El twitter de Obama

Reflexión de fin de semana. 

Alguna vez os habéis encontrado con una famoso al que:
1- Admiráis
2- No le admiráis mucho pero es tannnn famoso que si os lo encontráis y tenéis una cámara a mano, eso ahora se llama llevar el móvil, os hacéis una foto. 

El siguiente paso es colocar, subir, poner la foto en vuestras redes sociales. A poder ser en todas  las que tengáis. 
" Esta fotaza con Jander Moner Peich de la Pradera, va pal facebook que me vea tolmundo, jejeje y también la voy a poner en el tuiter, alé...¡¡que guay!! yo con Jander Moner Peich de la Pradera, cómo voy fardar, cómo mola..."

La cuestión es que si vais al face, twitter, pinterest, blog, etc,etc...de Jander Moner Peich de la Pradera, su encuentro con vosotros no aparece mencionado por ningún sitio. Es como que no hubiese existido. Y seguramante Jander Moner (vamos a abreviar el nombre) ese día haya publicado un montón de cosas que ha hecho, cosas muy simples y poco trascendentales como un paseo por aquí, una cerveza por allá, una peli que he visto...en fin cosas de su vida. Pero comentar que se ha hecho una foto con una persona de la calle...¡ni lo nombra! Es más, como hoy en día es muy fácil enviarle a Jander Moner la foto, pues se la pasas por el tuiter, o enlazas su nombre para que le llegue, pero Jander Moner no le da ni a favorito, ni me gusta...nada. Cero. Para Jander Moner tú no existes (ok...habrá excepciones no se me pongan nerviosos)

A mi me pasó hace poco con Xuxo Jones...Xuxo no es ni mucho menos alguien superconocido, al menos no lo era para mí a pesar de que es un chico, cantante, murciano. Pero estamos muy lejos en edad y entre pitos y flautas no le conocía. Bueno, pues viendo el programa Tu cara me suena una noche de pura casualidad, porque nunca he sido seguidora de ese programa, ahora sí, le ví actuar. ¡¡Y me quedé estupefacta!! me gustó un montón, ¡oye, fijaté! Resulta que además me eché unas risas, de las buenas, de las de jooo qué gusto ¡leñe! y otro día volví a repetir con el programa. Y Xuxo me gustó más. Total que un día yendo por Murcia me lo encontré y no pude evitar declararle mi "amor" de fan cuarentona a la que tiene encantada. Debo decir que él fue agradable, muy agradable y atento. Como lo que aparenta ser, ni más ni menos. Y me hice una foto con él (después de esperar a que dos petardas rubias interrumpieran mi conversación y una pandilla de ¡tios! energúmenos se empeñaran en hacerse una foto, foto que les tuve que hacer yo, por cierto). Esa foto, la mía con él,  la colgué, ¡¡por supuesto en mi facebook!!! (ahora es cuando mi imagen de tia chachi dura super cae y pierdo perrifans...pero yo así) y la puse también un ratito en mi twitter. Fijaos la emoción que tendría, que la puse en twitter que para mí es una red social en la que no tengo a nadie conocido personalmente y fui y puse allí mi foto con Xuso. Estuvo una noche, luego por la mañana decidí que quería seguir en el anonimato físico y la quite. Pero Xuso, por supuesto, en su twitter no llegó verla, y si la vio se la resopló (normal) y desde luego para nada mencionó lo maja que había sido esa chica que por la tarde le declaró su amor de fan cuarentona....nada. Yo para Xuso no existí....
;-(


Todo este rollo para deciros que para Obama, Mariano, nuestro Mariano Rajoy, tampoco existió. 
En el twitter de Rajoy el día de la visita a Obama, es ese asunto el que lo ocupa todo. Alusiones, fotos con Obama, fotos del recibimiento, fotos de la casa.... 
En el twitter de Obama ni lo mencionan...buscadlo. Fue el día 13 de enero. Y Obama publica cosas muy tontas también...



