...........Sin título.........

Llevo un tiempo releyendo mi propio blog, intentando encontrarme en aquello que escribí, por cierto bastante más interesante, entretenido, currado que lo que escribo ahora. 
   Hace tiempo, casi un año para ser exactos, que no tengo mucha inspiración al escribir, no por los temas que acuden a mi cabecita en cualquier momento, ¡la de entradas de blog que he escrito mentalmente! pero luego no me apetece plasmarlo, o más bien me cuesta hacerlo. 

A esta abulia se une que este blog ya no es mi espacio como lo era antes. Empezar un blog ilusiona, en mi caso tenía ganas de escribir, era una necesidad y me servía de desahogo en momentos de tensión, me ha servido para mostrar mi sentido del humor y cierta creatividad. El blog me ha ayudado a pasar soporíferas tardes de playa entretenida, a tener ratos íntimos conmigo misma, a reflexionar, a superarme y a reírme. 

Me encantaba porque me sentía libre, era una desconocida en el mundo virtual y ese anonimato me ayudaba a escribir sin censura. Tanto en mi blog como en otros blogs que leía. 
Pero ya no es así. 
Ya no soy anónima. Ni siquiera para aquellos que no me conocéis. Hay personas que han llegado a este blog y se han dado cuenta de que soy aquella chica que estaba con ellos en clase. Soy una persona de carne y hueso para algunos, soy alguien a quien otros han cogido cariño, alguien que primero inspiro cariño y luego indiferencia, alguien indiferente desde el principio y alguien a quien leer, por pura inercia, pero que nunca gustó. Soy alguien y ser ese alguien no me sienta bien. Me hace vulnerable y me genera ansiedad. 

Tengo que empezar de nuevo, porque no quiero dejarlo, no quiero dejar mi espacio porque me haya dejado invadir. Tener un blog en cierto modo es una acto de altruismo con cierta dosis de exhibicionismo y una buena parte de ingenuidad. No soy, ni lo he pretendido nunca, una bloguera seguida, el adjetivo muy sería una hipérbole que no merezco. Pero me da igual. No quiero carantoñas, ni caricias, ni que me dore la píldora nadie, pero he de reconocer que ha habido temas duros, en los que me he mostrado desnuda, que recibieron respuestas que me hirieron. Y tan vulnerable soy que esos dardos, que vienen desde alguien que no conozco ni me conoce, me han hecho daño. 

Estoy un poco perdida con todo y creo que necesito cambiar. Quisiera escribir todo lo que me pasa por la cabeza pero ya no puedo, porque no soy anónima. Me autocensuro. 

No, no soy tan ogro como yo me pinto, ni tan amiga como a veces he podido parecer. Soy una persona normal, con los problemas que todos tenemos, nada extraordinario, soy alguien a quien la envidia a veces le hace daño y que lucha, casi a diario, por no compararse con los demás. Soy solitaria, solitaria de verdad, y quienes me conocen en persona saben que un beso mío no es un beso más, que un abrazo mío no es un abrazo más pero que quizá ni ese beso, ni ese abrazo lleguen nunca. 

No soy seria, ni arisca. Me gusta ser amigable y entre echar una mano o mirar indiferente siempre elegiré lo primero, pero eso no significa que vaya a darte un beso.

Agradezco infinitamente todos y cada uno de los comentarios que dejáis caer por aquí. Agradezco ese tiempo, pero sobre todo es emocionante cuando esos comentarios transmiten que he conectado con alguien, que he tocado la fibra de alguien, que he emocionado o generado complicidad. Me gusta saber que hay cosas que nos unen.

No me gustan los compromisos. El compromiso, en ocasiones, tiene un componente muy elevado de compasión y la compasión a veces es condescendencia y mirar a los demás desde lo alto. No, definitivamente nunca he sido de hacer cosas por compromiso. Eso, a veces, acarrea problemas. O incomprensión.

Deseo volver a ser anónima. Lo que significa que deseo ser yo, escribir sin censuras, sin ponerme limitaciones. Siempre he tenido tendencia a ponerme trabas a mí misma y estoy en el camino de tirar lastre.

La gente suele decir que la década de los 40 es especial porque te permite ser tú misma, sin importarte mucho nada. No me ha pasado aún, pero estoy decidida a que sea así. En menos de unos días hago 43 años. No pretendo tener 20, ni 30. Ya los tuve. Ya sé que es tener esos años y ya tuve mi vida y mi tiempo durante esas décadas. Viví como me dio la gana y ahora estoy a otras cosas. No soy joven, ni lo pretendo. Es más, ni siquiera quiero serlo. Quiero ser mayor, parecer mayor y comportarme como una persona mayor. Eso no significa que la vida se acabe, eso no significa que no tenga edad para hacer lo que me de la real gana, para trabajar en lo que me apetezca. Si soy muy mayor para algo lo decidiré yo, no la sociedad. Ni tú que lees esto.

Y así, sin más acabo este post. Posiblemente el último del año.

Feliz Año a todos
Que vuestros mejores deseos se hagan realidad y sigan siendo causa de felicidad y alegría 






Dime de qué presumes...Tener mucho vello corporal.

Dime de qué presumes...Es un dicho que creo que es bastante real. 

Cuando era niña- jovenzuela mis pelos de las piernas me traían de cabeza. Tenía mucho, mucho, pero muuuucho vello. Demasiado. Mucho más que otras chicas, sin comparación. Mucho más que muchos chicos incluso. Muchísimo. Tanto que no presumía de ello. Era tabú. No secreto, pero sí algo que me avergonzaba y que en verano, sobre todo, me impedía llevar una vida cómoda y práctica. 
Las faldas o los pantalones cortos estaban prohibidos.  También en invierno, con medias, porque por increíble que parezca en mis años mozos las medias negras tupidas no existían. Era la época de las medias cristal. ¡Qué adolescencia Gensanta!
Hace poco encontré unos pantalones cortos Pepe Jeans de la talla 38¡¡¡ ¿míos? De cuando tenía 20-22 añitos que me dejaron flipada del tipo que debía de tener yo entonces. Pues esos pantalones gracias a mis pelos igual me los puse una o dos veces. en fin, que era un auténtico rollo y también un maldito complejo. 

    Peeeroooo la gente, las chicas, las amigas y conocidas siempre tenían más pelos que nadie,¡¡ más que yo!! ¡¡JAAAA!!! Me ponían mala esas milindres del pelo, esas que se lo quitaban con cuchilla en la ducha cada mes y medio y decían que tenían "muchísimos pelos" esas que se hacían la cera cada año bisiesto pero que por supuesto tenían más pelos que nadie. 
Yo les miraba las piernas y las entrepiernas, esos bañadores (los 80 fueron más de bañador, que le vamos a hacer, entre pelos y bañadores un desperdicio de cuerpazo el mío) altos de ingle, que unían ingle y sobaco sin temor al abismo, y yo miraba y yo envidiaba y yo odiaba a esas personas por poder llevar faldas y vestidos cuando quisieran. Por poder ponerse un vestido cuando de repente la primavera llegaba y de la noche a la mañana, de la mañana a la tarde una sentía calor y decía: 
- "Mañana saco del armario el vestidito ese tan mono....." 

Odiaba esa facilidad. En mi caso era algo así como hacer una oposición. Porque tengo pelos desde que tengo uso de razón y conciencia de que mi cuerpo es importante. Y mi madre, que no tiene pelos, no podía comprender que yo (o mi hermana) con 12 años no quisiéramos llevar las piernas al aire y no entendía que quisiéramos depilarnos. Porque entonces, parece ser que depilarse era cosa de mayores...O yo qué sé, de frescas, de casquivanas, de señoritas de mala reputación...pero el caso es que era una guerra constante con ella. 
Me quiero depilar

No
Por qué no
Porque no te hace falta
¿Que no me hace falta, pero tú me has visto las piernas? porque yo aún no he podido vérmelas
Eres muy pequeña para eso
¿Pequeña?, pero qué pasa con la depilación, ¿acaso te deja embarazada o qué?
Que no
Mamá, aunque solo sea la mitad de las piernas 
No te hace falta
JoooooooooooooooooooooOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO¡¡¡¡¡¡¡¡
Llantos, gritos, protestas, odios maternales....Aquí cabía de todo. 
Y yo terminaba comprándome crema deliplatoria a escondidas, aguantando broncas de mi madre cuando se enteraba...En fin. Tragedias domésticas. Y menos mal que una prima mía, diez años mayor que yo, se dio cuenta de que me estaba quitando el bigote con la maquinilla de afeitar de mi padre y me dijo: 
¡¡¡Va de retro!!!!! no hagas eso ¡loca! que terminará saliéndote el pelo más negro y fuerte que las barbas de San José. 

