Objetivo Profesional 2. La terrible sensación de fracaso.

Estoy participando en un proyecto de empleo en el que me siento tan bien como mal. Bien porque el contacto con gente me hace sentir renovada, bien porque sigo teniendo feeling con las personas, porque les ayudo, porque sigo sacando sonrisas y porque me dicen cosas que me suben mucho la autoestima. Mal porque me genera ansiedad no estar en la cumbre de mi vida profesional, mal porque no estoy ganándome la vida con holgura en un trabajo que sea tan genial que ir a trabajar me mole, mal porque cada día mi envidia por quienes logran eso que yo no tengo aumenta, algo que  me hace compadecerme y al mismo tiempo me rechazo en ese sentimiento.

En el proyecto de empleo me he dado cuenta de que soy, posiblemente, una de las personas que mejores habilidades, cualificación, experiencia y formación tenga. Y soy posiblemente también, la que menos cosas, digamos materiales, ha logrado en su vida. Mil veces hemos hablado por aquí de que la vida no es cómo la vive la mayoría. Que tener casa, coche, hijos, vacaciones y dinero de sobra en tu cuenta corriente  no es necesariamente a lo que hay que aspirar. Es cierto. Y así lo creo. Pero es que no son esas cosas materiales las que anhelo en mi vida (algunas las tengo, pero no por mí, sino por mi marido). Lo que deseo y no tengo y creo que debería tenerlo ¡ya! es un trabajo, una ocupación que me de individualidad, libertad, que me permita vivir por mí misma, que me de seguridad y al mismo tiempo sintonice con  mis valores como persona. No hablo de un trabajo que aborrezca, por mucho sueldo que ganara. Hablo de un trabajo en el que desarrollarme y sentirme muy, muy, muy a gusto. Eso, considero, que a los 43 años que tengo, debería haberlo logrado. Y no lo he hecho. Me machaco constantemente con mi vida pasada. Me machaco porque no me permito haber perdido el tiempo, porque me fastidia no haber sido inteligente, haberme conformado, porque creo que yo podría ser mucho  más de lo que soy y no lo he logrado y todavía no sé por qué. Me tortura eso. Me tortura pensar que he vivido mi vida más pendiente de lo que se esperaba de mí que de lo que yo quería de mí. Y la verdad, al final para decepcionar a unos y otros. 

No nos engañemos, la edad juega en nuestra contra. Es muy romántico eso de que se puede volver a empezar y tal, pero es duro y en ocasiones (más de las que pensamos porque lo cierto es que la gente no cuenta sus fracasos, yo misma hablo de esto por aquí pero en persona no le he dicho a casi nadie que me siento así) estéril, inútil. A los 30 años todavía tienes margen de maniobra si algo no sale bien. De hecho mi cambio lo empecé a los 36 y por supuesto entonces no imaginé, ni de casualidad, que a los 43 seguiría desempleada. Pero aquí estoy. Y la verdad, sin mucha esperanza de cambiar este estado. Y la verdad es que en este caso, mi objetivo profesional sí ha estado muy bien definido, pero muchos factores externos que no puedo controlar han jugado en mi contra: 5 años sin convocarse oposiciones, recortes salvajes en educación que me han impedido dar clases de interina, una última oposición demasiado exigente...siguen los recortes. ¿Debo seguir empeñada en esto viviendo en Murcia? 

Tal vez lo peligroso de la sensación de fracaso, para mí al menos sea que me hunde, que me hace sentirme insegura, inútil, demasiado común: nadie me necesita en un trabajo porque no tengo nada especial que ofrecer; entro en un círculo vicioso de: aumentar formación - sentirme fracasada -aumentar formación inútil - sentir que me equivoco de nuevo - pensar si cambio de rumbo - sentir que me equivoco si lo hago - hundirme. El sentirse fracasada te genera cierta depresión y dependencia. Supongo que al final nos acomodamos en la zona de compadecernos y nos cuesta mucho más aceptar que somos especiales y podemos lograrlo que aceptar que los demás son mejores que nosotros y nos merecemos nuestro puesto de perdedores. 

Pero yo me niego a sentirme así. Me da igual no ser la ganadora de una carrera como esta. Me da igual no haber llegado a la cumbre de las cumbres. Me da igual no ser reconocida públicamente. Pero no me da igual mirarme al espejo, sentir que puedo aportar mucho y no saber cómo hacerlo. 

Pero...¿Cómo se busca trabajo de forma eficaz?

Para saber esto me he puesto manos a la obra y me apuntado a dos proyectos de empleo. Uno son las llamadas Lanzaderas de Empleo y otro el COIE de la Universidad. En mi caso de la de Murcia. 
De los dos os hablaré en mi siguiente entrada. 

A quienes como yo os sentís fracasados cuando miráis a vuestro alrededor solo puedo deciros algo que me digo a mí misma todas las mañanas: 

!DEJA DE PENSAR ESO!
NO ES VERDAD

(Claro que.....)

5 comentarios:

  1. Es muy difícil no sentir el peso del fracaso cuando las cosas te van mal, y desde hace tiempo, a pesar de tu empeño por salir de la situación. Es complicado, pero no desesperes, porque te estás moviendo y eso es lo importante.

    bEsos.

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    1. Espero que sea así, que en algún momento como decía Steve Jobs se conecten los puntos. Muchas gracias por esos ánimos. Besitos.

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  2. Siempre fui malísima buscando trabajo y tuve esa sensación que comentas justo antes de irme a Melilla y que todo cambiara. Fue muy poco tiempo, eso lo ví después, pero se me hizo muuuy largo y lo pasé bastante mal. Recuerdo estar en mi cama "durmiendo" y oir a mi abuela diciéndole a mi madre "con lo que prometía esta chica..." :S Fue una época horrible y no podía entender cómo me vendía tan mal. Un día hubo un clic que lo cambió todo, en mi caso, irme a Melilla a trabajar, te deseo que pronto puedas hablar de eso que lo cambió todo, no desesperes. Mucho ánimo!! Mua.

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    1. Cuando me vine a Murcia pensé que me iba a pasar eso, que todo iba a cambiar...Por eso estoy acudiendo a estos proyectos que comento, porque necesito aprender a venderme.
      Muchas gracias. Besos!!

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  3. Magistral el "Claro que..."

    Pues mira, yo nunca estuve en una Lanzadera de Empleo, pero la gente que conozco que ha estado me ha contado experiencias geniales. Espero que a ti te vaya bien. Y no eres una fracasada...pero te entiendo. Yo también he sentido eso. Pero no, no lo somos.

    Pero claro, como dices, es frustrante sentir que podrías aportar algo, y no saber cómo. Pero encontrarás la manera, seguro.


    ¡Besos y un abrazo enorme!

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