(Prometo poner mi foto con Xuso Jones aquí, si Xuso me comenta el blog jejejejejejejejeje ;-))


El chico que dormía en el cajero

Entre las muchas imágenes que he grabado en mi retina estas navidades, hay una que llevo pegada. La de un chico que ha estado estas navidades  durmiendo en un cajero en Perripueblo . No es que lo recuerde con el pesar de saber que se chico ha perdido, si es que alguna vez lo tuvo, su trabajo, su casa, su familia...No es el pesar de imaginarlo durmiendo casi a cielo raso, en un lugar en el que las navidades han sido realmente frías, no creo que el termómetro haya pasado de los 0 grados ninguna noche. No es el pesar de haberle visto, por el día, cargando con sus dos bolsas, todas sus pertenencias a buen seguro, bajando al bar más cercano a tomar un café, saliendo a fumarse un cigarro a la puerta mientras miraba al infinito como si la vida, el jolgorio, la maldita navidad que todos los del bar en mayor o medida llevábamos dentro y celebrábamos, no fuese con él. No es el pesar de saber que su vida, en ese momento estaba rota. No es el pesar de pensar que sea una víctima más de un sistema, de un desgobierno, de un país enmerdado hasta las trancas.
 
No es eso.
 
Mi pesar es el de haber sido incapaz  de preguntarle: ¿NECESITAS AYUDA?
 
Y yo...¿me creo mejor que alguien?


7 de enero

Hoy es 7 de enero. Mi cumpleaños. Concretamente mi 41 cumpleaños.
Hoy es el primer día después de las vacaciones, del parón navideño.
Hoy toca planificar, organizar, pisar el suelo, pensar en lo que espero de estos 41 años que me siguen viniendo grandes.
Creo que hoy me voy a tomar el día con un poco relax, estirando las vacaciones un día más. Y disfrutando de este estreno cuarentaYUNañil.
Me voy a tomar otro café con leche, calentito, mientras escribo esta entrada desde mi regalo de reyescumple.

Me voy a poner guapa estrenando el regalazo de mis amigas "pedorras".
Voy a salir a la calle, hoy que por fin vuelvo a ver el sol, a comprar algo rico para comer y voy a preparar una ensalada bien rica que aderezaré con alguno de estos maravillosos aceites que me ha traído un rey mago llamado mihermano.

Y a la noche mi chico y yo nos iremos de cena, posiblemente a un japonés. Porque podríamos dejar la celebración para el finde, pero mi cumpleaños es hoy y no puede haber mejor excusa para hacerse un regalo más.

Llegar la última en una carrera y sentirse feliz

El pasado día 30, corrí mi primera carrera. La San silvestre de mi pueblo. O sea la PerriSilvestre. Y llegué la última. 

Llegar la última, en una carrera de 2,5 km, cuando llevas entrenando casi un año, no lo voy a negar, ¡fastidia! No te gusta. Por mucho que lo esperes, que yo lo esperaba, porque se que voy despacio, porque a pesar de la poca distancia, los últimos 500 metros fueron en cuesta arriba, arriba, pues por mucho que lo esperes, la sensación de quedarte la última, sin posibilidad de alcanzar a los demás, desde el principio de la carrera, es una ¡mierda! 
No solo iba la última (aunque no iba sola, mi cuñada y un amigo de Perri pueblo me acompañaban en mi último puesto), sino que iba muy por encima de mis posibilidades. Demasiado deprisa para tirar a ese ritmo toda la carrera. Mi pulsómetro llegó a sobrepasar las 200 pulsaciones, y eso, para los no entendidos en esto, es demasiado. Se supone que mi máxima frecuencia cardiaca debería ser de 180. 
La sensación fue horrible. Lo único que me salvaba era que estaba tan nerviosa, que el correr como pollo sin cabeza, que es como iba, me ayudó a liberar esa maldita tensión nerviosa. En reposo ya salí con 135 pulsaciones. Me puedo imaginar que habrá gente a la que esto le cause risa, que diga que ¡vaya tonteria de tía soy! que por 2,5 km...que eso no es ná...que ni que hubiese corrido la maratón. ¡Pues para mí es igual que haber corrido la maraton! 
Lo pasé fatal, es verdad. No fui capaz de disfrutar en ningún momento de la carrera, porque iba demasiado detrás de la penultima persona, porque ir corriendo y ver que estás al límite no es agradable, porque llevar detrás el patrol de la guardia civil de agobia, porque aunque no quieras tú intentas ir al ritmo de los que más corren, porque me sentía insegura, porque no fui capaz de pensar en ningún momento en la hazaña que estaba haciendo. Durante la carrera nada de lo que había previsto me salió. LLevé mi música., como hago siempre, pero no la pude disfrutar. Es verdad, no corrí sola. En un momento dado, mi cuñada apretó un poco más y nos quedamos mi amigo Fernando y yo. Le dije que tirara si quería, que yo no podia ir más rápido, pero me dijo que él tampoco podía tirar más y que iba muy cómodo yendo al final. Y juntos, de la mano, entramos en la meta. Poco antes en la cuesta arriba, estuve a punto de pararme, de hecho paré de correr en dos tramos, di tres pasos escasos, pero no me permití pararme, y volví a sacar fuerzas de no se donde. Y sus ánimos me ayudaron a llegar. Y la gente gritandonos. Es que éramos los últimos y los penultimos habían pasado hacia al menos 30 segundos. O sea que éramos últimos en solitario. No en pelotón. Detrás nuestro, los guardias. 


