Yo no sé si me estoy volviendo lerda o qué. Ultimamente veo, leo, escucho la actualidad y lo que yo interpreto parece que no tiene nada que ver con lo que en realidad es.
Por ejemplo me pasa con la política. Yo veo que Podemos ha adoptado la forma de casta rancia, que todo eso de las discrepancias en el seno del partido que son muy bien recibidas no significa nada más que...Serán muy bien recibidas pero si piensas diferente te puedes ir a la mierda. No sé, que digo yo, que lo de recibir bien las discrepancias está relacionado con dialogar, ¡qué dialogar! esta sobrevalorada esta maldita palabra que nos hace a todos controladores de ira perfectos, ¡discutir coño! debatir, intentar convencer al de enfrente de que tu postura es la mejor, o dejarte vencer y ser convencido. Pero no, en Podemos, al igual que en el resto de partidos de los que ellos tanto se diferencian, las discrepancias con el "jefe" se pagan con irse fuera. Callar. Acatar. No molestar. Don`t disturb y mucho menos ahora.
Eso es lo que yo entiendo. Y nada "de...de...discrepancias dentro del seno que son...que son...muy normales y bien recibidas pero que...que...hay una pérdida de confianza y eso...eso que" dice la señorita Irene Montero, la cual debería escucharse de vez en cuando y ya que es portavoz intentar corregir esa manía, muletilla de repetir palabras que personalmente me saca de quicio.
El miércoles estuvo Bibiana Fernández (Bibi Andersen de mi infancia) en el programa de Bertín y estuve un ratito sufriéndola, ¡uff! que a mi esta mujer me gusta y me cae bien, pero es insufrible escucharle hablar un rato seguido. Es una ametralladora de la palabra. Yo creo que ni respiraba, y entra la rapidez, los aspavientos y luego todo ese discurso metafórico alegórico acerca de la transexualidad que se cascó, comparándose con un inmigrante y con un refugiado, que era ininteligible. Sin embargo al mirar en twitter había mucha gente, la mayoría, alabando su sinceridad, su transparencia, su claridad...¿? Pues yo creo que, como siempre que la oído, fue más bien esquiva. ¿Hablo de la transexualidad? Pues si sabes que lo es, sí. Pero si alguien que no tiene ni idea de quién es esta mujer la escuchó, no creo que se enterase de qué hablaba. Nunca me ha parecido Bibiana una mujer que sea ejemplo o icono en esto de la transexualidad, me refiero a ahora, actualmente. Me dijeron en twitter que en su momento lo fue, y entonces, años 70-80, decir esto era un mundo. También pienso que quizá ella no quiera pasarse la vida con el rollo de si antes era hombre, pero es que por otro lado pienso que la transexualidad es algo que se considera un desajuste genético, biológico y no una desviación sexual, hace menos de una década y en este caso y en un programa como el de ayer, yo esperaba de ella un poner las tetas encima de la mesa y hablar alto y claro. Decir cómo lo hizo ella en esos años tan difíciles, cómo se dio cuenta, qué sentía, qué piensa ahora, cómo se podría ayudar hoy en día a personas en esa situación, cómo han cambiado las cosas de entonces a hoy, qué ha mejorado, qué falta por superar... No sé, algo más que "yo me fui de casa a los 13 años para poder ser la mujer que soy hoy" que es algo que puede decir hasta una monja de clausura. Ella es un icono y como tal creo que su apoyo y su experiencia suponen una ayuda inestimable. Que no dudo que lo pudo ser en los 70-80, me dicen que sí y tengo que creerlo. Ser transparente y no tener complejo es ser como Paco León, que de repente soltó aquello de: tenía novio yo, no ella. Y se quedó tan ancho. Eso es ser transparente. No todo el mundo es capaz de ser así, lo entiendo y lo respeto, yo misma no lo soy, pero me fastidia que le demos a alguien el premio a la transparencia cuando la opacidad es manifiesta.