Y me propuso quitármelo con cera. Menos mal...menos mal.
Al final conseguimos que nos compraran una depiladora para casa, de cera, de esas de cubeta y ¡ale, pim, pam! Era lo más sofistificado que había entonces. 
Pensar en depilarse era hacer toda una declaración de intenciones, era un calvario pero que prometía una gratísima recompensa. Eso sí, poco duradera porque la depilación perfecta duraba hora y media. A las dos horas, en mi caso, ya volvían a asomar cientos de cabezas pelos negros, de cada poro tres como mínimo. Desolador. 
Cuando llegó el momento de depilarme las inglés...ufff, creo que todavía puedo sentir ese tirón de la cera, ese calor de la cera sobre la piel sensible que tenemos ahí. Era una cuenta atrás mental tremenda: 
a la de tres, venga...una, dos, tres....psssss, hummm, Ains, que no puedo. ¡Venga ahora sí! a la de tres: AHHHH!!!1 ¡¡¡UFFFF!!! ¡¡¡OHHH!! Ale, ya está, una hecha...ahora solo queda repasarla. Uff, a por la otra. 

Horrible. De verdad. Tortura. Eso era, una tortura. 

Cuando mi cuerpo era solo mío, para mi uso y disfrute lo llevaba mal, pero es que cuando llega esa edad en la que te gustan los chicos, te hierve la sangre, te bulle el frinstro...En fin, cuando quieres darlo todo, entonces el tema pelo era...iba a decir una putada, pero no, era el mejor cinturón de castidad jamás conocido. Al menos yo no estuve dispuesta jamás a mostrar aquel matorral velludo en todo su esplendor. Y mientras tuve pelos a mansalva me mantenía firme. Eso sí cualquier amago de cita, de verbena a la vista, de fiesta loca incluía un paso por la depilación, que en mi caso ya he dicho era un ritual que necesitaba de calentamiento y preparación mental previa. 

Se simplificó algo con la llegada de la epilady. Bastante. Aunque las primeras hacían mucho daño. Muchísimo. No recuerdo el tiempo que me llevaba depilarme, pero calculo que de una hora larga, por pierna + ingle correspondiente, no bajaría. Seguro. 

Aún así, ellas decían que tenían muchos pelos. Muchísimos. Y yo callaba. Tener pelos me jodía tanto que si querían tener más mejor para mí. Si les fastidiaba la mitad que a mí eso que ganaba yo callando. Dejaba para ellas el absurdo honor de ser las más peludas. A veces tuve la tentación de enseñar los míos, pero no lo hice. Sabía y sé que si lo hubieran visto pensarían que era un monstruo o algo del estilo. No, eso era mío. 

(Inciso: fijaos si mi tema pelos era duro que alguna vez me planteé el ser azafata, de avión, pero descarté la idea porque las azafatas siempre iban con falda y eso para mí era imposible. Tampoco se tenía la información que se tiene hoy, yo al menos no la tenía. Y luego dicen que se vivía antes mejor....)

Y llegó la depilación láser. Pero para entonces yo ya era una mujer adulta, con mi complejo asumido y llevando una vida muy incómoda, sobre todo en verano y en pareja, pero por lo menos me depilaba cuando me daba la gana. Y el láser al principio era muy caro. Mi hermana, en cuestión pelil quizá la única que podía decir que tenía más que yo,  pasó la primera por esa maravillosa experiencia, se dejaba casi el sueldo, pero era feliz. 
Recuerdo que el día que le vi las piernas lisas, lisas, lisas, sin atisbo de pelo, pelusilla, puntos negros deseando explotar la piel, cuando vi esas piernas de persona que NO TIENE PELOS, ¡quedé maravillada! y dije: 
Yo quiero eso. Me da igual lo que cueste. Lo quiero, lo quiero, lo quiero. Funciona. El láser funciona. 

Mi hermana iba a un centro, el primero que se abrió en Madrid, que para mí seguía siendo imposible de pagar. 
Hasta que se empezó a democratizar esto del pelo a tomar por culohastaluegohastanunca y abrió una cadena que me permitía darme ese placer, al menos en medias piernas e inglés. De momento eso ya sería una liberación. Y lo fue. Y tuve suerte, mucha. Porque con solo 2 sesiones de láser mis piernas eran otras y no me hicieron falta muchas más, mi pelo enseguida desapareció. Pasarme un verano entero ¡sin pelos!, despreocuparme por completo de ellos, ponerme la ropa que me diera la gana, mirarme las piernas y ver ¡piel! mis inglés ¡limpias! fue una de las mejores sensaciones de mi vida. De las mejores. Enseguida me olvidé de mi yo velludo. Creo que tardé exactamente tres segundos en aceptar mi nuevo estado a-pelil. 

Por eso, si tú, tu hija, tu amiga, alguien de tu entorno tiene pelos, siente complejo por ello, te digo que no lo dudes: no hay mejor inversión. Ganas en belleza y sobre todo en salud mental. 


(No es ningún post promocional, a mí no me pasan esas cosas. Esto es, como todo en este blog, mi vida al desnudo. Pero por si le sirve a alguien el láser que a mí me fue de fábula es Alejandrita, luego he probado fotodepilación y aunque ha sido menos dolorosa no he dado tan buen resultado. Sí, mi pelo era negro, negro, fuerte, fuerte, fuerte, de cada poro salían 3 pelos mínimo y mi piel no es blanca nuclear).
Este consejo vale tanto para mujer como para hombre. Fuera tópicos. Si no te gusta el pelo, no te gusta. Y no hay nada más que hablar.


En honor a aquellos que en Navidad no disfrutan.


 Es inevitable llega la Navidad y el aire que respiramos tiende a dulcificarse como si la calles estuvieran plagadas de puestos de gofres. 
No odio la navidad, aunque hay momentos en los que me supera tanto envoltorio y lentejuela mental. La Navidad  es como una especie de  fiestas de tu pueblo pero a lo grande. Son fiestas de tu pueblo en casi todo el mundo mundial. Todos estamos de fiestas los mismos días. Celebramos lo mismo que es una mezcla de amor, familia, ñoñez, compras, regalos y gula. La Navidad no me molesta, tiene su punto, lo que me molesta es que todo tenga que ser tan... iba a poner perfecto, pero no es el adjetivo, no es perfecto es algo así como especial, elegante, entrañable y festivo. Una mezcla. 

He leído últimamente por ahí cosas malas de la Navidad que me han dejado con la boca abierta. Gente que aparentemente adora la navidad pero que le ve su lado malo, como por ejemplo: 
- engordar unos kilos
- tener muchos platos acumulados para fregar al día siguiente a Nochevieja.
- Tener resaca de beber y comer...
Y me he enfadado un poco.


No pretendo hacer demagogia, pero hay gente, (alrededor de cada uno de nosotros hay gente así) que esta Navidad, o la pasada o la próxima van a pasarlo mal precisamente porque su ánimo no está para fiestas. Porque algo les ha pasado que les merma su alegría por completo (y nada tiene que ver con engordar, fregar o encontrar modelazo para la fiesta de turno). Porque como la Navidad se empeña en felicidad, familia perfecta, sonrisa profiden, todos reunidos para comer, hay quién ya no tendrá en su mesa a seres muy queridos. 
Esa gente es la que preferimos que en Navidad se hagan  invisibles, porque nos fastidian nuestra alegría y nuestras ganas de ¡qué bello es vivir! Estas personas durante este mes tan maravilloso tienen que tragarse su pena porque los demás nos hemos empeñado en que hay que sonreír - "mujer a mal tiempo buena cara", para ir de cenas, para quedar y beber champán, para hacer miles de regalos...para poner la casa bonita (u horrible, según gustos). 
Lo cierto es que nos guste o no hay personas que están en su pleno derecho de no querer seguir este mantra. Pero lo que es aún peor, hay personas que es que no pueden tirar tan alto de su ánimo estos días y el que haya personas por ahí diciendo que lo peor de la navidad son cosas tan mundanas como las anteriores no ayudan para nada. 

La enfermedad, la muerte, la falta de dinero (léase trabajo, trabajo cutre, muchos gastos principales, deudas a tutiplén), la falta de expectativas personales, la tristeza, el dolor, la invisibilidad, el desdén, la falta de empatía...son para mí los verdaderos puntos negativos de la navidad. 

No sé, parad a pensar, no se trata de que no haya que ver el vaso medio lleno, que eso hay que intentarlo siempre, por supuesto, pero vamos a ponernos un rato en sus pellejos y si tenemos amigos, familias, vecinos, conocidos que estos días van a saturarse y posiblemente pasarlo fatal por lo menos intentemos que sepan que su pena, su falta de ánimo, su agobio no nos molesta. Porque a veces la única forma de acabar con la pena es vomitarla encima de lo que haga falta, que al fin y al cabo es lo mismo que ocurre con tanta alegría y buen rollo en estos días: que algunos nos lo están vomitando continuamente. La felicidad empacha y la pena... de la pena lo que tememos es el contagio, porque todos sabemos que tarde o temprano habrá una Navidad que nos la sude, en serio, tanto muérdago y demás. 






























