50 años junto a una persona lleva detrás, al contrario de lo que suele pensar, sacrificio, entrega, perdón, renuncia. ¿Lleva amor? Pues sí, supongo que sí, pero nada de ese amor primero, de esa entrega arrebatada, ni pasión desaforada. Si quieres esto deberás pasarte la vida, como hacen muchos, empezando una relación. Las relaciones largas son otra historia muy distinta.
50 años junto a alguien implica, lo primero, ser capaz de estar tanto tiempo con alguien, tener claro que no todo va a ser un camino de rosas, ni mucho menos, que habrá momentos difíciles, ganas de tirar la toalla, sueños que no se cumplirán, deseos a los que renunciar e incluso, a veces, a costa de que el otro (da igual el sexo) sí cumpla los suyos.
Podemos hablar del amor y el proyecto de vida en común que se construye, de lo especial que es saber que hay una persona en la que confiar por encima de todo...Faltaría más. Y por otro lado, a veces, no es así. Y las parejas duran 50 o los que les echen.
Ahora si no existe esa complicidad, si la otra persona no nos aporta sino que nos resta, no seguimos adelante. Hemos cambiado de forma de pensar, afortunadamente y si algo no funciona no hay porqué aguantarlo. Es así.
Conozco a una pareja que acaba de celebrar sus bodas de oro. Uno de esos matrimonios a los que jamás he escuchado discutir, ni siquiera gritar, prácticamente no les he oído protestar nunca ni quejarse el uno del otro. Jamás una palabra por encima de otra. Un matrimonio con una vida plena, con salud, económicamente holgada, hijos con los que se llevan muy bien, muchos amigos, viajeros que se han recorrido medio mundo. Aparentemente una vida idílica de esas que ahora aparecen por ahí tan edulcoradas que a una, que es de por sí seca, al final le suelen empachar.
Esa pareja es tal y como os la describo. Pero me contaba ella este fin de semana, después de la celebración de su boda de oro, que tuvo las maletas hechas durante 2 años y que si no se fue solo fue porque su hijo acababa de nacer. Este mujer se casó saliendo del pueblo para irse a vivir a Barcelona, allá en los 60, con un marido ingeniero que trabajaba en una importante empresa del sector de la automoción. Para la época vivían muy pero que muy holgadamente. Iban al cine todos los días, ella se recorría el mercado de la Boquería a diario, su pasión. Salían diariamente, vivían a su aire, independientes de todo y de todos, lejos de la familia lo suficiente para unos recién casados que solo quieren estar juntos y aprender a vivir solos. Gastaban sin problema y aún así podían ahorrar casi más de lo gastado, aunque entonces vivían en un piso compartido con otros matrimonios, algo muy común de aquellos años. Pero, aquel sueño acabó a los dos años escasos. A él lo reclamaron en el pueblo, su padre, en la empresa familiar y no supo decir que no. Ella se sintió estafada, pero volvió de Barcelona embarazada de su primer hijo. En el pueblo ya nunca estuvieron solos, todas la tardes tocaba visita a unos u otros padres. Y eso ella, independiente como era, no lo soportaba. Y entonces dudó de su vida. Y dejó atrás su sueño. Por su marido y sus hijos. Y de esa manera es como se llega a cumplir 50 años de matrimonio.
Y todo lo demás que os cuenten son eso: cuentos.
Hola. es una historia muy real en especial de las parejas de hace años... la clave del éxito de un matrimonio longevo está en renunciar y en compartir etapas de luces y sombras y luchar por un proyecto en común. Me encató leer esta historia de celebración de las bodas de oro... no conozco a nadie... es todo un éxito personal. Acabo de descubrir tu blog y me gusta mucho la variedad de temas que tratas. En este momento tengo un blog dedicado a los jóvenes y nuevas tecnologías que te invito a visitarlo: http://cativodixital.blogspot.com.es/ . Si quieres seguimos en contacto. Yo ya me hice seguidora de tu blog.
ResponderEliminarNi más ni menos, Perri. Yo conozco un caso similar. Familia bien del pueblo, hijos estupendos con buenas carreras profesionales, gente culta, todo perfecto en apariencia. Pero coincidí con la mujer en un taller de escritura hace unos años y nos reconoció que durante mucho tiempo había sido muy desgraciada, porque ella lo que quería era irse a Alemania, como sus amigas, a trabajar y tener una vida propia. Y en cambio, la casaron con 18 años. Nos contó que soñaba cada noche que podía volar y volaba, y en los sueños se sentía libre, porque se iba....
ResponderEliminarEn fin... Qué sabe nadie lo que hay detrás de la vida de cada cual...
Hay muchas parejas que cumplen 50 así, o por aburrimiento, o cada uno por su lado. Y ahora ya hay muchas que ni los huelen. No sabemos lo que se esconde detrás de las puertas cerradas. Yo tengo claro que para que una relación dure hay que ceder. Lo que tampoco es de recibo es que ceda siempre el mismo. O la misma.
ResponderEliminarEn fin.
¡Besos!
En realidad no me refiero tanto a que la gente aguante por aguantar, sino a que no existe lo perfecto e idílico que últimamente, al menos yo, tengo la sensación de que me quieren vender. Esta pareja esta feliz de haber llegado a sus bodas de oro, pero aunque su amor parezca idílico han tenido y siguen teniendo momentos duros, de ceder, de sacrificar y ganas de dejarlo todo. (Yo a veces tango ganas de dejarlo todo, echo de menos las mariposas en el estómago de los comienzos de un romance y la pasión.) Y supongo que eso es al fin y al cabo el secreto y saber que la pasión desmedida, el corazón a mil por hora, solo late al principio. El amor se transforma.
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