Me encanta el pan.
Comer pan recién hecho es uno de esos pequeños placeres, al alcance de casi todos, al que apenas damos importancia. Hasta que lo estamos saboreando. O...hasta cuando hace mucho que no lo saboreamos.
Me encanta el pan.
Es una de mis golosinas preferidas y si por mi fuera me alimentaría a base de este compuesto de harina, sal, levadura y agua.
El pan además de sabor, tiene olor. El olor a pan recién hecho es incomparable. Tengo la suerte de tener una panadería, de esas en la que hacen pan rico, rico, debajo de mi casa. En ocasiones el olor a pan se cuela y me dan ganas de gritar de felicidad. ¿Es un orgasmo? Sí, es un orgasmo.
Todas las mañanas desayuno un bollito de pan recién hecho. Muchos días recién sacado del horno. Mi chico con aceite y sal y yo con mantequilla y mermelada, veces con tomate, de la huerta, que me pilla muy a mano, y aceite de la tierra. La verdad es que mis desayunos son una explosión de sabor murciano.
Una de las mejores cosas que tiene esta fea ciudad en la que vivo son sus panaderías.
Yo soy de pueblo, de pueblo pequeño. De un pueblo en el que hace años daba gusto comprar pan. Hacían unas tortas que ahora hacen las delicias de nuestras mentes cuando nos da por recordar nuestra infancia. Nadie en mi pueblo se ha quedado sin merendar esas tortas. A mi me encantaban con chorizo pamplonica. Estaban superdeliciosas con pralin o nocilla. Mejor pralin. Lamentablemente en mi pueblo, ahora, el pan no vale nada. Es malo. No se lo curran. Es mucho mejor comprarte una baguette precocida que el pan de allí y me da una pena enorme que se haya perdido esa esencia panadera.
Me encanta el pan.
Sobre todo me pierde el pan sobado. De miga compacta muy blanca y corteza dura, aunque poco cocida.
Prefiero el pan poco cocido, blanquito.
Si empiezo una barra de pan seguramente me la terminaré de una tacada. Como me conozco suelo guardar el pan, tengo para ello una cestita de mimbre y una bolsita de tela, aunque si paso por la cocina y miro la cesta, casi como sin querer que yo misma me entere de lo que hago, le doy un pellizquillo al pan. Y luego otro, y otro. Y me marcho. Y al rato vuelvo y ataco de nuevo.
El pan es adictivo.
Esas panaderías en las que tienen mil tipos de pan me chiflan, aunque me pongo muy nerviosa ante tanta variedad, porque desearía probarlo todo y eso es imposible.
Tienen un atractivo especial las panaderías antiguas, las añejas, las que se ve que están ahí de toda la vida. Las de mostrador de pan de mármol. Las de armarios de madera repletos de pan de diferentes texturas y tamaños.
Hoy iba por la calle y he pasado por una panadería, desde fuera he visto unos panecillos blancos, blancos y he pasado de largo para terminar dándome la vuelta y comprando media docena. Luego los he congelado, para tenerlos en esas ocasiones en las que me falte. Aunque antes he pellizcado uno de ellos.
Cuando nos vamos a perripueblo nos gusta el viaje de ida porque nos comemos un bocata de jamón, o de salchichón, que nos llevamos hecho de casa, con una bollo de nuestra panadería de abajo. Yo devoro el bocadillo, no tardo nada en comérmelo y siempre me quedo con ganas de más. A la vuelta nos lo hacemos con torta de aceite de perripueblo, el único pan que aún merece la pena, y de nuevo el viaje tiene esa magia que le da la hora de comer el bocata.
Si visitamos algún pueblo buscamos la panadería y compramos pan. Este año hemos decidido irnos 3 días a los Pirineos y ya estoy deseando ir en busca de la panadería para hacer unos buenos bocadillos y echarnos a andar por la naturaleza.
Pan de pueblo y naturaleza, con eso tendré unas vacaciones más que maravillosas.
Me encanta el pan.
Cuando era niña me tocaba ir a comprarlo y era raro el día en el que la barra llegaba entera a casa. Me atrevería a decir que la mayor parte de las personas que íbamos con pan por las calles de perripueblo, lo llevábamos pellizcado.
Me encanta el pan.
Para acompañar platos, me gusta mucho solo, me chifla para bocadillos. Me gusta comerlo en cualquier momento. Unos huevos fritos untados con buen pan es una manjar.
