Post San Valentín

San Valentín tiene que estar un poco harto de todos vosotros. Os lo digo sin acritud, pero es que ya os vale. 
San Valentín, todos los años, llega con su amor, cargado de corazones, de buenas intenciones, de regalos, de..pasión. Se pasa el hombre doce meses haciendo sus proyectos: 

- Para los recién enamorados
- Para los amores trasnochados
- Para amores maduros y serenos
- Para los clandestinos
- Para amores reñidos y tormentosos
- Para amores cursis
- Para amores secos y cortantes
......
Todo el año San Valentín planeando de las suyas. Tan feliz, derrochando optimismo. Llamando al Corte Inglés y a Zara, y a Tous, y a Women Secret´s, Sephora... y a los centros comerciales, y ahora con internet..¡¡ufff¡¡¡ ya no da a basto... que si Pc Componentes, que Amazon, que Ebay, Aliexpress....Y luego la parte gastronómica y alojamientos. Restaurantes, tiendas gourmet (que ahora hay un tienda de éstas cada 100 pasos: con aceitunas gourmet, tostadas gourmet, mermelada gourmet, ¡cerveza! gourmet, alcaparras, anchoas, jamón serrano, alcahofas, cortezas de cerdo, mejillones en escabeche, carpaccio de casi todo, fuet, foia, queso y !vino! ¡mucho vino!), Paradores, Hoteles, Spas, casas rurales, agencias de viajes, ciudades con encanto....Un sin fin de lugares, que días previos a San Valentín se ponen en contacto con él, para desbordarlo de trabajo y anunciarle sus mejores ofertas al alcance de todos los enamorados. San Valentín, ni que decir tiene, que no puede con todo este trabajo y contrata a otros santos que están en horas muy bajas por esto de la crisis y la globalización, como Santo Tomás, el de si no lo veo no lo creo, (ahora todo lo vemos y comprobamos, así que eso de si no lo veo no lo creo...ya no se lleva mucho); San Gregorio, patrono de los cantantes, que con tanto programa de televisión dedicado a estos talentos pues no tiene tampoco mucha audiencia, ultimamente la gente prefiere encomendarse a Bisbal, o Malú, o Rosario Flores; Santo Tomás, pero el de Aquino, que se encarga de los estudiantes, universidades... y con Wert...¡buff!, la lleva clara, así que tiene mucho tiempo libre y se va a hacer horas extras con San Valentín, que además es colega porque en el mundo estudiantil tiene San Valentín mucho curro; y San Juan de Dios, que es patrono de los libreros y éstos también están un poco en desuso con tanta tecnología. Eso sí, a San Juan de Dios, pues le suele poner a currar en el departamento de alojamientos y estancias, porque ponerle con lo de Amazon sería ya un poco recochineo. 

El caso es que San Valentín se lo curra. Eso sin duda. A ver si os habéis pensado que todo ese aluvión de corazones sale así por generación espontánea, como las setas en el bosque. Pues no, es San Valentín haciendo de las suyas y preparando su onomástica como él cree que se merece. 

Pero...a todo esto, todo el mundo y cuando digo todo el mundo, es que es mucha gente, mucha, mucha, mucha se dedica a machacar a San Valentín. A tirarlo por tierra. A despreciarlo. Nadie, y cuando digo nadie, digo poca gente, poca, poca, poca gente es de celebrar San Valentín. San Valentín tiene que pasarse una semana, o dos, oyendo cosas como: 
- El amor se celebra todo el año
- El amor no se demuestra pasando por el Corte Inglés.
- ¡¡San Valentín es un invento del Corte Ingles!!! Esto a San Valentín le saca de sus casillas. El año pasado, gracias a que el Santo Job, el de la paciencia, estaba pasando unos días con él aprovechando un ERE que había hecho Dios en la empresa, ya sabéis de esos ERes de moda ahora, que te dan días libres que los cobras tú de tu propio paro...y luego curras de nuevo, pues estaba Job con San Valentín y gracias a eso, no la lio parda San Valentín con esta frase de que "es un invento del Corte Inglés" porque estaba ya dispuesto a preparar una manifestación y quemar contenedores y arrasar con los escaparates del Corte Inglés si hubiese hecho falta, vamos que tenía ya hablado con el mismísimo demonio que le mandase unos "diablos radicales itinerantes" para llevar a cabo su fin. Pero Job le dio paciencia y, bueno, también le dio una botellita de anís (San Valentín es muy de anís, un licor dulzón y acaramelado, como él) y con eso se olvidó un poco del temita del Corte Inglés. 
- San Valentín es cursi, da pereza.
- Pero...¿por qué tienen que obligar a celebrar algo?

