algo útil porque a mí esto de salir y hablar con gente que me aporta lo mismo que un ladrillo relleno de carne picada no me llena, es más, me cabrea. 

Lo más importante de una boda

¿Sabéis que es lo más importante de una boda?
El amor.
Pues a veces y aunque no lo podías creer por encima del amor terminan imponiéndose cosas tan surrealistas como:
- Los vecinos de tus suegros.

El pasado fin de semana una íntima amiga fue a la boda de una amiga íntima, suya (su amiga íntima y yo no nos conocemos de nada). Como pasa ahora con el guasap, que vivimos vidas paralelas, a media que la boda iba pasando, nosotras, las amigas, íbamos recibiendo imágenes de algunos momentos de la fiesta. La cosa se puso muy dura-heavy, pero mucho, porque entre los invitados había personajes tales como Jaime Ostos y su mujer o Carmen Martínez Bordiú. Sí, ya se que el cuerpo se queda congestionado tras leer esto.
La novia iba horrible, con un velo que parecía....parecía un...parecía un costuminto, ¡coño! es que eso que llevaba no podía gustarle ni a ella misma, ¡leñe! eso qué es...¿Os lo digo? parecía una boñiga de Cantabria encima de un mantel, eso parecía. (Costuminto es una palabra inventada por mí, significa quécoñoesESO)

Bueno, dejaré de meterme con la muchacha, porque lo peor de la boda, y mirad que lo que he dicho ya es fuerte, era que el padre se dedica a la caza mayor y el lugar donde se celebró la boda estaba decorado con piezas de la caza. La indignación y la náusea de servidora fue de tamaño XXXXL al recibir una foto de los novios, con los Ostos, y detrás de ellos una ¡¡¡CABEZA DE ELEFANTE!!! con sus colmillos y todo. ¡¡¡Una cabeza de elefante!!!

Ante tal despropósito las amigas no nos callamos y dijimos que qué pintaba su amiga entre todo esa "fauna" y no precisamente nos referíamos al elefante. A lo que nuestra amiga nos contestó que la novia había aceptado sin más, la boda la pagaba papa y punto. El novio por lo visto es un tonto del culo, un pijo del norte, de esos que da grima mirar (al menos a mí) hasta de soslayo, pero ella se casa con él. Mi amiga dice que no va a durar casada ni un mes.

Y yo digo, y que me perdone y espero que no leas esto jamás, porque no tiene nada que ver contigo Esther, pero tu amiga es gilipollas perdida o una puta cría que no se da cuenta de que lo que se está jugando es su felicidad. Su vida. Así de sencillo.

En las bodas lo más importante debe ser el amor. Pero al final es que no. 
¿Tanta ceremonia (con 3 cambios de ropa "pedidos-exigidos" en la invitación de boda) para que dentro de un año de esa pareja no queden más que reproches? Y encima  digamos: se veía venir...

No, de verdad, la gente está muy loca. Y los primeros que dicen que están cansados de convencionalismos son los que no perdonan ni uno. Yo estoy cansada de escuchar que la gente pasa de todo y luego borrega borregae sum.

Es verdad, que yo veía a contaros que los vecinos de tus suegros al final son más importantes en una boda que tu amor, pero...se me ha ido el tema.





Me educaron sin manual de instrucciones.

Hemos pasado unas vacaciones de Semana Santa muy completas. Han venido amigos a vernos, así que nos quedamos en Murcia y disfrutamos de sus procesiones, su ambiente, de la ciudad y de la playa. Gastronomía siempre por el medio. Pero lo más interesante para mí de estas vacaciones han sido los niños. Mis amigos tienen dos hijos: niño y niña, creo que 10 y 7 años. Estos 5 días han sido el mayor período de tiempo que he pasado conviviendo tan de cerca, en mi propia casa, con críos y debo decir que he pasado por todos los estados, desde adorarlos, hasta desear que acabaran las vacaciones. Pero como todo en esta vida, con el tiempo se aprende a llevar y terminé echando unas lagrimitas el lunes cuando se fueron y la casa de repente quedó tan vacía. 

