Yo soy de las que piensan que Murcia luce más y mejor en invierno que en verano. Hay un déficit importante en esta Región para potenciar el turismo nacional, interno, durante los meses que no son verano puro y duro, muy duro.
El turismo de esas personas que visitan el Mar Menor en verano, para las que los 40 grados a la sombra no son impedimento, ni la aglomeración un estorbo, ni las medusas un asco que les impidan bañarse en un agua que a pesar de ser caldo de sopa habrá quién meta la punta del pie y diga eso de ¡Uahaaa está fresquita!, para mi gusto personal, es el peor reclamo de esta tierra.
En invierno Murcia es lujo.
Este sábado, como casi todos, no teníamos planes. Sólo era seguro que yo tenía que conducir y que debíamos hacer una reserva para Semana Santa en uno de nuestros restaurantes favoritos de Lopagán, el Club naútico, antiguo El hijo del Rubio. No queríamos comer allí así que miré las ofertas del Oferplan. Oferplan es el Letbonus, el Groupon de la Región de Murcia. Ofertas de todo tipo: ocio, restaurantes, belleza...que empezó sacando en forma de cupones el periódico la Verdad de Murcia y a las que ahora se accede digitalmente. Nunca habíamos comprado ningún cupón, aunque suelo mirarlos a menudo pero me lo pienso demasiado, desconfío un poco y luego lo dejo en el olvido. Este sábado nos llamó la atención una oferta de menú, con caldero (arroz típico murciano [somos muy de arroz, sí]) por 14 euros por persona en el restaurante Porto Chico, en el puerto de San Pedro del Pinatar.
Nosotros tenemos una historia muy chula con este restaurante pues es al que me llevó a comer El Murciano cuando yo vine por primera vez a Murcia y nos conocimos en persona tras un tiempo de vida virtual. Así que el recuerdo del lugar era inmejorable. Pero teníamos también una espinita clavada ya que hace unos años estaban unos amigos de Perripueblo por la zona, de vacaciones, quedamos con ellos, fuimos a comer aquí y fue un desastre de los de tierra trágame. Mala comida, mal servicio y caro de carísimo. El restaurante, que debió tener su época dorada, entró en barrena y parece ser que ya no era lo que fue. Cambió de dueños o gerentes...en fin, que posiblemente no supo pasar de ser un lugar de cierto postín a amoldarse a unas circunstancias económicas de una población en crisis. Y ahí quedo. Nosotros lo teníamos en nuestra lista negra, a pesar de nuestro recuerdo sentimental. Pero el sábado decidimos darle una oportunidad, total por 14 euros de menú, más lo que seguramente nosotros añadiríamos en bebida (sólo entraba una), merecía la pena. Y sin más preámbulos confirmo que fue un acierto.
Merece la pena ir por ese precio. El caldero estaba estupendo. Y no es fácil convencer al Murciano con cualquier arroz. Es, incluso a veces, un auténtico tocapelotas del arroz. De hecho al verlo de primeras, servido en otras mesas, puso cara de no sé, no sé...Pero luego le encantó. Como dijo, íbamos con mucho escepticismo de lo que nos íbamos a encontrar y nos fuimos encantados. El resto de platos del menú son un hojaldre de setas y una ensalada. Ambos, sin tener nada especial, muy ricos, sobre todo la ensalada. El pan, bueno. ¡Ah! es que a a nosotros nos gusta fijarnos en la calidad del pan, dice mucho el pan. Y el ajo para acompañar el arroz, según mi chico, un poco potente, no apto para paladares o estómagos finos, como el caso del mío.
En Murcia se acompaña el caldero con alioli, aquí llamado ajo. El Murciano ha exportado esta costumbre a Perritierra, pero yo he dejado de tomar así el arroz, no porque no esté rico, rico, sino porque mi estómago lo sufre y mi aliento también. Me paso horas hasta que elimino totalmente esa sensación ajil de la boca. No me compensa.
Nosotros al final engrosamos un pelín la cuenta, no nos resistimos a pedirnos una ración de 100 gr de quisquilla, por cierto fresca, gordita, muy bien cocida y sabrosa, más nuestra botella de vino blanco y el postre. Con lo que terminamos sumando 25 euros más. Pero con el cupón de oferplan: el hojaldre, la ensalada, el caldero y los dos trozos de mujol (el pescado del que se saca el caldo para el arroz) y el café más una bebida, os aseguro que os quedaréis más que satisfechos. De caldero nos dio para repetir, lo hicimos más por gula que por hambre, pero repetimos.
Merece la pena por varias razones:
La principal porque está muy rico, bien cocinado y la materia prima es buena.
El servicio es muy correcto. Atentos y diligentes. Nos encantó el detalle de que saliera el cocinero a saludar a cada una de las mesas y preguntar qué nos había parecido.
El lugar, en un restaurante en pleno puerto, con los amplios ventanales a través de los que ves los barcos, el mar, el cielo azul murciano. Es un lugar luminoso, alegre, limpio, agradable. Y bonito. Por poner alguna pega simplemente diría que quizá la música ambiente podría estar un pelín más baja, pero vamos que eso por poner algún pero.
Yo llamé antes de comprar el cupón, para asegurarme de que me lo cogerían ese mismo día. No tuve ningún problema, me cogieron reserva y luego me compré el cupón. Has de llevarlo impreso, aunque si no puedes imprimirlo pregúntales al hacer la reserva, porque quizá con las claves te valga.
Si no queréis a comer, también tienen bar, con su barra y mesas o terraza, para tomar el aperitivo o comer más informalmente, por 7 euros una ración de quisquilla cocida, por ejemplo.
Vista del restaurante desde fuera |
Tras la comida nos fuimos a tomar una copita en el que ya es nuestro lugar fetiche del Mar Menor. El Tela Beach, en Lopagán. Dsifrutar de unas vistas del Mar Menor como éstas, mientras te comas una copa o lo que más te apetezca, para mí es un lujazo. Y lo que vengo diciendo, lo mejor de Murcia no está en el verano.
Vistas del Mar Menor en diciembre. |
Estas fotos son de diciembre, desde el Tela. No me digáis que no apetece.
Acabamos la tarde en otro de los lugares que más nos gustan, The Corner, en San Pedro del Pinatar, pero en realidad en la Torre de la Horadada. Un pub en el que disfrutar de unas cervezas con una de la mejor música que últimamente yo he escuchado en ningún local. Por la tarde las cervezas y por la noche para bailar de verdad, con ganas, o para quedarte pillado viendo los vídeos musicales de esos temas que todos reconocemos, pop rock de los 70, 80, 90...¡genial la selección del Corner! Es un pub que ya tiene muchísima solera y no es ningún descubrimiento. Durante todo el año realizan conciertos de grupos, generalmente tributos, los martes y jueves. Para nosotros es un sitio imprescindible tanto en verano como en invierno. No tiene las vistas del Tela, pero la música merece la pena.
Por cierto, lo de conducir al final fue un fracaso. Ya escribiré sobre ello, pero una elección desacertada de zapatos y pantalones ajustados, fue el detonante de una conducción tan estresante que acabó saliéndome una calentura en la boca. :(
Hola, tiene un pinta estupenda; a mí también me da palo lo de los cupones; siempre creo que me van a timar (je, je). Vivir cerca de esas vistas no tiene precio...
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