Hace un año, New York II

Hoy es víspera de Acción de Gracias. 
El año pasado este día lo estaba viviendo en pleno centro del mundo Yankee, tenía mucha curiosidad por ver, sentir, averiguar cómo se vive Thanksgiving en pleno centro, pero eso lo dejo para mañana. Hoy era la víspera. 

El día no podía ser más horrible, lluvia, frío, nublado, niebla. Todo en uno. Elmurciano, fiel a su tradición diaria de bajar al supermercado que teníamos a los pies del apartamento, fue a por el pan para el desayuno. Cada día, Elmurciano subía del super con un producto diferente que había llamado su atención: cervezas raras, zumos de 3 litros, bollos...Lo que se pusiera por su camino y fuera comestible. Le encantaba ese paseo matutino, decía, y dice, que le hacía sentirse viviendo allí, pero yo creo que le hacía sentirse protagonista de una película o una serie de esas con New York como un personaje más. El caso es que ese día subió feliz porque se había comprado un paragüas. ¡Tal vez el primero que se compraba en su vida! Estaba encantado con su adquisición. Además es que ese día era totalmente necesario. 



¡Vaya día más malo! pero si estás en New York pones al mal tiempo buena cara y te lanzas a la calle. Y eso hicimos. Al contrario de lo que están recomendado hoy mismo, por la amenaza de terrorismo yihadista, nosotros decidimos ir a la Grand Central Terminal y a la New York Public Library. Bajo techo y muy cerca una de otra. 

Grand Central: ayer y hoy
Algunos de los "manjares". No pude resistirme a la tarta.
Pues sí, la estación estaba a tope. Como era víspera de Acción de Gracias me imaginaba que casi toda la gente que estaba allí se iba a sus casas, a sus pueblos, a pasar el día siguiente en familia. La sorpresa de la estación nos la llevamos cuando bajamos a una zona llamada Dining Concourse. Una zona para el descanso, para la espera y...¡PARA PONERTE MORADO A COMER! Eso es como un centro comercial de la comida. Hay de todo. Un espacio enorme con un montón de lugares para comer: hamburguesas, hot dogs, zumos y batidos, tartas y pasteles, comida japonesa, italiana, vegetariana, todo lo que se os pase por la cabeza está ahí. Y todo tipo de gente: familias enteras, soldados (vestidos de soldados), estudiantes muy cools, gente muy rara y muy normal pululando por ese dining concourse esperando la salida de su tren. Yo no pude resistirme a probar la famosa tarta Cheesecake. Queríamos probar los perritos pero aún no estaban listos y tocaba esperar, así que finalmente almorzamos japonés. 

Zona de tartas. Nivelazo.


Entrada Biblioteca. La calle se ve al fondo.
En la Biblioteca pasé un rato maravilloso en su tienda de souvenirs. Todo lo relacionado con libretas, cuadernillos, post it, imanes eran geniales y no me resistí a gastarme unos dólares allí. Pocos para lo que me hubiese gustado. Me quedé con ganas de un paragüas con el dibujo del plano del metro, pero me parecía un poco friki para llevarlo luego aquí.  







El árbol de Navidad de la Library










Nos apuntamos a la visita guiada a pesar de que era en inglés, enseguida nos aburrimos de no entender nada y nos fuimos a explorar por nuestra cuenta. Se puede entrar en las salas en las que está la gente "estudiando", no me parece muy bien, pero aún así yo me hice una foto. No pude remediar ser así de paletilla y molestona. ;-(


Yo molestona ;-()


El miércoles teníamos planeado ir a comer a Katz´s, ese sitio mítico que sale en la archiconocida escena del orgasmo fingido de la peli Cuando Harry encontró a Sally. Queríamos probar el famoso sandwich de Pastrami. Nos perdimos. Anduvimos más de 20 minutos en dirección contraria, con frío, viento y lluvia calándonos. Cuando llegamos a Katz´s eran ya casi las 5 de la tarde. Pensamos que a esa hora no habría mucha gente comiendo, pero en New York SIEMPRE HAY GENTE. 

Un poco de Katz´s con salamis colgados a la derecha.
 La verdad es que tanto el pastrami como el local nos decepcionaron un poco. Más el pastrami, que era un sandwich tan enorme que costaba comérselo. El pastrami me resultó insípido. Yo lo esperaba más sabroso y Katz´s es demasiado decadente. O al menos lo era en un día tan gris y lluvioso como el que fuimos. Le falta la calidez (real y figurada) de los bares newyorkinos. Eso sí las paredes están atiborradas de fotos. Es un poco lío pedir, porque intuyes que hay demasiadas cosas que desconoces. Hay personal cortando pastrami sin parar y casi todos son hispanos, así que nos entendieron, pero yo tuve la sensación de que pedimos un poco al tun tun y nos perdimos algo mejor.   Creo que  la próxima vez que vaya probaré el salami. El local estaba lleno de salamis colgados. Katz´s es también tienda y vi a bastantes personas que entraban a comprarse un salami entero. Para el día siguiente, seguro.


Sandwich de pastrami


Y para terminar la tarde nuestro plan era ir a ver el inflado de globos del Desfile de Acción de Gracias. Había leído que se pueden ver muy bien los globos gigantes de cerca porque hay menos aglomeración esa tarde de vísperas que al día siguiente, en el propio desfile, y con el tiempo tan desapacible que hacía ¿quién iba a querer ir hasta allí? Pues es falso. Estaba a tope. Vimos los globos, pero a duras penas, siguiendo una fila de la que no te podías salir, rodeados de policías, padres, madres, niños, muchos niños, agua y paragüas. Había paragüas por todos los lados, pero sobre todo en las papeleras. Hacía viento y los paragüas no aguantaban, se daban la vuelta, se enganchaban, se rompían, te mojabas más si lo llevabas abierto. Era agobiante, la verdad. A estas alturas, serían las 8 de la tarde, nosotros ya estábamos cansados, así que en cuanto nos hicimos la foto de rigor y pudimos dar la vuelta a la fila nos fuimos de allí. A descansar. 


Al día siguiente era el desfile de Macys,  Macy's Thanksgiving Day Parade, y aunque no pensáramos madrugar para coger sitio (eso de estar en primera fila desde las 6 de la mañana no va con nosotros) teníamos claro que iríamos a verlo. 
Era Acción de Gracias y queríamos disfrutar al máximo del espíritu yankee. 
Para eso estábamos allí. 

Hace un año, New York I

Cuando sólo quedaban unos minutos para aterrizar en JFK Airport mi emoción no podía ser más grande.



Desde el taxi que nos llevaba a Manhattan, creía que estaba viendo una película. Esta vista me impresionó y emocionó a partes iguales. ¡Estaba en New York! Era real. 









Paseando por New York todo es reconocible y aparentemente familiar, como esta lavandería en la que te da la sensación de llevar toda la vida lavando tu ropa. 


Su Majestad, el Empire. 


No pensábamos irnos de New York sin comernos un Hot Dog en plena calle. 


 ¿Hay algo más navideño que la pista de patinaje del Rockefeller center?




Un incendio en pleno Harlem y un despliegue tal y como lo vemos en las series de TV.






Unas vistas desde Central Park.




El edificio Dakota, ¡qué interesante sería poder verlo por dentro!



Y un buen baño de Navidad a tope con las Rockettes en el Radio City. Otro lugar que merece la pena ver. Gigante teatro. 






La Navidad en New York es tal y como te la imaginas. 