Y todo este bochorno, todo este desprecio, ¿sabéis para qué? 
Pues para que llegue el 14 de febrero, y una gran parte de esta gente, se desdiga de toooodoooo lo que lleva diciendo 2 semanas y !!se vaya a celebrar San Valentín!! Muchas personas de las de "ni hablar de regalos" sufren ataques espasmódicos recurrentes de ansiedad si no reciben ninguno. Otros, los de a mi nadie me obliga a celebrar nada, terminan descorchando una botella de vino, especial, no uno cualquiera, uno especial, porque es San Valentín, y bueno...queridos, queridas, internet, los blogs y las redes sociales se llenan, ¡se saturan!, ¡se colapsan! de personas contando y contando sus san valentines, subiendo fotos, mandando tarjetas, felicitándose por tener con quién celebrarlo o deprimiéndose por estar solas...
Pero nadie es de San Valentín....¡ayyy!
Menos mal que esto San Valentín lo sabe, más por viejo que por Santo, desde luego, y procura hacer de tripas, CORAZÓN. (Que es lo que mejor se le da) ;-)



PD. Yo no lo celebré, pero sí le di a mi novio un beso especial de Buenos días, diciéndole, ¡Es que hoy es San Valentín!


Nostalgia

La nostalgia te pilla desprevenida. De repente, un olor, una canción, un sabor, una circunstancia, un momento, una persona, un libro, una película... te traen un recuerdo y la nostalgia se apodera de ti. Se te agarra fuerte a una parte del cuerpo que está entre el corazón y la garganta y a veces baja hasta el estómago y te da un vuelco al alma.
 
La nostalgia, a veces, te pone en contacto con un yo tuyo, que ya no existe, pero que desde luego sigue dentro de ti. Y lo mágico es cuando eres capaz de hablarte a ti misma, desde el tiempo, desde la madurez, desde la sabiduría que te ha dado cumplir años. Tu yo del ayer te mira cómo diciendo ójala hubiese sabido reconocer a tiempo que no tenía ni idea de nada. Y tú te enterneces recordándote tan inocente, o tan boba. O tan idealista y fuerte. O puede ser que, con la sabiduría que te ha dado el tiempo sí, todavía seas esa chica que creía que frases como:
La vida no es así, con sueños que terminan sin comenzar, hay que apretar los puños y pelear, ¡no te desanimes, busca quién te ayude y ¡vive!
 eran verdaderas declaraciones de intenciones y que sólo con decirlas bien alto serías invencible.

La nostalgia, duele. Echar de menos algo que ha sido tuyo, recordarte a ti en momentos que jamás van a volver es aceptar que una parte de ti muere cada segundo que pasa. Duele no poder volver jamás, a ser una niña saboreando el primer día de vacaciones de verano. Duele no poder estar otra vez en esa verbena en la que el chico del que estabas enamorada te pilló desprevenida y te dio el beso de tu vida. Duele no volver a sentir la alegría de haber aprobado la carrera, o la emoción y el agobio de dormir por primera vez a 200 kilómetros de casa, sabiendo que a partir de ahí, tu habitación, ya solo lo sería para fines de semana y períodos festivos. Duele no poder patinar en charcos, no oler a ajo en navidad mientras tu madre preparaba la cena de nochebuena y tú hacías las tareas del cole y  duele no levantarte los sábados, desayunar pan con chocolate y ver la Bola de cristal jugando al Exin Castillos. Duele ese olor, del coche de tu padre  a cigarro, a tabaco, ese soniquete del fútbol, esa modorra que entraba cuando los sábados por la tarde volvíamos de Burgos con una bandeja de chevaliers. Duele no poder volver a sentir morirte de amor porque te hayas pirado una clase para estar con tu novio y el rubor de la cara y la hinchazón de los labios te dure todo el fin de semana de lo feliz que has sido.  Incluso se llega a tener nostalgia de lo que se sufrió en el pasado.
 