El día que llegaron, El Murciano, Oli (nuestra gata) y yo sufrimos un schock. De la calma de nuestro hogar de pareja, sin apenas ruidos, al torbellino de dos niños que enseguida subían y bajaban las escaleras de una planta a otra, de dos niños que llevaban 6 horas de viaje en su cuerpo y necesitaban expansión, de dos niños activos, jugones, que hablan alto, que preguntan, que tocan aquí y allá; nos sentimos aturdidos. A Oli el aturdimiento no se le pasó en todas las vacaciones. Y es que mi gatita parece que es más de adultos que de niños. Ella que es tan obediente, buena y cariñosa, que sólo quiere estar encima nuestro, o muy cerquita, pasó los días escondida. No es de niños. 


Casualmente ayer escuchaba en la radio  que se presentaba un nuevo libro sobre educar a los hijos y me preguntaba cómo nos pudieron educar nuestros padres en los años 70, 80, 90... sin leer un libro durante el embarazo, antes del parto, después del parto y durante todos y cada uno de nuestros meses de vida. Hoy en día hay tantos libros, programas de tv, páginas web, blogueros, secciones en programas...sobre cómo educar, qué hacer en caso de, es tonto tu hijo si..., cómo cuidar de tu hijo y no morir en el intento, escuela de padres, padres en apuros, qué le pasa a tu hijo al mes, a los 2 meses, a los 3...al año, a los 2 años...en la adolescencia, en la adolescencia temprana y la tardía que pienso si realmente es necesario, o es moda y al final, tanta pedagogía para qué, ¿para verles luego enganchados al Ipad, nintendo, etc...?

Decían en la radio que los niños hoy en día no juegan entre ellos. Yo he pasado la Semana Santa con dos niños que el 90% del tiempo han estado jugando juntos. Tal era mi asombro que llegué a preguntarle a mi amiga, su madre, si sus hijos no jugaban a la consola. Me dijo que sí, casi riendo, expresándome con su mirada que si no jugaran igual terminaba pensando que sus hijos sufrían una rara enfermedad. Pero la verdad es que no juegan. La niña no ha tocado el dichoso aparato en los 5 días que hemos estado con ellos. La he visto pintar, dibujar en una libreta cualquiera con el primer boli que encontró, escribir, imaginar, jugar en la arena de la playa, escuchar atenta (aunque aburrida explicaciones de una visita turística), la he visto ¡aburrirse! (estuve a punto de mandar la crónica a Iker Jiménez: "una niña aburrida"), intentar jugar con una gata que no le hacía mucho caso y le daba miedo, bailar y cantar con su madre, pasear con un monopatín, ayudarme a organizar la casa y limpiar, a hacer mi maleta, ver la tele, dormir, hacer el bobo, pero no la he visto jugar a la nintendo. Que por cierto, otra exclusiva para Iker: sólo tienen una. El niño sí ha jugado, a fútbol, su pasión, pero ya digo que la mayor parte del tiempo estuvieron correteando y jugando entre ellos. Y son niños especiales, extrovertidos, sociables,  la niña no puede ser más espabilada, inquieta, graciosa, y lista, muy lista. Y el chico, un pelín más inocente que la hermana, pero con una inquitud interior que me ha asombrado en bastantes ocasiones estos días de vacaciones.
Si dijera que no creo que haga falta ningún libro o pedagogo que diga a los padres que con los hijos hay que interactuar, que no tiene nada de malo que jueguen en solitario y con ordenadores o consolas, pero que igual que muy sano no parece que un niño se pase 4 horas pegando patadas al mismo balón, en el mismo sitio, él sólo, se intuye que lo otro tampoco. Que no creo que sea necesario decir que los niños dan guerra, corren, gritan, cantan, preguntan, tienen una inquietud y una energía que los hace precisamente niños y que eso es sano y hay que canalizarlo, sufrirlo y disfrutarlo. Si dijera todo esto los que sois padres os echaríais encima de mí, y tal vez con razón. Lo que pasa es que a veces se ve a leguas que los hijos se os han echado a la chepa. Igual que se ve a esos dueños de perros que son incapaces de dominarlos, que los perros van por delante de ellos y no logran controlarlos.