To be continued

Soy rara

Soy una persona muy rara.
Ayer me pasó algo muy extraño. Pasé por delante de la puerta de un Primark. ¡¡¡Y no entré!!! Os lo juro por lo que más quiero.
No sólo no entré, ni siquiera me paré en la puerta, ¿en la puerta? No miré ni el escaparate.
Vi que era un Primark, claro, las letras son grandes y mi cerebro procesa todo lo que pasa delante de mis ojos:
Ahí hay un Primark - me advirtió
Esto que ocurrió en cuestión de segundos, visto en cámara cerebral superlenta sería algo así:
Cerebro normal: - Ahí hay un Primark
Cerebro loco: - Ahora tienes que experimentar una sensación de arrebato orgásmico que te deja patidifusa y no puedes pensar en otra cosa que no sea: Primark, Primark, Primark...
Cerebro raro: No noto nada de nada.
Cerebro loco: Algo falla, debes convulsionar y sentir deseos irrefrenables de entrar dentro.
Cerebro raro: ¿Dónde cojones estará el Lefties de las narices?
Cerebro loco: ¿Lefties? !De qué vas tía¡ !!PRIMARK PRIMARK!! ¿Es que no lo ves?  ¿Pero es que no estás de compras?
Cerebro raro: Sí, estoy buscando un plumas. Estoy de compras pero Primark no me pone. 
Cerebro loco: Entra, entra, entra. Aquí hay millones de cosas super chulas que después de darte una vuelta y perder toda la tarde te llevarán a...¡no te irás sin un paquete de bragas a casa!
Cerebro raro: Voy a ver si atajando por los baños encuentro el Lefties de las narices. 
Cerebro normal: - Paso

Esto me pasó ayer, en un centro comercial, al que fui en busca de un plumas. No es que fuera al cine y el Primark se cruzará en mi camino. Iba de compras. Pero yo soy rara. Igual de rara que toda esa gente que hace colas interminables para entrar en el Primark de Gran Vía de Madrid. La verdad, que cuando lo vi, ilusa, pensé que menuda tontería esa de montar un edificio estilo palacio de Disney para quitarlo en una semana.
Porque la razón de que la gente haga una cola de ese tamaño  será que esa tienda la van quitar en una semana, le dije a mi murciano cuando vi la noticia en la tele. Porque esa es otra, mira que no pasan cosas interesantes en el mundo y digo interesantes que no importantes (esto mejor lo obviamos) como para incluir dentro de un informativo con pretensiones de seriedad  la apertura de una tienda de ropa y las largas colas de gente que van a pasar el día o la semana al Primark. - No, no lo van a cerrar, nenica, me dijo mi marido. Al menos no tienen esa intención. Ese Primark seguirá ahí la semana que viene, el mes que viene, el año que viene, el lustro que viene, el siglo que viene.....Bueno igual el siglo que viene ya no. Pero no lo van a cerrar, próximamente no.
- ¿Entonces será que lo van  vaciar y van a vender otras cosas?
- Vaciarlo tampoco, renovar, ir cambiando sí claro, es moda y la moda ya se sabe...pero vaciarlo así de dejarlo vacío total, no.
- ¿Pues estarán regalando las cosas?
- ¿Tú quién crees que son los tontos, los que esperan fuera o los dueños de la tienda?
- Ahmmm, entonces, entonces...¿la gente es imbécil?
- Psss, err... humm...fsss...uff...aff...pssssii, seguramente.
- Ok, me quedo más tranquila, si es cuestión de gilipollitis aguda tarde o temprano sacarán la vacuna.
- Pufff....no creo.
- Entonces mejor evitar el contagio.
- Va a ser que sí.

 Mi cerebro, el raro, ha pensado que Primark etimológicamente da mucho juego. Primark puede derivar de prima, y de prima: primo. Y de primo pasamos a una usual expresión: hacer el primo, lo que significa: ser un pringao. Y de ahí a:  hacer el Primark hay una línea muy delgada, muy fina. De manera que el Diccionario de la Real Perriacademia ha  incorporado las siguientes locuciones:

  • Eres un primark. 
  • Hacer el primark.
  • Comportarse como un verdadero primarker
  • Vete a primarkear a la (gran) vía
  • No eres más tonto porque no vas más al Primark
  • Lo que la naturaleza no da el Primark no lo vende ( (Quad natura non dat, Primarktica non praestat)
  • A palabras primark oídos sordos.

Soy rara. Ya lo decía el título.

Shangai (1949) Cartier Bresson









La felicidad nunca es completa

Así somos, de estúpidos o de ingenuos. Según se mire.
La gran mayoría de las personas nos pasamos mucho tiempo pensando en alcanzar objetivos, cumplir sueños, lograr metas o conseguir cosas que no tenemos. Pensamos en nuestro fuero interno que una vez tengamos ESO nuestra vida será mejor, por arte de birlibirloque esa sombra que nos acompaña demasiados días desaparecerá. Pero la realidad es que no tiene por qué ser así.

A veces logramos lo que queremos, es normal si nos lo proponemos al final se suele conseguir. Hay personas que incluso llegan a lograr ser multimillonarias de la noche a la mañana, con la lotería claro. Lo logramos y lo disfrutamos ¿cuánto? ¿Una semana, un mes, un trimestre, un año? Una vez que lo tenemos la tendencia natural es olvidar de golpe y plumazo lo que nos ha costado conseguirlo. Lo olvidamos y entonces empezamos a dejar de valorarlo, hasta el punto de que esa nube que nos acompañaba antes vuelve a nosotros. Y tenemos momentos igual de asquerosos que los que teníamos antes, sólo que ahora, en teoría estamos más completos, pero la abulia, el miedo, la tristeza, el aburrimiento, la ira, el desconcierto, la inestabilidad, el inconformismo, la rabia, el dolor...aparecen igual. Nunca la felicidad es completa.
Lo malo es que a veces el causante de toda nuestra desgracia puede ser precisamente lo que antes fue objeto de deseo. Sí, es esa máxima que dice: Cuidado con lo deseas porque se puede cumplir. A veces deseamos un trabajo, una relación de pareja, una familia, una casa o un coche, una moto, dinero, mucho dinero, fama, poder, prestigio, belleza...Todo puede pasar de ser lo bueno de nuestras vidas a el horror de nuestras vidas.

Nada nos garantiza que lograr los deseos que tenemos nos vaya a hacer más o menos felices. A la vuelta de la esquina de nuestras vidas no sabemos lo que no espera y lo que hoy, aquí, nos puede parecer genial, mañana se puedo tornar en un fiasco. Por eso hay que disfrutar del camino. Hay que saber qué se quiere lograr pero no poner todas nuestras expectativas (de felicidad) en esa meta y también, por qué no, renunciar, abandonar o admitir que ese deseo no era lo que pensábamos en un principio. Pero yo creo que lo más importante, al fin y al cabo, es que nunca perdamos la ilusión que nos pudo llevar a emprender o buscar algo con todas nuestras ganas. Que no nos desinflemos cuando lo tengamos y que sigamos valorándolo tanto o más como cuando solo era un anhelo. Y cuando es anhelo que sepamos que la felicidad nunca será completa, así que más vale disfrutar del momento. Estemos en el momento que estemos.

Ni siquiera la salud nos garantiza que seamos capaces de ver las cosas desde otra perspectiva. Si no la tenemos es horrible, pero cuando la recuperamos a veces somos tan torpes que lo único que solemos hacer es volver a dar los pasos para volver a perderla. O no habéis oído nunca a  decir eso de: De algo hay que morirse. Cómo me fastidia esta frasecita.


CARPE DIEM.

BUSCAR TRABAJO...

...es casi como buscar una aguja en un pajar.
Cuando has invertido en formación, en ser competente, no te sirve cualquier trabajo. Si además, como yo, en un momento dado, fuiste valiente y creíste en ti misma y apostaste por desarrollar un trabajo que te hiciera crecer, te desafiara como persona y como profesional y te permitiese cumplir retos y sueños, y dejaste otro trabajo, uno bueno, con buenas condiciones porque ese ciclo ya había pasado y llevas ya 6 años en la cuerda floja hay momentos en los que te sientes frustrada.

Buscar trabajo agota, se te revuelve el estómago cada vez que mandas un mail a algún amigo o conocido comentándole que estás buscando curro, que se acuerde de ti si se entera de algo.
 Si fuera charcutera lo tendría más fácil: si te enteras de alguna oferta para una carnicería me avisas. O contable, o secretaria de dirección. Pero es que yo no soy nada en concreto. Y no sé cómo transmitir esa gran cantidad de cosas en las que creo que puedo encajar aunque luego dudo tanto, tantísimo si voy a ser capaz de llevar a cabo.

Buscar trabajo es duro. Es exponerte como perdedor. Como la pobrecita  a la que nadie mira, ni quiere.
No quiero cualquier trabajo, es cierto, y no porque se me vayan a caer los anillos, no. Es porque me he molestado en invertir en mí, porque mejor o peor desde hace más de 20 años vengo invirtiendo en mi formación, en mi cultura, en querer ser algo más de lo que se puede ser sin estudiar nada. Es una necesidad vital, no quiero vivir para trabajar, no quiero desear que llegue el fin de semana o las vacaciones, no me he preparado para eso. No me interesa el dinero, me interesa mi crecimiento personal, mi bienestar. Tampoco quiero un mega trabajo. No, tampoco soy ambiciosa en ese aspecto, ni me gustaría dirigir nada, ni tener una responsabilidad apabullante. Pero quiero hacer algo que requiera un mínimo de preparación, que implique estar formada, documentada, que requiera capacidad resolutiva, que contribuya a mi enriquecimiento personal, que me llene.

No termino de darle forma en mi cabeza a cuál es ese trabajo, porque hay muchos, desde auxiliar de biblioteca, pasando por profesora o formadora, , técnico o locutora de radio, montadora de televisión, trabajar en un teatro, en una filmoteca, en cualquier centro o ámbito cultural, educativo, lúdico...