Muchas veces, me siento frente a mí misma y me hablo, me digo ¡¡quien te iba a decir a ti!!, me acarició el pelo y me ofrezco mi propio hombro para llorar de nostalgia. Ya no puedo volver a mi niñez, ni a mi juventud. De los 30 años no tengo nostalgia, será pronto aún. Tengo nostalgia de mis primeros pasos, traspiés y elevaciones al cielo en el amor, de mis juegos y mis juguetes (por eso sigo teniendo las Nancys, porque soy incapaz de renunciar a mi infancia), de mi adolescencia y de mi infancia.
 
La nostalgia llegó esta semana de una forma rara y divertida. Escuchando una canción de Fiordaliso: Yo no te pido la luna. Aunque a mí, la que me venía mejor, la que cantaba desgañitándome sordamente, con mi walkman puesto, encerrada en el baño de mi casa, era ésta:


Correr 8. De cómo me compré unas nuevas zapatillas de correr sin morir en el intento.

Comprarse zapatillas para correr es una ODISEA. Hay demasiadas. Hay un universo de zapatillas de correr. Me cuesta hasta escribir esta entrada, solo de pensar en la de vueltas que le he dado al tema zapatillil estos días atrás.

Como sabéis quien me seguís, no soy una super runner...¡no! Soy la prima tercera de la prima de la suegra de la tortuga (la del cuento de La liebre y la tortuga). Y además, no creo en los runners, sino en la gente que corre. Y los que dicen igual: 
-"buenos días"
que 
- "en el maratón de Noruega fui muy mal de ritmo, no lográ superar las 4:30 min/km"
 me caen mal. Muy mal y no tienen cabida en este blog...¡fuera de aquí locos!

Mis primeras zapatillas, durante un año, han sido unas adidas casi sin marca...me costaron 39 euros (y ya me pareció mucho) en Decathlon, estaban rebajadas, pero no mucho. ¡Oye, no te rías, corredor rapidín listín! porque en un año he tenido cero lesiones. He corrido todas las semanas y he adelgazado la friolera de...(como diría mi novio) 10 kilos. Así que con menos culo, también se mea. 
Pero ahora voy a hablaros del refrán opuesto...

...Con buena picha, bien se jode. ;-}}

Ahora me he comprado unas super-zapatillas. Las catalogaron como las mejores del año 2012, aquí. ¡¡¡Sí!! del 2012. 

¿Por qué me compré las del 2012? 
Hay varias variables a tener en cuenta. 
1- Ya he dicho que no soy una runner. Soy una chica que corre. A un ritmo regular, pero para nada intenso. No pretendo competir, ni tengo la intención de correr más de 10 km (aún no he corrido nunca 10 km seguidos) jamás. Corro porque necesito hacer ejercicio, para sentirme mejor, para ganar salud, cuidarme. No corro para competir. 

2- Repito, corro a un ritmo muy tranquilo. El que me da el cuerpo. De momento y aunque intento superarme, me cuesta horrores correr más deprisa de 6:30 min/km. Y esto es cuando voy muyyy rápido. 

3- No soy una obsesionada del marketing o de la moda deportiva. Me gusta que las zapatillas me gusten, a mí, pero no tengo ni idea de qué marcas o qué estilos, o que moda impera ahora mismo. Me importa un carajo la moda deportiva, en el sentido de ir a la última. Sí me importa no ir hecha un desastre. 

4- Precio. La variable más importante. Las zapatillas de correr son¡¡¡muy caras!!! leñe!!!!! muy caras. Y aunque no quieras, al final te gastas una pasta. 

Yo, no estoy dispuesta a pagar más de 100 euros por unas zapatillas de correr. Es verdaderamente difícil, si te compras unas zapatillas de temporada, que sean baratas. Es imposible. En mi caso, además, me han aconsejado que lleve zapatillas pronadoras. Eso es porque porque meto mucho el pie hacia dentro al correr, y pierdo estabilidad. Vale, al final, tras muchas personas aconsejándomelo decidí hacer caso. Pero esta característica hace que las zapatillas se incrementen, aún más, de precio y en la mayoría de las tiendas que tengo cerca, entre las que hay alguna especializada en correr, sólo suele haber un par de este tipo, mas feas que Picio* y mas caras que su p. madre. Así que estaba desesperada. 