Todos los días que salgo a hacer deporte veo a madres, siempre son mujeres, que llevan a sus hijos en el coche, imagino que vuelven de recogerlos en el colegio, muchos sentados en los asientos delanteros, sin cinturón de seguridad, otros en la parte de atrás sin sujección, ni sillas, ni protección ninguna, una gran parte de los niños van jugando a la consola. Y me entra una rabia y un pena. De repente veo una monotonía, una grisura a su alrededor, presupongo la alegría de esas madres y padres cuando supieron que iban a tener familia y pienso ¿qué les ha pasado? ¿Cómo han llegado a esa monotonía familiar, a esa dejadez de incluso no proteger a su propio hijo? Y me pregunto otra cosa: Si pudieran elegirlo, ¿cuántos padres desearían no haberlo sido? ¿Habrá padres que igual que se rompe una pareja desearían romper con sus hijos, dejarlos, separarse de ellos, olvidarlos para siempre y vivir su vida sin ataduras? ¿Existirá eso? ¿Está sobrevalorado el hecho de "ser padres"?
Hablaban los doctores que presentaban su libro en la radio de que hay casos de hijos malcriados que son sangrantes, que es cierto que hay chavales que salen "torcidos" con unas rarezas inusitadas que los padres no saben cómo ha llegado hasta ahí y que les superan los problemas que eso acarrea, además de causarles una frustración como padres. Entiendo estos casos, son excepcionales. Pero contaban también como tenían unos padres, cuyo hijo de 22 años se comunicaba con ellos a través de guasap, ¡en su propia casa!, los padres, lejos de dejar de fomentar esa conducta, le seguían la corriente por miedo a...¿perderlo, disgustarlo, molestarlo? el chico no es violento, pero ya no quiere relacionarse con nadie, ni dentro ni fuera de casa. No tenía ninguna patología ni enfermedad, simplemente ha aprendido esa conducta. Pero la cosa es grave por parte de los padres, los cuales, según decían los doctores, le llegaban a dejar notas con la comida (por lo visto cenaban en espacios de la casa diferentes, no llegaban a coincidir ni en su propia casa [en la mía eso hubiera sido imposible]) que decían cosas como: es pescado, ten cuidado que puede tener raspas. ¡Por favor!

Igual me equivoco pero yo no creo que sea necesario tanto libro ni explicaciones sobre educar a tus hijos. Creo que el sentido común es el aliado más potente. Y el amor, y por amor no me refiero, por supuesto, a la sobreprotección, a que los niños, hijos, tengan que tener o hacer algo por el simple hecho de que otros, todos, lo tienen o hacen. Por amor hablo de educar, de estar, de contagiar, de entender, de aprender, de enseñar, de reír, de jugar, de planear, de llorar, de aburrirse, de desear, de regalar, de cuidar, de ser responsable. Hablo de ilusión, de verdes y azules y amarillos. A veces me dan ganas de preguntar ¿para esto has traído un hijo al mundo?






El primer día de la Semana Santa pensé que mi decisión de no ser madre había sido un acierto, porque no estoy preparada para el jaleo. No es por egoísmo, es que no hubiera tenido paciencia. Más de una vez me dieron ganas de pegar cuatro gritos. Y eso que no son niños en absoluto maleducados.  Es verdad que era mágico verles por la mañana, hablar con ellos y observar sus reflexiones, jugar y enseñarles tonterías que les hacían reír, el papel de tía, vamos. No he sentido que me falte algo en mi vida tras estos días con ellos. Pero sí que aceptaría que se vinieran, con sus pros y contras, a pasar unos días con nosotros.