La semana pasada, me armé de valor y mandé un mail a una persona que conozco, con un puesto muy bueno en la administración, simplemente para informarle de que busco trabajo, de que estoy en el mercado. Si yo estuviera en su lugar, yo, repito: yo, que soy yo, y me llegara un correo de una conocida, (mi marido ha sido íntimo amigo desde joven), creo que le mandaría una respuesta a ese mail diciéndole que lo tendré en cuenta, que me especifique más o que me es imposible porque hace mil años que no me entero de nada; no sé, un mail de cortesía, para al menos, hacer que esa persona no se sienta una mierda y lo peor una mierda ignorada.

Yo hubiese contestado. Yo.
Por lo tanto añado una cualidad más para mi futuro puesto de trabajo: empatía.
Claro que ahora que lo pienso, en el puesto que esa persona ocupa, igual la empatía no es cualidad, sino defecto.

No permitáis que nadie os desanime nunca. Y no os quedéis en el pensamiento de hacer algo: hacedlo.

NO DAÑÁIS A NADIE POR PEDIR UN FAVOR, NI MUCHO MENOS POR MOSTRAROS DÉBILES.  

El peor alumno de la clase

No se si el peor, pero quien más o quien menos, hemos ido a clase con chicos o chicas que no eran para nada estudiosos o nosotros mismos hemos sido esos alumnos. Aquellos a los que a veces de verdad parecía que los profesores les tenían manía porque daban la lata, no eran "correctos", discutían, ponían en entredicho sus explicaciones o simplemente pasaban de todo. No eran los peores pero eran malos estudiantes. Durante los años de colegio e instituto había muchos profesores o maestros que se pasaban el tiempo recordándoles los inútiles que eran y que nunca llegarían a nada en la vida. 
Y todos sabemos que eso ES MENTIRA. 

No conozco a uno, ni dos, ni tres de esos malos estudiantes que hoy tienen carreras profesionales brillantes. Y no sólo viven bien económicamente, sino que se permiten el lujo de hacer lo que realmente les gusta. Conozco a uno que es jefe técnico de una televisión autonómica, el jefe de todo. Incluso está dando clase en una universidad privada. Estudió lo mismo que yo pero por FP, porque él era mal estudiante y yo buena. Jejeje, yo me fui por la universidad y mirad dónde estoy. Me parto la caja. Y sí, le costo mucho aprobar BUP y COU, le costó horrores. Pero una vez salió de ahí, todo fue ascender. 

Conozco otro que en 2º de BUP no sabía ni por dónde le daba el aire, si del norte, el sur, el este o el oeste o todo a la vez. Era tal el lío mental que llevaba que decidió dejar de estudiar, hizo hasta 3º BUP pero no sé si lo aprobó, creo que no, y se metió de voluntario en el ejército, en la marina. Pero su pasión era la ópera. Y poco a poco, él solito, empezó a saber de ópera, mucho, empezó no sólo a saber, conocer, aprender sino que a solas cantaba, ensayaba intentaba averiguar cómo llegar a esas voces. Cuando dejó el ejército aún seguía un poco despistado, pero tenía claro que lo primero era la ópera, el canto. Y empezó a recibir clases y terminó haciendo el examen de ingreso en la Escuela Superior de Canto de Madrid. Ya no recuerdo si lo aprobó a la primera, pero el caso es que al final pasó por la escuela. Y hoy, vive de la ópera. Es tenor, canta en el coro nacional, ha cantado en el coro del ¡Teatro Real! y estoy segura de que será muy feliz. 

Y conozco al que no llegó a BUP, el que era el tonto de la clase en EGB, el que no era ni digno de preguntarle nada porque nunca sabía nada. El que llegó a acabar la EGB porque eso al final se acababa. Y se montó una empresa, de construcción, sí y ¿qué? se forró. Así. Sin más: de tonto a emprendedor. Cada vez tengo más claro que el emprendimiento está muy relacionado con los malos estudiantes. 

Y conozco a los que pasaban de estudiar, a los que no les gustaba ni un pelo y tenían claro que aquello no era lo suyo. Que sufrían en clase, que nunca disfrutaron de ninguna asignatura porque no tenían esa inquietud y decidieron meterse a trabajar en la fábrica del pueblo. Y allí siguen, con un trabajo sencillo pero que le es gratificante y les permite llevar una vida cómoda, hacer sus viajes, no privarse de casi nada. Ser muy felices. Aunque a veces fastidia madrugar. ¿Pero creéis que no le cuesta madrugar a cualquiera? Otros simplemente han ido pasando de oficio en oficio, algunos han logrado cosas que yo jamás he tenido a mi alcance: conserjes del colegio, de la biblioteca, auxiliares en el Ayuntamiento, técnicos de deportes...Y otros se fueron a la capi, buscaron trabajo en fábricas más grandes, ahorraron mucho, viven de maravilla, han formado su familia, tienen negocios propios (tiendas, casas rurales...) participan activamente de las cosas culturales o no del pueblo, en definitiva han sabido salir adelante más que dignamente. 

Y aquella pareja que se metió de cabeza en la hostelería de batalla, la de campaña, la del bar de carretera, de camionero, de menú y fue haciendo dinero de manera que cuando la que estaba en la universidad, yo, no tenía un duro, ellos vivían más que holgadamente. Y tuvieron hijos, porque ese era por encima de todo su deseo y su idea de felicidad. Y yo, no los he tenido, primero porque no he podido, después ya...pues igual no he querido. No he podido planteármelo.

Mi hermano, no fue un gran alumno en la ESO. Le costó horrores acabar, suspendió algún curso. Clases particulares todos los veranos. Pero al acabar se hizo un grado superior y tiene su trabajo, en Perripueblo, en la única empresa que se ha instalado en el polígono, una empresa potente, con unas condiciones bastante buenas. En su segundo año de trabajo ya ganaba lo mismo que su hermana mayor, o sea yo, en diez años. Tiene su piso, su coche, sus pertenencias, sus ahorros, sus caprichos. Nunca conocí a sus profesores, pero creo que a mi madre no le hablaban muy bien de él. Poco menos que era tonto....¡Ains! 


Hay una chica de Perripueblo que hace unas fotos de morirte. Es una fotógrafa excepcional. Aficionada, artista. Porque no vive de ello. Es su pasión personal. el otro día publicaba esto: 
                                         

Y yo estoy muy de acuerdo. Porque ella tampoco estaba bien considerada en el instituto. Era de las molestas, las tontas, las no estudiosas. Le tocó un curso con mucha competencia en cuanto a inteligentes se trataba y eso nubla al resto. 

Y ahora no sé muy bien qué conclusión sacar de todo esto, tal vez que la educación, aprender, el colegio, el instituto es importantísimo. Es incluso lo que hace que todos podamos tener las mismas oportunidades, pero hay que relativizar y saber que ni te eleva ni te hunde ser mejor o peor estudiante. 
O quizá, que como decía mi profesora de la academia, cuando tienes la duda entre aprobar o suspender a un alumno: apruébale. 
O tal vez que ni los tontos son tan tontos, ni los listos tan listos. 
Yo era tan buena estudiante que sólo he sabido ser eso, buena estudiante. 
A mí me hubiese gustado ser un poco peor. La verdad. 
¿Qué opináis? 




Bodas de Oro

50 años junto a una persona lleva detrás, al contrario de lo que suele pensar, sacrificio, entrega, perdón, renuncia. ¿Lleva amor? Pues sí, supongo que sí, pero nada de ese amor primero, de esa entrega arrebatada, ni pasión desaforada. Si quieres esto deberás pasarte la vida, como hacen muchos, empezando una relación. Las relaciones largas son otra historia muy distinta. 
50 años junto a alguien implica, lo primero, ser capaz de estar tanto tiempo con alguien, tener claro que no todo va a ser un camino de rosas, ni mucho menos, que habrá momentos difíciles, ganas de tirar la toalla, sueños que no se cumplirán, deseos a los que renunciar e incluso, a veces, a costa de que el otro (da igual el sexo) sí cumpla los suyos. 

Podemos hablar del amor y el proyecto de vida en común que se construye, de lo especial que es saber que hay una persona en la que confiar por encima de todo...Faltaría más. Y por otro lado, a veces, no es así. Y las parejas duran 50 o los que les echen. 

Ahora si no existe esa complicidad, si la otra persona no nos aporta sino que nos resta, no seguimos adelante. Hemos cambiado de forma de pensar, afortunadamente y si algo no funciona no hay porqué aguantarlo. Es así. 