Adoro esos restaurantes en los que te ponen panecillos riquísimos antes de servirte la comida. Suelo comerme uno antes de empezar a comer. No lo puedo, ni lo quiero evitar.
Investigar, conocer el pan. Disfrutar de los diferentes tipos de pan. Hacer pan. Valorar a esos panaderos que se lo curran mucho, que hacen panes deliciosos, es una obligación.
Disfrutar del pan es un derecho.
Viva el PAN
Via www.lacanasta.es |
Foto de Camila Román |
Vía Lazyblog |
Via www.lacanasta.es |
Via www.lacanasta.es |
Foto de José Hidalgo |
Me identifico totalmente contigo. Salvo por lo de comer pan bueno. El pan de BettiePueblo es ya también una caca de vaca :( Y sufro. Porque me encanta el pan.
ResponderEliminarEl olor a pan caliente es uno de mis favoritos del mundo mundial. Y el placer de pellizcar el pan calentito...a ins!
Que mal de verdad esto del pan de pueblo cutre y en el mío encima CARO CARÍSIMO que una mierda barra vale 0,90 céntimos.
EliminarSeñores panaderos de algunos pueblos...VUELVAN AL PAN DE TODA LA VIDA Y PAGAREMOS CON GUSTO.
Otro "panero" pide permiso para unirse a la fiesta panadera! JOJOJOJO
ResponderEliminarA mi también me chifla el pan, solo o acompañado. Anda que no ha habido veces que me he zampado barras de pan enteras pensando "bah, un pellizco mas y la dejo..."
Hasta el pan duro, fijaos lo que os digo! XP
Gracias deberíamos dar de que nuestro país tenga cultura del pan (y por dios, tratar de mantenerla), porque como muy bien sabe Bettie, por ahí fuera es la tristor en la mayoría de casos...
VIVA EL PAN!
XD
Jejeje...eso mismo me pasa a mí: un pellizco más y lo dejo, pero sólo lo dejo cuando ya no me queda.
EliminarCuando iba al dentista mi recompensa por el mal rato era una barra de pan sobado que una vez pasada la anestesia me zampaba solita.
VIVA EL PAN!!
ResponderEliminarA pesar de que me encanta y tengo una panadería debajo de casa, de toda la vida, nunca compro =(
Pues nunca es tarde...SI EL PAN ES BUENO.
Eliminar;-))
Mi panadería es de las de horno de leña y tal.. y en fin, salivo mucho. Yo también me alimentaría solo de pan.. no hace falta más. :____)
ResponderEliminarPues sí que tienes adicción! A mi me gusta pero sin más, puedo prescindir de él aunque a veces es imposible, eso de ver la salsa que deja una ensalada de tomate...y no poder mojar un trocito de pan...eso debería ser un delito. Y aunque yo no sea tan adicta como tú es algo que no me pueden prohibir, porque si lo hacen mato, igual que si me prohiben el tomate, chocolate, queso, pepino, gazpacho...y seguro que alguna cosa más.
ResponderEliminarPero yo soy más de pan moreno, el que antes era de pobres ya hora de ricos, el de centeno puro con corteza dura que cuesta cortar y miga muy prieta...mmm riquísimo, y el de semillas? ooojjj y el de nueces con pasas? y el de cebolla? jaja no si al final voy a ser adicta como tú. jaja!
No sé porque comento en esta entrada pero bueno jajaja :D
ResponderEliminarQue te voy a decir, mi marido es celíaco desde el año pasado xD Así que a mí el pan como que ya no le tengo mucho aprecio jaja
Lo que sí te voy a dar la razón en que cada vez son peores. En el pueblo de su abuela el pan desde hace un par de años es puro chicle.
Yo de pequeña siempre iba a una panadería del centro a comprar pan de espinacas. Estaba muy bueno, lo malo el precio y que llevaba pasas xD Pero de vez en cuando íbamos a comprar alguno para merendar XD
Desde que cambiamos la alimentación y evidentemente ya no comíamos pan, desarrollé mi imaginación para reemplazarlo por otras cosas xD
La verdad es que hay días que me apetece comerme un currusco con aceite y sal, como hacía de pequeña. Luego recuerdo que me sienta como el culo y se me pasa XDD
El pellizquito al pan es un vicio. Yo en una ocasión me comí casi la barra entera desde la tienda a casa, y está a dos minutos (escasos)
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