Y ahora os voy a contar lo que pasó después de pensar que aquello había sido una mierda. Un despropósito, una cagada, un desastre, una cutrez de carrera. 

Cuando logré recuperar el resuello lo primero que hice fue ir a buscar a mi compañero de carrera y darle un beso. Luego busqué a mi gente, los que habían corrido también: mi chico, mi hermana y su marido, la hermana de mi novio y su marido. Todos ellos habían participado porque yo me propuse el reto de hacerlo hace un año. Yo estaba cabreada, me sentía fracasada, mal, dije que aquella carrera me había quitado las ganas de seguir corriendo. Que había sido un desastre. Seguía ciega. 

Hasta que me dijeron el tiempo en el que YO había hecho la carrera y ví, que me había superado a mi misma ¡de una forma espectacular! El día antes, que estábamos todo el rato planeando la perrisilvestre, mi cuñado murciano, un runner experimentado que ha corrido hasta la maratón de New York, me puso un tiempo en el que según él tenía que acabar. Yo me reí y dijé que ni de coña. Y lo superé. 
Pero eso, el ir más rapido, no es lo importante. Para nada. Ése es el error. 
Cuando fui capaz de serenarme, empecé a disfrutar. Me di cuenta de que sólo un año antes hubiese sido incapaz de correr 100 metros. Que a pesar de que me quedé atrás, apreté, me superé, no me rendí. fui capaz de seguir, de sacar fuerzas de mi interior que no tenía ni idea de que estaban ahí. Llegué al final porque en realidad sí supe dosificarme, porque los entrenamientos de todo un año, me sirvieron para saber que yo soy capaz de recuperarme incluso yendo al límite. Y esto lo hice a mi ritmo, a mi manera, delante de la gente de mi pueblo. LLegué la última, sí. Pero llegué, lo hice, superé mi reto, me superé a mi misma y a partir ahora, cuando vuelva a correr, ya nada será igual. Ponerte un reto y lograrlo, es ¡una pasada! 


La PerriSilvestre es una carrera corta, sí. Aún así se presenta bastante gente de clubs de atletismo, o sea que no es una carrera baladí, posiblemente tenga más complejidad que otras San Silvestres, multitudinarias, donde la gente va más de paseo y a su rollo. Aquí no. Aquí no hubo eso en ningún momento. Y es que a esta carrera se presenta mucha gente para hacer marcas. Y no olvidemos que esta tierra castellana es tierra de corredores. En fin, que aquí la peña apretó de lo lindo. Que nada más salir iban escopetados. Rápido. De paseo nada. Pero oye que hubo gente, por la que yo no hubiese dado un euro, amigos del pueblo, fondones, con sus barrigas y sus 40 y tantos, incluso 50 y 60 tantos, que llegaron bastante  antes que yo. 
O sea que en esto de las carreras y del correr hay muchos misterios que yo aún desconozco. 

En estos días, concretamente el día 2, ha sido el aniversario de mi blog. Dos añitos. Otro reto superado. 


Esa del gorro rosa soy yo. Sufriendo.