Mi primera idea eran unas Adidas. Soy de pie ancho, empeine alto. Y muy delicada de los pies. Todos los zapatos que tengo, en algun momento me han hecho daño. Rozaduras, ampollas-medusa  en partes incomprensibles de mi pie, dolor infinito, pinchazos en la planta del pie...Soy muy delicada. Por eso, tras haber probado una adidas NISU (ni su madre las conoce) y haber tenido 0, repito 0, lesiones en el pie, decidí que quería seguir con la marca. 

Estuve a punto de serle infiel, porque un día unas Asics me guiñaron un ojo, y me las traje a pasar una noche a casa. Pero...¡¡que va!! a la mañana siguiente no me ayudaron a recoger las tazas del desayuno y me lo pensé mejor y las devolví a su estantería de tienda de deportes. Las Asics son estrechas para mi pie de hipopótamo. Me iban a dormir el pie, lo presentía. 

Total que empezó un peregrinar por diferentes tiendas de deportes. Físicas y on-line. Fue así como descubrí, en las on-line, porque en las físicas fue un verdadero fiasco (en la mayoría no tenían modelos, estando en enero y rebajas...pues lo ideal es tener una zapatilla, cara, fea y decirte que están a la espera de recibir la nueva temporada...¡a mi la nueva temporada me la suda! o en el Corte Inglés...que pedí una zapatilla pronadora y al final parece ser que ¡todas eran pronadoras! porque la dependienta me empezó a señalar, así con cara de ¡y yo que sé! pero decía, dudando...pero disimulando la duda: esta es pronadora, ¿esta....también....creo¡, esta...pronadora, sí.....Y me fui de allí corriendo. Bueno a mi ritmo, ya sabéis.) 

Así que me tocó seguir la odisea on line. Con todo lo que eso conlleva de positivo y negativo.

POSITIVO: buscas tranquila, desde tu casa, miras y remiras, lees y relees. Dices ¡ni de coña! sin cortarte un pelo al ver los precios, eliges sin presiones. 

NEGATIVO: Te toca hacerte un máster zapatillil. Tienes que saber cosas que no te interesaba saber. Empiezas a saber y empiezas a pensar "esto lo necesito", "esto también". Llega un momento en el que piensas que excepto que la NASA te fabrique unas zapatillas, ningunas serán lo suficientemente buenas para tí. Pero si paras unos días de buscar, esta obsesión se pasa y vuelves a la realidad: ceñirte a un presupuesto. 

Al terminar mi máster y después de alguna duda resuelta en algún foro, y sobre todo, después de dudar muuuucho, de pensar y repensar, encontré una tienda en la que habìa muchas zapatillas. Una tienda sencilla, con un método de búsqueda avanzado de verdad que filtraba perfectamente las características de la zapatilla que buscaba y que además tenía muchos modelos pasados de temporada. Por eso, primero busqué en google la mejor zapatilla pronadora del 2012, del 2011, del 2010.....y luego iba a la tienda a ver si la encontraba. Y así fue como encontré mis nuevas zapatillas: 
UNAS ADIDAS SUPERNOVA SEQUENCE 5. 

Creo, realmente creo, que dadas mis características yo no necesitaba para nada unas super mega zapatillas. Es como comprarse un ferrari para llevar los niños al colegio. Algo así. Y desde luego, estoy muy convencida de que desde 2012 hasta aquí, no ha podido haber una diyi-evolución zapatillil tal, como para que una corredora como yo necesite llevar lo last, de lo last. 

Precio: 64,9 euros. Que ya es....que YA ES. Pero en origen costaban 129,95.

¿He notado diferencia con respecto a las otras?
Pues sí, para que vamos a engañarnos. Mucha diferencia. A ver, que a mi me cuesta correr igual, pero antes de las Trolis, se llaman así mis zapatillas, mi ritmo no lograba superar los 7.20 min/km, excepto en la PerriSilvestre que me dejé los higadillos y fui como pollo sin cabeza. Ahora lo normal es que vaya a 6,30 min/km. Y eso, en parte, es mérito de las Trolis. Lo de la pronación, y ahora me pongo todo lo técnica que me dan mis escasos conocimientos en la materia, es lo que más noto. El pie va recto, no metido hacia dentro. Voy mucho mas estable y por ende, voy más confortable.
Se nota el llevar un calzado mejor, faltaría más. Porque entre las nuevas zapatillas y las viejas hay una diferencia real de aproximadamente 75 euros ¡es mucho dinero para no notarlo!