Conozco a una pareja que acaba de celebrar sus bodas de oro. Uno de esos matrimonios a los que jamás he escuchado discutir, ni siquiera gritar, prácticamente no les he oído protestar nunca ni quejarse el uno del otro.  Jamás una palabra por encima de otra. Un  matrimonio con una vida plena, con salud, económicamente holgada, hijos con los que se llevan muy bien, muchos amigos, viajeros que se han recorrido medio mundo. Aparentemente una vida idílica de esas que ahora aparecen por ahí tan edulcoradas que a una, que es de por sí seca, al final le suelen empachar. 

Esa pareja es tal y como os la describo. Pero me contaba ella este fin de semana, después de la celebración de su boda de oro, que tuvo las maletas hechas durante 2 años y que si no se fue solo fue porque su hijo acababa de nacer. Este mujer se casó saliendo del pueblo para irse a vivir a Barcelona, allá en los 60, con un marido ingeniero que trabajaba en una importante empresa del sector de la automoción. Para la época vivían muy pero que muy holgadamente. Iban al cine todos los días, ella se recorría el mercado de la Boquería a diario, su pasión. Salían diariamente, vivían a su aire, independientes de todo y de todos, lejos de la familia lo suficiente para unos recién casados que solo quieren estar juntos y aprender a vivir solos. Gastaban sin problema y aún así podían ahorrar casi más de lo gastado, aunque entonces vivían en un piso compartido con otros matrimonios, algo muy común de aquellos años. Pero, aquel sueño acabó a los dos años escasos. A él lo reclamaron en el pueblo, su padre, en la empresa familiar y no supo decir que no. Ella se sintió estafada, pero volvió de Barcelona embarazada de su primer hijo. En el pueblo ya nunca estuvieron solos, todas la tardes tocaba visita a unos u otros padres. Y eso ella, independiente como era, no lo soportaba. Y entonces dudó de su vida. Y dejó atrás su sueño. Por su marido y sus hijos. Y de esa manera es como se llega a cumplir 50 años de matrimonio. 

Y todo lo demás que os cuenten son eso: cuentos. 

Por qué me tratan cómo si lo supiera todo

No sé si os habrá pasado alguna vez eso de que vais a un sitio desconocido o a informaros sobre algo y os tratan como si tuvieseis una tesis doctoral hecha sobre ese asunto.

Este verano, de camino hacia Pirineos, paramos en Tudela. Hace unos años estuvimos pasando unos días por esa zona y recordábamos con regocijo las verduras que nos metidos entre pecho y espalda en aquel momento. Así que decidimos que ya que estábamos de vacaciones, Tudela era un lugar ideal para comer. Para nuestra desgracia estaban en fiestas, las de Santa Ana si mal no recuerdo. Fuimos a un restaurante a preguntar si podíamos comer y lo primero fue que tuvimos que ir en busca y captura de la camarera, que a pesar de haberos visto allí, en la recepción, esperando,  mirando y con cara de queremos comer, ni se acercó y lo segundo que a la pregunta de si podíamos comer nos respondió con cara de estupor si habíamos reservado, no - le dijimos, y entonces su estupor se transformó en "vosotros sois tontos" y nos contestó que cómo queríamos comer sin haber reservado un día cómo ese. - ¿Cómo ese, qué tiene de especial este día? Ah, que es fiesta en Tudela. Ya pero mire es que yo vengo de Perripueblo, es la segunda vez en mi vida, 42 años de vida ya, que paso por Tudela y como comprenderá no me se el calendario festivo de toda España, solo queríamos saber si era posible comer. Evidentemente no somos de aquí. Y evidentemente no podemos comer. Pero... ¿se puede ser amable un día de fiesta como este? Y nos fuimos. 
Nos pasó luego en una tasca en la que a pesar de tener comida en la barra y preguntar si podíamos comer en la misma barra nos dijeron, con cara de vosotros sois gilipollas, lo juro,  que "ese día" es imposible comer sin reserva y que la comida, el menú es único y no se sirve nada más. Lástima de tapas de la barra porque se iban a pudrir. En fin. Que no vayáis a Tudela en fiestas. Que no os dan de comer. Y si os dan os clavan. Que es lo que al final nos pasó en un bar de la plaza que hace esquina y es así como antiguo. Clavada, malíiiisimas tapas, las que ellos te dan porque ese día, como ya sabéis, no se puede elegir,  calor y conclusión: No vuelvo a Tudela. 
Lástima, porque las verduras, cuando te las dan son deliciosas. Pero yo soy muy mía y hacía tiempo que no veía gente tan desagradable. Y soy de Castilla, la vieja. O sea que de carácter suave tampoco presumo. Pero...¡¡coño!! 

Pero me ha pasado más veces. He ido al Inem (antigua denominación para que nos entendamos todos) a consultar alguna cosa y me han respondido como si yo ya lo supiera todo sobre lo que pregunto. Mi cara de estupor ante el desconocimiento de lo que me dicen debe de ser tal que me repiten de mala gana lo que me acaban de decir, - ya, si lo he pillado a la primera, pero aún así, no se de qué va el tema.
 Una vez me enfadé mucho y le dije al que tenía enfrente: 
- ¿Usted sabe algo de sistemas de televisión? 
- No.
- Pues mire por donde yo sí, un montón. Claro eso debe de ser porque yo he estudiado de eso, he trabajado en eso, de manera que si me pidiese ayuda para sustituir su televisor no se me ocurriría contestarle que elija entre 3 modelos. Le tendría que explicar cada modelo, sus ventajas, inconvenientes y el que a mi juicio de experto le conviene, porque usted no tiene ni idea y lo más importante: no tiene porqué tenerla. Pues ahora explíqueme si es que esto que le he venido a preguntar se estudia en el colegio o hablan de ello en Sálvame todos los días, porque yo al menos, no tengo ni pajolera idea de cómo acogerme a esta ayuda, ni requisitos, ni plazos, ni leches. Así que no me  de usted tanto papeleo y expliquemé hágame el favor. 


Pero no siempre me sale la vena contestataria. La mayor parte de las veces me lo como con patatas y me voy con la sensación de ser un auténtica imbécil: 
1- Por no haber dicho nada.
2- Porque igual eso que no sé es público y notorio y yo vivo en la inopía. 
3- Por no haber insistido....¿por qué no insistimos cuando desconocemos algo y nos tratan como si sí lo supiéramos? 

En un sindicato, UGT, concretamente, fui a enterarme, angelico, de cómo iba el rollo de la lista de interinos. Esto fue hace unos años, tras mi primera oposición. Quería saber cómo funcionaba, si había alguna manera de saber o pronosticar si me llamarían pronto o tarde o nunca para trabajar. Quería saber en definitiva si podía calcularse más o menos la rapidez con la que correría la lista. Cuando quise darme cuenta estaba rodeada de archivadores llenos de listas de interinos de años atrás en las que yo y mi inteligencia sobrehumana, imagino, debíamos averiguar qué coño hacer con ese papeleo. 
Me sentí tan lela, tan absurda, tan imbécil, porque no tenía ni idea de qué debía buscar allí, ni para qué me habían dado eso si yo les había dicho que era mi primera vez en la vida que me presentaba y no tenía ni idea de cómo funcionaba nada de nada del sistema, ¿qué parte de no tengo ni la más mínima idea no dejé clara? ¿Tengo cara de inteligentísima? 
No, no dije nada. Miré aquellos papeles como el que mira unas instrucciones del montaje de una cabeza nuclear en chino mandarín y al rato me fui. 

Vamos a ver, si yo trabajo en un lugar y viene alguien a preguntarme por algo mi proceso mental es: 
Si viene a preguntar por esto es porque no sabe nada de esto. Luego se lo tengo que explicar yo. 

El suyo: 
La gente lo sabe todo de todo. 

Cuando me apunté a yoga lo dejé claro: No tengo ni idea de lo que va el yoga. Ni idea. Me suena a meditación india. Punto. 
Por eso cada día en la clase, cuando me decían, - no así no se hace, estás equivocada; me enfadaba. Y si no lo hacía porque quería verlo primero, porque no lo sabía hacer, porque no tengo ni idea de yoga, repito, ni idea, y me decían - Venga Perri no te duermas; pues me cabreaba. Y por eso en vez de decir nada, qué hastío, dejé de ir. 
Y es que no soporto que cuando voy a preguntar algo me contesten como si habría que haber nacido sabiéndolo todo de todo. 

Esto va también por lo el doctorado. Pues que resulta que no tengo ni idea de cómo funciona lo del doctorado. Pero oye, años llevo intentando que alguien, de la universidad, se digne en explicármelo. 
¿Os pasa esto?