Dice Rajoy, ese gran hombre al que tuve la suerte de encontrarme cara a cara hace pocas semanas en un calle de Murcia, que él no tenía ni idea de lo que ocurría en Valencia. Y aquí, mi amigo exvotante del PP, o incluso votante en según que elecciones, le replica en la lejanía que por esa razón no puede ser presidente de nada, ni de la comunidad de vecinos: porque no se entera de nada, porque es, y esto lo dice otro, no yo, bobo, (a mí bobo se me queda corto e indecente también). Y digo yo, que lo de no enterarse no se lo cree ni Rita, porque lo de Valencia lo sabe hasta mi abuela que lleva enterrada ya casi 40 años. Que para lo de Valencia no hace falta ser muy listo. Pero vale, que si Rajoy no se enteraba de nada, entonces lo doy por tonto, como él mismo hace, claro. Yo es que no soy de considerar buena persona a alguien que está en la inopia. Para mí ser buena persona es otra cosa.
Resulta que ahora hay como una moda de hablar de viajes y descalificar los lugares a los que siempre se ha ido, quiero decir, un postureo viajil que no sé de dónde sale, que parece que si vas a París y visitas la Torre Eiffel eres tonto de capirote y que si no visitas la banlieue (la periferia, el suburbio) de París, te pierdes lo mejor. De manera que te vas a hacer un viaje, por ejemplo a Japón, y no te salen más que experiencias de gente que ha ido en busca de lo notípico, de la esencia, del no sé qué japonés como si Japón no fuera ya suficientemente exótico y diferente en sí mismo y en todo su centro.
Tampoco me cae simpático Carlos Herrera, al que no comprendo en su acento, ora ceceo, ora seseo, ora mezclo seseo con ceceo, ora hablo "fino"...Y he observado que cuando quiere parecer "gracioso" es cuando le da al acento andaluztomezclau, pero cuando se pone serio se pasa a castellano casi de Bilbao. Me de algo de repelús este señor, por lo que le intuyo de "soy un pibón maduro" y por el " a mí ya nadie me dice lo que tengo qué hacer" y lo bien que me llego a caer este hombre.
Y por último acabo con una de libros. Tras leer muchas y buenas críticas acerca de la narrativa de Maxim Huerta, decidí quitrarme prejuicios y lanzarme a leer algo suyo. Me decanté por La noche soñada, por aquello de que obtuvo un premio, el Primavera de Novela, que no sé quién lo otorga. Leas donde leas esta novela a la gente le ha parecido estupenda. Bueno, pues yo que no estoy por encima del bien y del mal en lecturas, ni mucho menos, no la he podido soportar. Ayer decidí que dejaba de leerla, que es aburrida, aburridísma, que se pasa en tiempo dando vueltas sobre la misma idea, no avanza nada. intuyo que todo en aras de saber si al final fue Justo el que mató o no a su padre, cosa que deja de interesarte en enseguida. Es una pesadez. Estuve incluso leyendo así por encima capítulos, para ver si la cosa se ponía mejor y nada. Igual pasé unas 100 páginas y era capaz de seguir el hilo. No falla la prosa, que no la tiene mala Maxim, escribe bien y no es un escritor plano. Pero creo que precisamente se pierde en el ornamento. Mucho circunloquio, mucha paja para no decir nada. Esta novela es un relato al que han tenido que añadir relleno, cual pavo, e igual que un pavo me ha resultado seca y difícil de tragar.
Pero ya digo que en todo esto yo leo y miro alrededor y veo que voy a contracorriente, o sea que igual soy yo que no acierto a interpretar la realidad. Nunca se sabe.
A veces lo de ir contracorriente es una muy buena señal.
ResponderEliminarYo tengo un mosqueo con lo de Podemos que no veas. Esto ha sido un "por mis huevos toreros" de Pablo Iglesias, de libro vamos. Lo que no me cuadra es que haya metido a Echenique en su puesto, porque ese no baila a su son, precisamente, yo qué sé.
Lo de Bibiana no lo vi, la verdad.
Y el postureo viajeril... VengaHombrePorFavor. Si yo voy a París visitaré la Torre Eiffel, y si soy tonta de capirote, pues muy bien, mira tú...
En fin.
¡Besos!