Mi consejo 
Si sois corredores nuevos, y como yo, el deporte es algo que no ha estado en vuestras vidas, sino que queréis que esté o que necesitáis ahora que esté, es que la primera inversión zapatillil no sea exagerada. Os dirán que es imprescindible un buen calzado y que tal y cual...si vais a una tienda "especializada" os van a  sablear. Además, sin haber corrido jamás, no os conocéis como corredores, no podéis saber cómo vais mejor, cómo peor, qué creéis que os puede ayudar, dónde os duele más ( a mi de todos modos es que no me ha dolido nada en ningún momento, y a mi novio tampoco, él empezó conmigo a correr, a otro ritmo más fuerte pero con zapatillas barateras del Decathlon, las más baratas por cierto). Es decir, que yo creo imprescindible que echéis a rodar, con unas zapas de correr adsequibles y sencillas, y que vayáis conociendo un poco vuestras necesidades.  Y una vez que veáis si este deporte os gusta, o no os gusta pero queréis seguir en él, pues id haciendo la inversión más fuerte. Pero de primeras, creo que es un poco gilipollesco gastarse los casi 100 eurazos que valen las dichosas zapatillas. 

No me pagan nada, no me dan nada, no me conocen de nada. No voy a enviarles esta entrada. Pero os recomiendo la tienda on line KELLER SPORT, (podéis acceder desde aquí) que es en la que yo finalmente compré. Ya os digo que tienen mucha variedad de zapatillas, en marcas y precios. Es una tienda muy bien organizada, sencilla de usar y fiable. Y además tiene servicio de chat con los trabajadores, yo no llegué a usarlo, pero porque cuando llegué a ella ya tenía muy claro lo que buscaba. Intentad no volveros muy locos con el tema de las zapatillas. A mi, personalmente, me ha causado un poco de estres tanta búsqueda y tanta información. Pero he de reconocer que ahora estoy muy contenta con mis Trolis, que espero que me duren muuuucho. 
Por cierto son mucho más bonitas en realidad que en foto. 


EL EMBALAJE. 
Muy correcto.
Una caja bien grande para evitar que la de las zapatillas se estropee.





LA CAJITA DE LAS SUPERNOVA. Esto ya es otra historia zapatillil






LAS SUPERNOVA SEQUENCE 5, conocidas como las TROLIS. 
A mi me encantan. 






*Si quieres saber quién fue y sobre todo cómo fue Picio pincha aquí

ONG'S a calle fría

De un tiempo a esta parte pasearse por el centro de Murcia, imagino que en otras muchas ciudades será igual, se convierte en una carrera por esquivar a chicos jóvenes que están intentando captar socios para: Cruz Roja, Médicos sin fronteras, Aldeas infantiles, Intermón Oxfam...cito algunas de las que a mi me han atacado. Seguro que hay más.

Entiendo a los muchachos, que están ahí a calle fría, procurando ganar, seguramente, sus primeros euros. Pero estas campañas de pedir al personal empiezan a ser agotadoras. Por un lado, porque: señores de las ONG's, que paseemos o pasemos (leve diferencia) por el centro de la ciudad no quiere decir que nos estén sobrando los cuartos. Que no nos sobran. Y que si nos sobran, a veces necesitamos darnos un capricho: que si un bolso, o una chaqueta, o un libro, o un cd, o qué se yo...una bolsa de palomitas. Pero la mayoría de las personas que paseamos por el centro no estamos para dar dinero a nadie, por más que la causa sea justa y necesaria. 

Pero si no estamos para hacernos socios de una ONG, no les digo nada de cuatro. Y claro, mandan ustedes a sus jovencitos, a abordarnos a todos en el mismo sitio. En la Gran Vía, igual logras esquivar a los de Cruz Roja, pero todavía te queda el asalto de los de Médicos Sin Fronteras, los de Aldeas infantiles y los de Intermón. Y al primero que te intenta parar, eres capaz de sonreírle y decirle amablemente: lo siento. Al segundo, cuando le ves de lejos, agachas la cabeza, como cuando en clase iba a preguntar el profe y pensabas que agachando la cabeza no se te veía, para pasar desapercibido. Pero quizá al tercero y al cuarto les pongas mala cara, o no les digas nada, o pases de ellos cuando veas que te sonríen...y eso a mí, no me gusta. Me siento fatal. 

