Anoche vi en TVG como los periodistas preguntaban a un señor varias cosas. Al final:
- ¿Quién tiene entre los viajeros del tren? - Mi esposa. - Pero ¿está bien?
Señor que rompe a llorar, que se rompe, más bien.
- No aparece. Mi mujer no aparece.
He pasdo buena parte de la noche pensando: Que ese señor encuentre a su esposa, que esté bien, que todo sea un mal sueño del que despertar juntos. Y luego me moría de pena. Porque aunque ese señor encuentre a su esposa y esté bien, muchos otros no podrán decirl o mismo. Y son muchos.
Así es, una desgracia.
ResponderEliminarAnoche vi en TVG como los periodistas preguntaban a un señor varias cosas. Al final:
- ¿Quién tiene entre los viajeros del tren?
- Mi esposa.
- Pero ¿está bien?
Señor que rompe a llorar, que se rompe, más bien.
- No aparece. Mi mujer no aparece.
He pasdo buena parte de la noche pensando: Que ese señor encuentre a su esposa, que esté bien, que todo sea un mal sueño del que despertar juntos. Y luego me moría de pena. Porque aunque ese señor encuentre a su esposa y esté bien, muchos otros no podrán decirl o mismo. Y son muchos.
Es para morirse de pena...Son muchos, demasiados. Demasiadas personas muriendo de pena...
Eliminar"Tanto dolor se agrupa en mi costado que por doler, me duele hasta el aliento" Miguel Hernández lo expresó perfectamente.
Las cosas así son una mierda, así de claro
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