Conversaciones sobre profesores con una madre

Este verano en las piscinas de perripueblo charlé con una madre que me contaba que su hija, 14 años, había suspendido música, matemáticas y francés. La madre parecía muy coherente en el planteamiento que tras los suspensos le hizo a su hija; pese a que ella, la hija, se quejaba de que los profesores habían sido muy injustos con ella  la madre le dejó claro que la culpa era suya, que no había hecho nada durante el curso y que de esos barros estos lodos. Me dijo que no la había castigado; con muy buen criterio la madre no ha prohibido a su hija que deje de hacer cosas, o salir de casa, pero claro, el verano de la chica,si quiere aprobar en septiembre, no va a tener nada que ver con el verano de alguien que haya aprobado todo. No es que no puedas salir, le dice a su hija, pero tú mañana a las 9 tienes que levantarte y estudiar y rendir y no puedes estar cansada. 
Me parecía muy coherente y razonable todo lo que me decía. Por eso, cuando me habló de la profesora de música y de que ella pensaba que realmente esta profesora se había pasado con la chica no pude por menos que ponerme de lado de la madre, aunque siempre lo hago con mis dudas al no conocer la otra versión. 
La cuestión es que música la suspendió con un 4,80 y la razón que dio la profesora a la alumna para no concederle esas 0,20 puntos es que no había hecho nada durante el curso. La alumna le negó a la profesora que eso fuera cierto y la madre me confirmaba que así era, que su hija otra cosa igual no, pero los deberes los llevaba hechos todos los días. La profesora ante la insistencia de la joven (un día de clase al que por "acuerdo tácito interalumnos" sólo acudieron otra alumna y ella a clase) le dijo que le llevara el cuaderno para ver las tareas hechas y quedaron al día siguiente, a la hora del recreo, en la sala de profesores . Cita a la que la profesora no fue y la alumna, enfadada, se fue en su busca a una cafetería cercana en la que sabía que la profesora tomaba su café. Allí le dio el cuaderno, desafiante, diciéndole que allí tenía las tareas y que desde luego, como podría comprender, no se había pasado la noche haciendo la tarea del todo el curso para presentárselo. El caso es que finalmente la profesora no le aprobó y le dijo, según la madre me contó, que en septiembre le iba a poner un examen tan difícil que le iba a dar igual estudiar todo el verano porque no iba a aprobarlo.

La madre ponía cara de alucine según me lo contaba y yo entre alucine, incredulidad, no sé si creerlo y que profesora más majadera. 
La madre me contó que su hija  había pensado coger música también en 4º de la ESO porque le gustan las artes, pero que tras este lío con su profesora no pensaba estudiar música el curso próximo. Lógico, yo tampoco querría meterme en clase con una majadera así. 

La madre, creo que como es lógico, terminó haciendo su reflexión personal acerca del profesorado en general de su hija y la verdad es que bajo su evaluación personal muy pocos profesores salían bien parados. Es normal que al final una manzana podrida haga ver igual de podridas al resto. Para ella la mayor parte de los profesores del instituto pasan mucho de todo. 

En estos casos suele ponerme un poco a la defensiva y tiendo a defender a los docentes, aunque sólo sea por llevar la contraria (porque la pura realidad es que yo no tengo ni la más remota idea de qué es lo que se cuece en un instituto a día de hoy). Y le dije que es más complicado de lo que parece, que quizá mucho trabajo bien hecho no se aprecie y que por culpa de uno malo todos acaban juzgados por el mismo rasero. Que los hijos mienten mucho o disfrazan la realidad y que hay muchos padres que pasan mogollón, cosa que ella me reconoció porque por lo visto en perripueblo es normal no ir a clase cuando los alumnos se ponen de acuerdo, por ejemplo dos días antes de las vacaciones ya no van, dicen en casa que no va a ir nadie y los padres tan pichis. ALUCINO. Ella me dijo que a la clase de 4º ESO fueron únicamente 2 alumnas los dos últimos días: su hija y otra chica. 

El caso es que luego reflexioné sobre la mala fama que en general suelen tener los profesores. No sé, es difícil que se reconozca su trabajo, lo malo suele resaltar mucho más que lo bueno. Actitudes, si son ciertas, como las de esta profesora de música no ayudan y a mí desde luego me sobran. Me indigna que un alumno dejé de estudiar una asignatura por un docente estúpido. Supongo que también dejará mucho que desear como compañera de trabajo. Y no sé si esto a nivel de claustro se ve y se mira hacia otro lado o si habrá profesores kamikazes que alguna vez le digan a esta gentuza que mejor que se hubieran dedicado a la cría del pepino salvaje.

La cuestión es que todos hemos sufrido algún o algunos malos profesores. Malos de verdad. Pienso que ser profesor no es nada fácil. Ser un buen profesor depende tanto de los ojos que te miran...  Pero y ser padre, ¿se han planteado los padres lo que los profesores piensan de ellos? Seguro que también hay muchos que piensen que dejan mucho que desear.

No sé si me explico.





Pd: La chica ha aprobado mates y francés. No música, que no la ha aprobado nadie porque efectivamente puso un examen para no aprobar. ¿Se estará asegurando la mujer(zuela) tener trabajo este curso?
  Con un "par", la chica, este curso, ha vuelto a coger música porque a pesar de todo le gusta esa asignatura. Yo, seguro, que no lo habría hecho. 

New York algunos datos útiles

Otra entrada más que tenía en la recámara. Esta casi que ya no la puedo completar más, aquí incluso hay cosillas que ya ni recordaba. Qué lástima que la oposición me nublara las ganas de escribir sobre New York.

Datos concretos. ( Fecha noviembre de 2014)
Metrocard
Viajes ilimitados durante 7 días por 30 dolares. 
Una metrocard por persona. No se comparte. 
Pedir plano del metro, map, y llevarlo con vosotros. 
Si vais más de 7 días, pero no los suficientes para que os salga rentable pagar otros 30 dolares, como fue nuestro caso, la metrocard la podéis ir recargando de pocos a pocos dólares. Os sale un pelín más barato, muy poco, que comprar el billete individual, pero es muy cómodo y en este caso, cuando la recargáis, los viajes no son ilimitados, se van descontando y entonces podéis usar la misma más de una persona. En las máquinas de recargar viene en español y no tendréis problema para hacerlo. 

Patear y distancias
Dividir New York en zonas y visitarla así es muy buena opción. Os aseguráis al menos patear por todas o casi todas partes. Si no os da tiempo a patear todas, escoged las más significativas. De perogrullo. Aunque no sea partidaria del borreguismo turistil, es obvio que ir a New York y no ver determinados iconos: Rascacielos, puente de Brooklyn, Zona Cero, 5Th avenida...es absurdo. Por eso, a no ser que seáis muy rarunos, os recomiendo pasar por lo principal y volver con esas imágenes que todos conocemos en 3D reales. 
Insisto, se anda sin problema, estás muchas horas andando, pero no porque para ir de un sitio a otro tardes mucho, sino porque en el camino todo es maravilloso de ver. En Washington, por ejemplo, si tuve la sensación de que era inmenso. Y que ir de un sitio a otro, andando era duro, porque allí si que hay distancias. En New York no. 
Una cosa muy útil para calcular antes de ir es mirar en google maps. Poner un punto y otro y calcular la distancia y el tiempo andando.

Primer día. 
Llevar planeado lo que se hace el primer día ayuda a situarse. Parece una bobada, pero el primer día entre todo lo que he dicho: viaje, emoción, cambio brutal, puedes descolocarte un poquito y si no llevas las cosas planificadas igual terminas no haciendo nada, o teniendo la sensación de que no has aprovechado ese tiempo (y en un viaje todos los minutos valen oro). Llevar pensado lo que harás y cumplirlo es buena idea. Nosotros el primer día paseamos nada más llegar y nos volvimos a casa en metro, lo inauguramos desde el momento cero y ¡perfecto! LLevábamos una ruta planeada, no la cumplimos a rajatabla, pero sí nos ayudo mucho a tener un objetivo que era llegar a Times Square y yendo hasta allí descubrimos un montón de cosas. 

La gente te ayuda.
Nos ha pasado más de una vez que estando en medio del metro, o en plena calle, alguien nos vea con el plano en la mano y se acerque a preguntarnos dónde vamos o qué buscamos. Genial. Porque la verdad que siempre nos han ahorrado unas cuantas vueltas.
Lo que si aconsejo antes de ir es echar un vistazo, aunque sea por internet a las monedas. Las dichosas monedas son un engorro. Nosotros no sabíamos qué valor tenía cada una, parecíamos tontos cuando pagábamos con ellas, porque al final optábamos por enseñarlas y que el dependiente cogiera las que necesitara. No pone el valor en cada una, por lo que de repente te sientes extraño, analfabeto...es una sensación de lo más rara. Así que si podéis echar un ojo antes de ir y por lo menos saber cuantas monedas tienen mejor. No es cosa de vida o muerte, pero oye...