A veces me dan ganas de pararme, bueno alguna vez lo he hecho, porque casi siempre me pillan cuando vengo de dar mis clases, como voluntaria, del taller de español. Y les digo que lo siento, que no puedo y ellos insisten, que es poco dinero, que es un café al día y yo les tengo que contar que no puedo, que lo digo en serio. Que no puedo dar dinero. Que doy mi tiempo, que también me cuesta mi dinero. Pero que dinero, estando como estamos, no doy. Y me siento fatal. Pero intuyo que a ellos, en el fondo, lo que les importa es llegar a su oficina y decir: hoy he hecho tantos socios. Porque supongo que por eso les pagan. 
Algunos cuando te intentan parar y tú sigues de largo, terminan mascullando que vaya día llevan, o que así no van a ganar nada. Y dan ganas de darte la vuelta y contarle que tú también empezaste vendiendo apéndice de enciclopedias por  teléfono y que así es la vida, que ahora tienes 41 años y estás en el paro desde los 37, un poco porque quisiste y otro poco poco hacia donde dirigiste los pasos te han cerrado la puerta en las narices. Pero no te paras. Porque además, ¿para qué? Si a ellos lo que les importa es que te suscribas.

Sinceramente, no me gusta esta manera de conseguir socios. Porque hay personas a las que no nos gusta tener que dar explicaciones de por qué sí o por qué no nos hacemos socios de una ONG. Hay otras personas que no se atreven a decir no, y ceden, y se apuntan, y luego se arrepienten, porque al final nunca es poco dinero y  los recibos siempre llegan en el peor momento.   
Pero es que además, ahora mismo, no me parece ninguna buena idea que los que administran o dirigen estas ONGs decidan que poner chavales en las calles para captar socios es una manera de conseguir ingresos. Porque la gente de a pie ya no puede más. ¿Saben? quien mas o quien menos colaboramos con algo que nos pilla de cerca: el comedor social, hacemos voluntariados, participamos en carreras o en rifas, o en filas cero o en cenas...Lo intentamos. Y aunque suene politicamente incorrecto, a veces, nos gusta gastarnos ese euro y medio al dia en una caña. A veces nos gusta darnos un capricho. Y, es más, creo que muchos nos lo merecemos. 

No se, que entiendo el rollo este de captar socios, pero creo que la manera no es adecuada. Inlcuso sufro por los chavales. Porque, para mí, mucha ONG y leche frita, pero a esos chicos les están explotando de mala manera. Bueno, explotando...cuanto menos aprovechándose de su ganas de tener 4 euros....pero ese trabajo, de ONG a pie de calle, es demasiado ingrato. 




Papa, mamá y los niños. Esto es lo natural.

El post iba a ser de una experiencia de auto maquillaje que me regalé el viernes. Justo cuando iba a empezar a escribirlo se ha cruzado en mi camino la noticia de la manifestación de los defensores de la familia tradicional...y tras vomitar todo el desayuno he decidido dedicar aquí unas palabras (necias para ellos, así que ya saben hagan ustedes oídos sordos).

Papa, mamá, los niños es lo natural. 

Eso dicen en la radio que rezan algunas pancartas de las que portan. Lamentablemente, para ellos, están tan equivocados como hipócritas son. Pero este post va a ser de corto recorrido, tan corto que acaba aquí. Con una reflexión por mi parte:
La de sentirme muy afortunada por no tener cerca de mi a nadie que haya ido a una manifestación así. Sí, creo que esta gente está equivocada.


Y les dejo mi sugerencia para próximas pancartas:

PAPÁ Y SUS PUTITAS A ESCONDIDAS, MAMÁ Y SUS COMPRITAS CON VISA PLATINO, LOS NIÑOS BIEN RELACIONADOS Y CRIADOS POR LA CHACHA, Y LA MISA DE DOMINGOS PARA LAVAR LA CONCIENCIA. ESTO ES LO NATURAL.