Las propinas. TIPS
Se llaman TIPS, por si alguno desea preguntar si la propina está o no incluida. Lo de las propinas es un engorro del copón bendito, que queréis que os diga. Por varias razones y me temo que en esto voy a ser muy subjetiva o sea que entiendo que quizá esto es apreciación personal.
En primer lugar nunca sabes muy bien si estás siendo justo o un rata (para ellos). Porque si lees guías de turismo te suelen poner que un 15% es razonable, pero  allí en mucho sitios te ponen en la cuenta las TIPS recomendadas y la del 15% nunca aparece. La mínima del 18%. La del 15% suele ser la que te cobran de antemano, cuando ya está incluida y personalmente la que yo prefería. Porque era un jaleo.
En segundo lugar, llevas la cartera llena de billetes de 1 dolar. Te dan las vueltas de todo en la mayor cantidad de dólares de a 1 posibles, para  que luego puedas dar propinas, claro. Así que tú te crees que llevas mucho dinero y cuando te pones a contar, ¡na de na!.
En tercer lugar, como la propina va en función de lo bien que te atienden (pero ¡ojo! incluso aunque te atiendan mal, o eso percibas tú, la propina hay que darla) son muy pesados. Para mi gusto excesivamente pesados. Yo soy de déjame a mi aire que si necesito algo te lo pido. Y entre que no dominamos el idioma y venían cada cuarto de hora a preguntar, eso era un espectáculo, o contestábamos good a todo, o nos daba por decir, Sorry? y entonces empezaban a soltar una parrafada, que aún intuyendo que estaban preguntando si necesitábamos algo nos quedábamos allí con cara de fastidio, porque era un engorro, en serio. Y todo para terminar sonriendo con cara de bobos. A mí tanta atención me satura un poco la verdad.

Visitar Empire y Top Rock.
Por la calle suele haber personas que os quieren vender las entradas de subir a los rascacielos. Os dicen que os evitáis colas de 2 horas y más cosas un poco ¡¡argggg!! No os quieren engañar, las entradas son reales. Peroooooo, esta gente vende las entradas más caras, no que sean más caras, sino que  hay de varios precios, porque algunas incluyen subir un poco más alto (dicen que no merece la pena y sinceramente no creo que la merezca). Lo de las colas de 2 horas es falso. Quizá en algún momento, algún día haya colas enormes, pero nosotros no las pillamos. Dicen que suele haber más gente al atardecer, por eso de que las fotos salen más bonitas y por ver la ciudad encenderse. No lo sé. Yo fui  de día, un día además sin sol, nublado, concretamente en Acción de Gracias, a las 2 de la tarde y me pareció fantástico. Al otro subimos de noche y me gustó menos.

Con glamour, se nace

Aquí estoy, esperando al segundo autobús del día. El que me lleva a Perri pueblo. Son las 15:36 y llevo despierta desde las 05:00. He cogido el primer bus a las 09:30, he llegado a Madrid, he cambiado de estación. He ido en metro. Tengo la regla, me vino ayer y estoy muy cansada. Tengo calor, para viajar más cómoda me he puesto pantalones, anchos y negros. La regla me hace sentirme hinchada, insegura y me dan ganas de mear constantemente. Me duele la barriga de tanto comer chicle, de madrugar. Madrugar me da gases. Y aquí estoy. Con mi pelo recién teñido, alisado. Mi maleta nueva de 4 ruedas. Mi bolso kipling, mi color moreno de playa. Y me siento un desastre, un fantoche. Una chica me pregunta si este es el Bus a Bilbao. Va perfecta. Rubia, de blanco. Parece que ha salido de una de esas revistas que acabo de ojear en el kiosko. Relajada, moderna, monisma. Y me hundo en mi cuerpo maltrecho. El glamour, desde luego, es algo que no me acompaña. Debería hacerme perro flauta, pienso.

Reflexiones de una veraneanta obtusa III. Las leyes están para pasárnoslas por ahí.

Spain is different por muchas cosicas: que si hacemos tortillas con las patatas, que si el 15 de agosto todos estamos de fiesta, que si nos echamos la siesta, que si se come bien en todas partes, que si los plasmas y los fin de las citas, que si los chorizos no se comen sino que se sufren...en fin different. 
Pero hay algo que sí que nos diferencia: la mala educación. 
Para mí un español, generalizando, es alguien muy mal educado. 




Español: Generalizando, persona mal educada que se cree que tiene la razón suprema y que ante cualquier toque de atención contesta: eso lo será tu madre. Sinónimo: maleducado

Pero la culpa es de la administración.
Vamos a ver, qué leyes, que regulen las conductas incívicas están castigadas, observadas, controladas. Sólo se me ocurre una: la de aparcar. Esa ley no se la saltan oye. Si aparcas mal date por jodido porque ya sea un agente de movilidad, un poli local, un marciano disfrazado de cupletista o el perro de tu vecino, la multa te cae, sí o sí. Y no valen excusas (que por otro lado no las hay). Castigado, multado y a casa con el recado. Por eso se dice que el afán de estas normas es recaudatorio. 
EEJEMMM...Pues me parece a mí que están los ayuntamientos gobernados por (presuntos)* tontosdelculo porque estamos perdiendo dinero a cascoporro, recaudatorio y no recaudatoriamente hablando, pero estamos perdiendo dinero, millones, muchos. 

Por ejemplo: las putas mierdas de perro.  Y lo digo así, por no decir: las putas mierdas de perro que se deberían comer cruditas sus asquerosos dueños. 
Qué pasa con las caquitas de perro, ¿adornan? ¿decoran? ¿aromatizan las cuidades y pueblos de esta España different? ¿Por qué razón no hay nadie encargado de vigilar esto? Pero si no hace falta mucha historia, simplemente algunos agentes, de esos locales, ociosos, paseando y perro que caga y mierda que queda: MULTÓN AL CANTO. Y que se corra la voz. En 3 meses hemos acabado con esa decoración tan modern talking. 
Lo curioso es que a este respecto hay ordenanzas, pero se incumplen. Igual que se incumplen las de llevar a los perros debidamente. Y no, no me contéis aventuras de perros maravillosos porque no paso por ahí, porque yo a tí, dueñodeunperromaravillosoquenohacenada, no te conozco y tu perro y tú tenéis una cara brutos que ni Zruspa con todos sus primos. Y que no vivís solos. Meteoslo en la cabeza o en la punta del pijo, donde mejor os vaya según vuestro tipo de dureza para ir por el mundo.

En la playa han puesto carril bici, olé las bicis, olé sus derechos y olé sus cojones, que ellos reclaman todo pero luego, algunos cuantos se lo saltan todo: semáforos, van por las aceras, pasan pasos de cebra, no paran en pasos de cebra...
En la playa hay un paseo que han dejado solo para peatones. Nada más empezar pone: Zona Peatonal. No: bicis, motos, coches. Lo pone con una señal icónica, por si acaso a alguien leer le da pereza. Pues los de las bicis deben creerse peatones. Por allí van, tan campantes. 
Mi pregunta es: ¿para qué coño se pone esta restricción? para que yo me enerve, claro. No la cumple ni el tato, no vigila el cumplimiento ni el tato ni el primo lejano del tato. Señores de la administración: con poner la señal no basta. La mala educación nos precede. 

Mantener limpias las calles, parques, playas. Esperad, que me voy un año sabático a descojonarme. 
(Me la voy a cargar pero...Murcia es muy sucia. Muy, muy sucia y destartalada)
Pero no me refiero a que no se lo limpie, ojo, me refiero a lo guarra y maleducada que es la gente. Con mis ojos he visto tirar botellas de agua y latas en medio de la calle, los papeles ya es para descojone parece que tirar un papel en una papelera debe quitar potencia sexual o algo; las colillas encendidas tiradas desde lo alto de un piso ¿qué, dan puntos en el candy crush o es sólo cosa de ser un gilipollas? La basura se tira dentro del contenedor, dentro - fuera son antónimos.  Basura, basura, basura...se puede traducir en euros, euros, euros...
Reciclar. ¿Para  qué  ponen  los contenedores? Respuesta de un español: 
Para tirar la basura al lado. Nunca dentro. 
Para no usarlos.
Para tirar lo que quiera donde quiera. 
Ah, claro, aquí está el español guarrodepelotillasenculo que dice: Pero si es que luego lo recogen tooojunto!!!! 

Total, que echen cuentas ayuntamientos y si de verdad hay afán recaudatorio les he puesto en bandeja una serie de soluciones para llenar las arcas, además de las multitas de aparcar podían empezar a hacer respetar el resto de ordenanzas. 
Somos muy mal educados. 

                                                                                                            La veraneanta obtusa

Zruspa (izd.) y sus amigos, los malos.
Para los que no fuistéis pequeños en España'82 

* Esta la Ley Mordaza como para saltársela. Ésta sí se vigila, sí. Ascazo nivel vómito.